lunes, 6 de septiembre de 2010

FALLEN ANGEL CAPITULO 9


¡Capítulo 9 listo! Después de una semana, aquí otro capítulo de esta trepidante historia que cada vez me gusta más como está quedando. Este capitulo va dedicado a Bill y a Dai, ¡que ya era hora! Personalmente me gusta este capitulo, ha sido un poco difícil de escribir, expresar esos sentimientos, ese entusiasmo de Bill, la negatividad de Dai que contrarresta con toda la personalidad de Bill. Son personas bien diferentes y adoptar sus facetas a la hora de escribir no es nada fácil. Pero aquí está. Ahora una mala noticia… Sintiéndolo muchísimo, la semana que viene no podré escribir el siguiente capítulo. Os explico el motivo. Resulta que el jueves 9 de septiembre comienzan las pruebas de acceso a la universidad, y abarcan tres días: jueves 9, viernes 10 y lunes 13. Como espero que entendáis quiero ir preparada para aprobar y así comenzar a estudiar mi carrera favorita. Puede que escriba todas las noches un poco para despejarme pues ahora es lo único que me hace olvidarme de todo ya que sigo sin Internet y aún no puedo hablar con vosotras – y en especial mi queridísima geme que me alegra todas y cada una de las noches con nuestra locuras, te extraño, vida – pero no puedo asegurar que termine el capitulo. La presión en la que me voy a encontrar quita las ganas de escribir a cualquiera. Por eso, sintiéndolo muchísimo, pues escribir esta historia es magnífico para mí, porque cada domingo mi efusividad aumenta al saber que van a leer lo que he estado una semana escribiendo; debo decir: Nos vemos en dos semanas. Espero que estén bien… Y que sean felices hasta entonces. Aquí el siguiente capítulo que, por la razón explicada arriba, he escrito mucho más extenso, para que lo disfrutéis. Gracias por todo. ^_^















Capítulo 9

By Bill

Habían pasado tres días desde que me enteré del paradero de mi hermano, de saber toda la verdad que mi madre se había esforzado tanto en ocultar, en guardar solo para ella, en un claro movimiento egoísta - ¿había salido yo a mi madre entonces por eso? Ash, Bill, olvida eso ahora, tienes cosas mejores que hacer…- Y ahora caminaba de nuevo a la Universidad, con los libros a cuestas, pensando en alguna táctica para fugarme las dos últimas clases e ir a los barrios bajos. Era un absoluto peligro visitar aquellas calles pero debía hacerlo. El primer paso era conocer a mi padre, ok, conocer exactamente no, porque ya lo conocía desde que nací, mejor diría: reencontrarme con mi padre. Ok, eso suena mucho mejor. Bien, estaba pensando en alguna estratagema para librarme de las últimas clases para ir a visitar a mi padre. Había pasado todo el resto del fin de semana leyendo las cartas que le mandaba mi padre a mi madre desde el divorcio, semana tras semana, mes tras mes, contándole todo acerca de la vida de Tom, el primer día en el nuevo colegio, alguna travesura, pasaba rápidamente de cosas que haría cualquier niño de su edad a un comportamiento de un adulto. Vi claramente que mi hermano había cambiado muchísimo en aquellas calles, supe que había madurado mucho antes que yo, que mientras yo estaba corriendo delante de los críos de mi clase y peleando con Jeremy, él estaba metido en alguna pelea callejera, en la que sobrevivir era el principal objetivo. Por supuesto, esas cosas no estaban escritas en ninguna de las cartas, estaba seguro que papá no se atrevía a contarle aquello a mi madre por miedo a que fuera a por él y se lo llevase. Era lo único que tenía, lo único que quería… Por supuesto, todo esto no son más que especulaciones. No sé con exactitud qué pensaría mi padre de Tom, no sé si de verdad no quería que mi madre se lo trajera de vuelta a casa, no sé nada sobre el tema de la relación que tenían como padre e hijo y si realmente la tenían; pero me ponía en su lugar, a mi tampoco me gustaría que me quitaran a un hijo, aunque tal vez me equivocara con él, puesto que él se olvidó de la otra mitad del pack, o sea, aquí en persona. Evité juzgarlo, debía hacerlo si quería llevarme bien con él, porque eso me llevaría un paso más cerca de mi hermano y también a iniciar algún tipo de relación con mi propio padre, olvidando el pasado, empezando de nuevo. ¿Y por qué ese capricho repentino de ir a visita a los barrios bajos? Gracias a las cartas, tenía la dirección de mi padre en el dorso del sobre, como el remitente. Nombre completo, dirección, número de la casa. Todo. No tenía pérdida. Y era el primer paso que debía dar para conocer el paradero de Tom. Según me contó mi madre al ver que la última de las cartas tenía fecha de hace dos años, poco después de la fecha de nuestro decimoctavo cumpleaños, Tom se había ido de casa y no había vuelto. Mi padre suponía que estaba viviendo con una tal Daiana, según me contó mamá, que era amiga suya desde que se habían mudado allí, puede que algo más que eso aunque nunca confirmado, y no había dado señales de vida desde entonces. Por el barrio se siguen comentando peleas en bares, algo del manejo de droga, y ciertas cosas, y por eso, papá sabía que seguía vivo, aunque, a veces, las fuentes eran tan poco fiables como que los extraterrestres invadieran la Tierra esa misma noche. En fin… Ahora empezaba a entender un poco más a mamá, el miedo y la conmoción que sintió al ver a su hijo en el hospital, saber que lo tenía a solo unos centímetros de distancia y le era imposible correr a abrazarlo por que no sabía la reacción que obtendría de él… Un momento, ¿sería tan capullo de apartar a su propia madre? Bueno, si una desconocida me abrazara así por que sí pues la verdad es que también la apartaría, con amabilidad pero lo haría, sonreiría y le diría algo como “Creo que se ha equivocado de persona” pero recordando aquella malévola mirada y aquella sarcástica sonrisa supe que él sí la atacaría. Pobre mamá… y pobre de mí. Porque… ¿qué pasaría cuando nos encontráramos?

