Comentario de las autoras para el primer capitulo:
Hallo mis queridas lectoras como ven aquí les traigo un nuevo fic, pero no se preocupen Fallen Angel continuará. Esta vez no lo hago sola si no que me acompaña una amiga a la que conozco desde que teníamos 3 años y de eso hace quince años. Decidimos hacer esta historia como una forma de diversión, esta fic es prácticamente un circo, tendrá sus partes bonitas, sus partes dolorosas pero lo que más abunda es el humor, con el que esperamos se rían hasta más no poder. Como a mí ya me conocéis o al menos la mayoría, aquí dejo que mi amiguita haga los honores de presentarse. Fátima…
¡Gracias, Amanda! Bien, como decía aquí mi amiga Amandita, mi nombre es Fátima y soy una de las escritoras de esta fic, junto a una de mis mejores amigas (No hagas tanto la pelota Fátima ¬¬ Cállate, Amanda) Siguiendo con mi presentación, me gustaría que supierais que soy una payasa sin remedio y que, aunque a pesar de mis 18 años, no he madurado del todo, jaja (Lo cual tiene mucha razón, interviene de nuevo Amanda, Fátima la hace callar de nuevo) En fin, espero que os