-¡Hey, Bill! – alguien me llamó a mis espaldas haciendo que perdiera el hilo de mis propios pensamientos. Me giré para descubrir a mi mejor amigo con su brazo escayolado. No habíamos vuelto a hablar desde el sábado por la mañana que lo llamé para preguntarle cómo estaba y comunicarle que había recuperado el teléfono. Ni siquiera había ido a su casa para devolvérselo sabiendo que ahora no podía conducir bien. Mi plan para reunirme con el resto de la familia me había mantenido demasiado ocupado.
-Hey… - saludé- ¿Qué tal el brazo? – me interesé con una sonrisa. Él se encogió de hombros después de mirar la escayola. – Es una absoluta mierda – adiviné
-No sabes cuanto… - meneó la cabeza en ambas direcciones, completamente resignado.

Me dispuse de nuevo a caminar hacia la entrada de la universidad acompañado de Gus. No hablemos mucho, realmente no sé como lo hacía pero siempre era yo el que hablaba, no me molestaba, me encantaba hablar, hablaba por los codos, por cualquier cosa y sé que, algún día, mi enorme bocaza me metería en un enorme lío, pero sinceramente me daba igual. En cambio, él me dejaba hablar, casi nunca me interrumpía, y eso, a veces me ponía de los nervios, porque ahí no solo era yo, me gustaría que me contara cosas sin tener que preguntar yo primero. Aunque, a decir verdad, yo estaba deseando contarle todo lo ocurrido durante ese fin de semana… Bien, vale, no todo. No pensaba decirle el encuentro con aquella chica de melena bicolor en la habitación del hospital, lo reservaba para mi propia locura, que ya era mucha. Porque esa era otra, por mucho que me enfrascara en las cartas de mi padre a mi madre, por mucho que me distrajera mirando las fotos que le enviaba, por mucho que me pusiera a pensar en las cosas que me contaba mi madre acerca de Tom, siempre había un hueco para aquella chica. ¿Por qué? Suelo hacerme a menudo esa pregunta. Sin duda se había colado en mi mente, sin avisar y sin ningún remedio, pasaba las horas muertas mirando el dibujo que tanto me había costado hacer y que tan celosamente guardaba en el fondo del cajón de mi escritorio. Seguía sin explicarme como por tan solo un encuentro fugaz en el que ni siquiera me había dicho ni su nombre, ni qué hacía allí, un momento en el que había tenido que abandonar mi adorado colgante por recuperar el móvil de mi mejor amigo; ella seguía en mi pensamiento, cómo después de tres días ella seguía ahí, en mi mente… en mi corazón. ¿Estaba siendo esto como con Brittany? No, puedo apostar que no. Con Brittany había sido todo mucho más sencillo, ni siquiera sé por qué empecé a salir con ella, ok, sí, me gustaba pero… No sentía lo que ahora siento. Esta extraña sensación en mi estómago, esta sonrisa estúpida que no se me borra de los labios cuando pienso en ella, esta patética sensación de poder volar, y esa manera inútil de evadirme del mundo con solo recordar su sonrisa, sus ojos, sus labios… Maldita sea, Bill, déjalo ya. Casi estuve a punto de abofetearme para volver a la realidad. Ella no pertenece a tu mundo, ¿y qué?, ¿qué importa eso? Ella no es como las demás,¡qué me vas a contar!¿quién, en su sano juicio cobraría una maldita cadena por un jodido favor? No me refería es eso y lo sabes… Bien, estaba hablando conmigo mismo, a decir verdad, estaba discutiendo conmigo mismo, ¿alguna prueba más antes de declararme completamente demente? Oh, sí, estaba haciendo estas cosas por una completa desconocida que no volvería a ver en la vida. ¿Y por qué no? Ash, deja eso ya, Kaulitz. Ok, ok, me centro, me centro: ir a los barrios bajos, visitar a mi padre, encontrar a Tom. Eso es lo que debo hacer, eso es en lo que debo pensar, en encontrarme con la otra parte de mi familia.

By Daiana

Martes por la mañana. Nueve y media. Ok, sería esa hora si el maldito reloj de la mesita de noche no me había vuelto a engañar porque solía hacerlo muy a menudo, ehm… Volví a olvidarme de ponerle pilas y me había vuelto a mentir. El reloj del móvil anunciaba las dos y media de la tarde. Me revolví en la cama, estaba tan oscuro que no podía ver más allá de mis narices. Mis ojos se fueron acostumbrando a la luz que provenía de la ventana del comedor. Alguien debió cerrar la de la habitación la noche anterior para evitar que la luz entrara por ella y si ese alguien no había sido yo estaba bien claro quien era. Agaché la mirada hacia mi izquierda para ver a Tom completamente dormido. Y desnudo de cintura para arriba, como siempre me lo encontraba, sin importar el frío que hiciera el tipo seguía sin utilizar una maldita camiseta para dormir. Auque pensándolo bien, tampoco hacía daño a nadie, y, a decir verdad, me alegraba la vista bien de mañana. ¿Cómo demonios se mantenía tan bien formado si prácticamente no hacía ejercicio? ¿O acorralarme cada vez que podía contra una maldita pared era ahora un deporte? Porque practicar eso si que lo hacía y se le daba rematadamente bien… Nota para mí: obligarlo a que se pusiera una puñetera camiseta para dormir antes de morir por golpe de calor. ¡La puta madre…! El muy cabrón era deseable hasta cuando dormía… Me descubrí desviando la mirada hacia abajo, sorprendiéndome con una gran tienda de campaña… Achiné la mirada, ¿por qué siempre me lo encontraba así? Ahora solo me faltaba que se pusiera a tocársela en sueños y a hacer extraños ruidos… Aaaah, hora de salir de ahí, Dai. Tan rápida como pude, y como mi brazo dañado me lo permitía, me levanté de la cama, descubriendo que no solo era él quien estaba desnudo, y recordando la noche anterior. El cabrón lo había vuelto a hacer, me estaba cobrando con sexo el haberle hecho aquella pregunta durante la sesión del baño. Que, por cierto, no había olvidado que sus manos habían estado en mi cuello y no exactamente de forma extrañamente cariñosa. Sí, él se había disculpado por hacerlo y, de alguna forma, intentaba compensarlo pero me era imposible olvidarlo. Me había hecho recordar algo que necesitaba mantener en el olvido, escondido o apartado de mi cabeza. Sí, sé que aquello no había sido su culpa y no se la echaba, pero una parte de mi, puede que la completamente irracional, lo odiaba de alguna forma. Porque, en cierta forma, me había recordado a mi padre, cuando maltrataba a mi madre, cuando me había aprisionado bajo su cuerpo… Meneé la cabeza apartando aquella estúpida idea de la cabeza, aquello no iba a volver a pasar, ahora sabía el por qué de su reacción y no pensaba volver a sacar aquel tema. Si él no quería contarme nada de su familia, o la otra parte de su familia, como quisiera llamarlo, sus razones tendría y, aunque pensaba que confiaba en mí, no iba a obligarlo, sabía que, aunque tarde, me contaría algo, puede que no todo, pero si lo haría. Confiaba ciegamente en ello.

Cogiendo algo de mi ropa interior y alguna prenda de vestir limpia salí de la habitación hacia el baño, donde me di una ducha rápida de agua caliente, me peiné el pelo y me vestí con los mismos pantalones desgastados de siempre y una camiseta vieja pero limpia. Eso ya lo dije… En fin… Me dirigí a la cocina donde encontré a mi queridísimo y preciosísimo perro, Dobby. Ok, me lo regaló mi madre después de ver la película de Harry Potter y fue el primer nombre que se me ocurrió. Lo sé, un nombre un poco estúpido para mi valiente y fiel amigo pero tenía once años y mi imaginación no llegaba tan lejos como la de los niños que pueden ver películas de ciencia ficción todas las veces que quieran y más y leer libros hasta cansarse. Mi imaginación por aquel entonces iba desapareciendo para dar paso a mi asquerosa realidad. Pero yo estaba hablando de mi perrito. Me lo regalaron hacía nueve años en el día de mi onceavo cumpleaños y, desde entonces, ha estado conmigo siempre, cuidando de mi, protegiéndome, comportándose como el gran macho alfa que era. Eso me hizo recordar el día en que definitivamente Tom se mudó al piso. La forma en que mi perro lo miraba, sacando a relucir los colmillos, gruñendo, y pegado a mí, protegiendo completamente su territorio. Tom lo miró enarcando una ceja, casi pude escuchar los pensamientos de mi mejor amigo y no pude evitar reírme al ver aquella escena. La historia había tenido menos gracia cuando el animal entró esa misma noche a mi habitación, acostumbrado como estaba a dormir conmigo, y vio a Tom sobre mí. Mi pobre amigo casi se queda sin pie y, desde entonces, siempre procuramos cerrar bien la puerta. Estaba claro que, en aquella casa, quien mandaba era el animal. Con el paso del tiempo, y viendo que el intruso no se iba, se fue acostumbrando y no lo atacaba, tampoco le gruñía pero seguía manteniéndose vigilante y posesivo con respecto a mí. Creo que Tom acabó hasta los cojones del animal, aunque nunca decía nada, y siempre lo pillaba jugando con él de forma amistosa, riendo… La suya era una relación un tanto rara, se habían acostumbrado el uno al otro solo que, en ciertas ocasiones, sobre todo cuando les salía a ambos esa estúpida posición de macho, llegaban a ponerse algo insoportables. Por lo demás, todo estaba bien.

-Hey… - lo saludé arrodillándome a su lado y acariciando su cabeza, en seguida me respondió con un ladrido, levantándose de golpe de donde estaba tumbado y sacando la lengua. Sonreí. Me encantaba pasar estos momentos con él. -¿Cómo va eso, campeón?

Obviamente sabía que no me iba a responder, pero sabía que me entendía. Cosas de pasar tanto tiempo juntos, creo. Estuve un rato jugando con él, le di de comer, puse agua en su bebedero, y después me dispuse a hacer algo de comer para mí, lavándome las manos antes. Me dirigí al pequeño frigorífico para ver que andábamos escasos de comida, aunque la provisión de cerveza era bastante alta. Si bien eso no me servía para cocinar algo. Nota para mi (II): comprar algo decente más a menudo. Sobrevivir a base de cerveza y salchichas no es recomendable. Tampoco vale la comida basura. Pues entonces íbamos apañados. Yo no era la típica ama de casa que se dedicaba a mantener su casa impecable y hacer sanas comidas y deliciosos dulces caseros. Como mucho solía poner alguna lavadora y limpiar el cuarto de baño para evitar algún tipo de infección asquerosa. Mi madre hacía años que me había enseñado a hacer las cosas de la casa, a sacar brillo a los grifos para que parecieran nuevos, a mantenerlo todo limpio y en orden, a cocinar algunos platos simples que no tenían que ser solo comida basura, y había seguido sus consejos desde su muerte… hasta el encarcelamiento de mi padre. Después solo me había dedicado a la ropa, al baño y a la comida simple y no saludable. No encontré nada comestible así que desistí la idea de ponerme a indagar. Tenía que encontrar algún negocio pronto con el que sacar dinero rápido y hacer una buena compra, mientras seguiría comiendo lo primero que pillara y que se pudiera ingerir sin sufrir una intoxicación. Revisé mis bolsillos por si encontraba alguna moneda con la que pagar alguna porción de pizza o una hamburguesa y… ¡Bingo! Ahí estaban cinco euros que creía olvidados. Fui junto a mi perro poniéndole la cadena.

-Vamos, amigo, es nuestro día de suerte.

Sonreí al ver que él volvía a levantarse y ladraba alegremente corriendo hacia la puerta, el pobre estaba deseando salir a estirar las piernas. Cogí mi amplia chaqueta, las llaves y salí por la puerta de casa cerrando tras nosotros con llave.

By Bill

Librarse de las últimas dos clases era fácil en la universidad, aquí no había profesores vigilándote todo el tiempo y tenías total libertad de entrar a clase, ir a la cafetería, ir a la biblioteca o, mejor, no presentarte en todo el día. Aquí estabas por propia voluntad y si no te apetecía ir ese día pues no ibas, aunque, claro, si luego todo lo que te habías perdido ese día entraba en el examen final ibas jodido. Por suerte, tenía conocidos en esas dos clases que podían pasarme los apuntes si se los pedía. Así que, cerca de las doce del mediodía, salí de aquel recinto sin mirar atrás, me dirigí a casa, dejé los libros en mi habitación, cogí uno de los sobres de las cartas de mi padre donde estaba escrita la dirección de su casa y volví a salir a la puerta. Había corrido a la parada de autobús que había tomado el sábado por la mañana para ir al hospital porque sabía que me dejaba cerca de los barrios bajos pero no sabía qué dirección tomar. Por si acaso, llevaba un mapa de la ciudad conmigo porque imaginaba que, aunque preguntara amablemente a alguien, me iban a cobrar por ello y no estaba dispuesto a seguir dejando mis pertenencias a gente que ni siquiera había visto en mi vida y que no volvería a ver. Había aprendido la lección de la rubia. No, no, no, olvídate de la rubia ya. Céntrate, Bill. Eso es lo que debería hacer, centrarme de una vez, era imposible que con solo haberla visto una sola vez invadiera mi mente de la forma en que lo hacía cuando me encontraba solo, cuando intentaba estudiar, cuando me quedaba pensativo trazando mentalmente mi plan para encontrar a Tom… Siempre, no había ni un solo momento en que ella desapareciera completamente de mi cabeza. Y estaba empezando a cansarme, porque yo tenía que hacer mi vida, convencerme de que todo era parte de mi locura, de que jamás volvería a verla, de que ella no era para mi, de que éramos personas distintas que llevábamos vidas diferentes… Y tenía que hacerlo pronto antes de que, por culpa de mis pensamientos, pasaran cosas que no querría ni en mis sueños más atemorizantes como suspender el maldito curso en la universidad por estar pensando en aquellos enormes ojos verdes cuando mi cabeza tendría que estar memorizando lo escrito en los libros, o peor, que me atropellara un coche como el que… ¡Aaaah, como el que venía directo hacía mí en ese mismo instante! Tan rápido como pude aceleré mi paso hacia un lugar seguro que, gracias a mis largas piernas, alcancé con facilidad. Recordé donde me encontraba, en el lugar en el que yo mismo me había metido por propia voluntad por muy insensato que pueda parecer. Me había metido en la boca del lobo, en lo totalmente desconocido arriesgándome por una ilusión, pero, ¿había algo de malo en querer recuperar a mi otra mitad? Sabía que podía no conseguirlo, era consciente de que él podría rechazarme en cuanto supiera quien soy, puede que ni siquiera me dejara acercarme a él, pero, en el fondo, la satisfacción de intentarlo quedaba dentro de mí. Si no quería conocerme, bien, él se lo perdía, si me ignoraba, ok, puedo vivir con eso, si me odiaba, ¿uno más a la larga lista? Como veis, no tengo nada que perder y sí mucho que ganar.

Bill, céntrate joder, recuerda donde estás. Cierto, a veces mi mente podía tener un poco de razón y debía darle ese mérito. Miré en todas las direcciones para encontrarme no más que unas calles desiertas, llenas de asquerosa basura esparcida por el suelo, agujas usadas, jeringuillas rotas, algún condón también usado, ¿por aquí no pasaban los barrenderos o qué? Porque estaba claro que la limpieza por aquellas calles no existía. Y no solo en el asfalto desgastado, sino también se notaba en el ambiente, aquella era una zona gris, completamente apagada, envejecida, completamente olvidado. Mientras caminaba por la acera buscando algún cartel que me anunciara en qué calle me encontraba miré a mi alrededor. Descubrí a un grupo de chicos de tal vez de unos doce o trece años en una de las esquinas que, al pasar junto a ellos, me ofrecieron algunos gramos de coca por algún dinero. Pero, ¿qué demonios? ¿Qué hacían esos enanos vendiendo droga en la calle cuando deberían estar en el colegio? Y no solo fue eso lo que me encontré, niñas de la misma edad de los chicos de la esquina, se ofrecían en las calles en bandeja por algo de dinero con el que comprar algo de comer. Oh, Dios mío… Así que esta es la situación que vivían allí. ¿Cómo demonios habían llegado a esto? ¿Dónde quedaba la autoridad, el orden, la ética? Entonces me di cuenta de la enorme venda que tapaba mis ojos, la que me alejaba de la realidad, la que me impedía verla y ser consciente de ella. Aquí, en estas calles, lo que importaba era la supervivencia, el luchar cada día para vivir, sin importar la manera de conseguirlo. Esos chicos lo sabían mejor que yo, llevaban en estas calles desde la cuna, estaban acostumbrados a ellos, habían sabido compaginar su vida de forma que eran conscientes de la situación. Aquellos chicos no entendían los conceptos de ley o moral, para ellos lo únicos que importaba era vivir un día más, conseguir algún dinero para sus familias, la forma de hacerlo no importaba. ¿Era justo aquello? Claro que no lo era, al menos para mis ojos, aquellos chicos necesitaban una educación, una formación para el futuro, una formación que les permitiera salvar a sus familias de aquella miseria en la que vivían. ¿No sería esa la salida más lógica? Puede, pero no la más fácil. Podía incluso apostar que las escuelas públicas de aquellas calles estaban prácticamente abandonas. Si bien no completamente pero puede que una gran parte. ¿Había sido esto lo que se había encontrado mi hermano al venir aquí con tan solo siete años de edad? ¿Había sido mi hermano como aquellos chicos, vendedor de droga, o algo peor? No quise saber la respuesta, no estaba preparado para ello, acababa de saber que seguía en la ciudad, que nunca se había ido y lo que menos quería ahora era saber su pasado, me interesaba su presente, cómo estaba ahora, cómo se ganaba la vida, dónde estaba viviendo… Y sabía a qué se debía esta negación hacia el pasado de mi hermano, porque en el fondo me sentía fatal por haber tenido todo lo que él no hubiese podido con un solo puchero. Saber que si yo quería algo solo me bastaba pedírselo a mamá y lo tenía casi al segundo y él no había podido tener nada, ni siquiera la mitad de lo que yo poseía. El sueldo de una pediatra reconocida no era el mismo que el de un camionero. Empecé a sentirme mareado, puede que fueran náuseas a causa del hedor que se apreciaba en aquellas vías, intenté convencerme a mí mismo sin conseguirlo, en el fondo sabía a qué venía aquello, la cruel y jodida realidad estaba haciéndose paso en mi cabeza destrozando aún más la imagen que había tenido estos años de mi hermano como un ser humano feliz. ¿Lo había sido realmente? ¿Lo sería? Y, ¿a qué precio? Agité la cabeza para apartar aquellos atormentadores pensamientos y concentrarme en lo que había venido a hacer, pensar en aquello solo me atormentaría más todavía y tendría que abandonar esta misión que empezaba a parecerme imposible. No había ni un mísero cartelito que me indicara donde estaba y los que había visto estaban completamente oxidados y totalmente llenos de graffitis cutres. Empezaba a desanimarme cuando a lo lejos vi a un grupo de chavales que tendrían que tener mi edad. Ok, la suerte empezaba a cambiar. Aceleré mi ritmo de forma inconsciente para preguntarles si sabían dónde se encontraba la dirección que llevaba escrita en el revés del sobre pero mis buenos pensamientos pasaron a un segundo plano cuando supe que aquellos tipos no me darían la puta dirección gratis, desgraciadamente para mí, cuando mi atrasado cerebrito se dio cuenta de esto, ya era demasiado tarde, me encontraba a solo unos pasos y ellos se habían percatado de mi presencia.

-Eh, morena, ¿qué se te ha perdido? No tienes pinta de ser de por aquí…- bromeó uno de ellos. Un momento, ¿acababa de confundirme con una tía? Pero, ¿qué cojones tenía que todo el mundo me tomaba por una chica?
-Esto… Yo… - empecé a decir pero uno de ellos me interrumpió.
-¿Cuánto mides, monada? Nunca he visto una tía tan alta… - ¡claro, gilipollas, por que soy un tío!
-Soy un… -intenté de nuevo, pero volvieron a interrumpirme. Empecé a darme cuenta de que me habían acorralado totalmente.
-Eso da igual, tío, mira el culo que tiene… - ¿Quééééé? No, no, no eso si que no…
-¡Soy un tío! – exclamé con toda la fuerza de mis pulmones. Ellos me miraron unos instantes y después estallaron a carcajadas, como si les acabara de contar el chiste más gracioso del mundo - ¡Es cierto!
-Claro, guapa, puedes ser todo lo que tú quieras…

Y antes de que pudiera darme cuenta estaba totalmente rodeado, cuatro enormes tíos acababan de cerrarme el paso, no tenía ninguna escapatoria, esta acorralado. Uno de ellos empezó a tocarme el trasero y tan rápido como pude me dí la vuelta y le solté una bofetada, lo que consiguió que sonriera de forma maliciosa y volviera al ataque pocos después acompañado de sus amigos, empecé a repartir ostias, arañazos, tirones de pelo, patadas y todo lo que pudiera hacer para evitar que aquellos cuatro diablos se siguieran acercando a mí. Pero eran cuatro contra uno y el poder estaba completamente de su parte. Entonces comencé a preguntarme por qué seguía tan jodidamente gilipollas para no pensar antes de actuar, debía haberlos evitado, pero claro, ¿cómo iba a saber yo que aquellos tipejos pensaran que fuera una chica? Aunque muchos habían sido los que se me habían acercado confundiendo mi sexo – y algunas veces también mi sexualidad – después se habían disculpado e igualmente me habían invitado a la copa que había estado bebiendo por las molestias que pudiera haberme causado sus proposiciones. Pero esta gente no era como la que yo había conocido. Estos eran brutos animales egoístas que solo pensaban en satisfacer su instinto más primitivo. ¿Significaba eso que continuarían conmigo hasta el final sin importar que fuera realmente un tío y no una de mis ingeniosas bromas? Joder… Esto se estaba poniendo feo, debía evitarlos, debía mantenerlos alejados así me pudiera el cansancio…

-Hey, chicos, no estaréis haciendo nada ilegal, ¿verdad? – una voz femenina retumbó en mi mente y me volví para ver a mi salvadora… No, no podía ser…
-Claro que no, Jefa. Solo nos divertíamos con esta chica que ha venido de visita – dijo el de mi izquierda. ¿Jefa? ¿La había llamado Jefa? ¿Qué significaba eso exactamente?
-¿Moreno? – preguntó clavando sus verdosos ojos en mí, enarcando una ceja de pura extrañeza… Bien, estaba salvado. Me había reconocido y… Un momento, no iría a dejarme aquí con estos perros sabuesos hambrientos de carne fresca, ¿verdad? – Sabéis que es un chico, ¿no? - ¡bingo! Por fin alguien que se daba cuenta. Me miraron clavando aquellos vidriosos ojos inyectados en sangre, un momento, Bill, no exageres. Ok, clavaron sus ojos en mí en una mirada de claro desprecio, me limité a asentir con la cabeza.

Uno tras otro se fueron alejando de mí hasta que quedaron plantados a más de metro y medio de distancia, saludaron a su jefa, mi estupenda chica de melena bicolor y arrolladores ojos verdes, con un movimiento de cabeza y poco después desaparecieron por entre las mugrosas calles. Solo unos segundos más tarde, la chica hizo lo mismo, comenzó a andar en dirección contraria a dónde habían ido los tipos, me fijé en que venía acompañado por un enorme perro, un labrador de color marrón tierra. Aunque no le presté demasiada atención corrí junto a ella sin parar a pensármelo dos veces y empecé a hablar como solo yo sabía hacer.

-Muchas gracias por salvarme, en realidad, habría podido defenderme yo solo, no lo parece pero soy buen luchador y…
-¿Qué haces aquí, moreno? – interrumpió mi monólogo.
-Me llamo Bill. – achiné la mirada, no me gustaba que me llamara así habiéndome puesto mi madre un nombre.
-Me gusta Moreno. Repito: ¿qué haces aquí?

Tardé en contestar. No sabía qué decirle. Me hubiera quedado todo lo que quedaba de día hablando con ella, ahora que la había encontrado de nuevo, charlar sobre todo lo que pudiera interesarle, invitarla a tomar café y conocernos mejor; por eso la idea de mentirle era algo tentadora pero mis razonamientos volvieron a la carga avisándome que si había venido aquí era por algo, la búsqueda interminable de la casa de mi padre. Se me ocurrió preguntar la dirección pensando que ella podía ayudarme, sin embargo, no me había olvidado de lo que había tenido que pagar por un favor suyo, y no, no estaba dispuesto a pagar otra vez ese precio, no iba a caer de nuevo.

-Moreno, no tengo todo el día… - comenzó a impacientarse. Me hizo gracia. No sé por qué pero me resultó gracioso. Sonreí y me arriesgué.
-Buscaba esta dirección – le tendí el papel. Mierda, Bill, volviste a caer en sus ojos, en su voz, en sus labios, en su… Joder, Bill, céntrate.
-¿Kaulitz? – preguntó como si me conociera - ¿Conoces a Jörg? – bien, conocía a mi padre, no a mí.
-Sí, ¿por qué? – pregunté, dudoso.
-¿Se puede saber qué demonios te ata a los Kaulitz? - ¿por donde empezar? Resulta que Jörg es mi padre y sí, el delincuente de Tom es mi hermano… gemelo.
-Es mi tío – mentí, no sé bien por qué lo hice – Mi madre era su hermana. - ¿tenía hermanas mi padre?
-Que extraño, Tom nunca me habló de sus tías ni sus primos ni nada…
-¿Conoces a Tom? – pregunté de inmediato
-¿Quién no conoce a Tom por aquí? En serio, moreno, si te vas a quedar por aquí, ser el primo de Tom Kaulitz te salvará la vida. - ¿qué mierda significaba eso? ¿Qué Tom era en cabecilla de toda aquella pandilla de degenerados, pervertidos, delincuentes…? – Bien, moreno, has llegado a tu destino. No estabas lejos pero ibas por mal camino. – la rubia me señaló una casa de ladrillo que… ¡que había visto hacía quince minutos y había pasado de largo! Maldita sea, ¿por qué no ponían nombres a las calles para que los visitantes nos pudiéramos orientar?
-Gracias… De nuevo.
-No me las des.
-Te pagaría pero hoy no llevo nada encima… - lo cual era parte de cierto. Ella sonrió.
-No te preocupes, se lo cobraré a tu primo. – me guiñó un ojo y sonrió. Creo que esta chica tenía algún rollo raro con mi hermano… - Hasta la próxima, moreno. – se despidió empezando a alejarse.

La vi caminar y quedé completamente embelesado observando su lento caminar, la melodía de su voz seguía resonando en mis oídos, su perfume, su risa… Todo tan típico de… Mierda, otra vez había olvidado preguntarle el nombre.

-¡Hey! – me descubrí llamándola. Ella volvió la cabeza - ¿Puedo saber tu nombre? – ella rió a carcajadas antes de contestar.
-Daiana. – respondió simplemente antes de girarse de nuevo y seguir caminando.

Me gustaba, me encantaba, me enamoré de su nombre desde el primer momento en que lo había escuchado de sus labios… Un momento, ¿ése no era el nombre de la chica que supuestamente vivía con mi hermano? ¿Qué demonios significaba eso? ¿Daiana era la novia de mi propio hermano? ¿La mujer que yo amaba desde que la había visto por primera vez? Genial, Bill, sencillamente genial… Ahora, ¿qué vas a hacer?

6 comentarios:

  1. Dios... ¿acaso puede haber algo mejor que esta novela? NO. Mi geme hoy si que me dejaste sin habla, quiero escribir pero sinceramente no se que decir, en este momento estoy en una nube. Felicitaciones mi vida, este capítulo es hermoso, me enamore. No lo puedo creer, por fin, Bill y Dai se volvieron a encontrar, que amor. Pobrecito Bill que casi me lo violan jaja, pero si lo pensas... ¿quién no lo haría? (basta, aclaración: no soy yo en este momento)En fin, aiii me siento muy felíz con este capítulo. Cambiando de tema, hermosa, yo también te extraño, demasiado y me alegraron muchísimo tus palabras. Desde este lugar, muy lejano a donde estas, te deseo muchas suerte para tus exámenes, que se que los vas a hacer bien, ya que la gemela inteligente sos vos jajaja, y con esto me comienzo a despedir porque creo que ya hice un testamento y me van a odiar jaja. Un beso enorme enorme enorme mi vida, espero que estes más que bien.Mucha suerte vida. Tu hermana que te ama mucho mucho mucho, Dai.

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  2. Valla, esta muy pero muy bueno creo que me quedo corta de verdad escribes de maravilla, y la historia esta genial.

    Mucha Suerte en la pruebas y de nuevo te digo eres genial

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  3. Amanditaaaaaaaaa!!! deseo con todo el corazon que pases tu examen y puedas estudiar lo que quieres ^^ de vdd espero y se que lo lograras :D y como siempre genial capitulo Bill va por buen camino al menos eso creo! bueno me encanto como siemrpe te mando saludos y un fuerte abrazo suerteeee byebye !!!

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  4. hallO amandaa!!! =) waaaaaaaaaaaaaaaa!!! stoi tan emociionadaa heee vueltO lamento dejar dee leer perO zqee entree a la escuelaa ii mii tiempo se acabO =( pero noo sabes todos loz dias mm acordabaa dee tu fiiC & moria de ganaz x leerlaaa!!! waaaaaaaaoo stoii impresioonadaa cadaa capiitulo staa muxo mejor deje d leer desde el 5 creo...ii mejorastee cadaa semana!! t feliiciitO!!! eres muii buenaa haciendO ztO nna!!! se t da muii bn!! =D todaviia m acuerdo i m da riisa cuandO loz vagoz esos qiisierOn abusar de Bill jajajajajaja pObresitO ya no sabia qe hacer jejeeje...m encantaa el personaje de Daiana la admiirO netaa!!! Bill ya ezta muii cerca de reencontrarse con Tom ya quiero saber qee es lo qe pazaraa!!! =O stoii tan feliz!!! wiiiiiiiii!!! aamm...leii tu coment ii t deseo muxa suertee ii qe pases tu examen con excelenciia!!! t lo merecez!! se qe eres inteligente se notaa a legüas!! pero hechale ganas tu puedes Amandaa!!! en verdad eres super!!!

    c t qiiere muxo!!!
    m dejastee piiqadaa como siiempre =S pero se t perdona solo x ser tu! jejejeje


    espero el otro capitulo con ansias!!!


    biie



    quiidate muxOh!!!


    MUXISIIMA SUERTEE!! DESDE AQI ESTOI CRUZANDO LOZ DEDOS X TI!! =)


    noz vemoz en el prox capii ii si no pz m pondre al corrientee con toooodooz los capiis de nuevO aaaa ii lo sientO x si no m da tiiempo pazar cada semana =)




    ATTE: CRIZTINA =D



    BILL KAULITZ MEIN LIEBE

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  5. wow hola lindaaa, ay que te puedo decir que sigues haciendo que me concentre en esta gran historia, que no me despegue ningun segundo jaja ps nuevamente FELICITACIONES por otro capitulo que por cierto aaaahhh se esta poniendo aun MAS interesante muyyyy pero muy interesante...rayos el moreno es genial como discutia con el mismo jajaja que gracioso =D
    Bueno Amanda otra cosa ESTUDIAAAA Y ESTUDIAAA, concentrate por ahora en tus cosas en tus cuadernos, libros tú no mas has lo que tengas que hacer...nosotras las lectoras de esta estupenda historia esperaremos no es cierto chicas? yo se que si, ps desde Perú te deseo todaaaa todaaaa la suerte del mundo ya que te quiero ver haciendo y estudiando esa carrera que mas te gusta!!! eso primero concentrate alli xD mucha suerte en todo Amandita linda hasta pronto, cuidate bastante y todas la tokitas te deseamos lo mejor tqmmmmmmm...........bye =)
    """jas"""

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  6. Amanda!!!!! genial capitulo!!!! primero que nada se que te va a ir genial, tu eres muy inteligente, y segundo wow!!!!!! ame este capitulo, me hizo reir cuando casi me atropellan a mi Bill, y me lo querian violar jajaja, concuerdo con tu geme, quien no violaria a Bill???? jajaja :P que perver nos estamos volviendo chicas, genial capitulo, corro a leer el otro para estar ya al corriente.

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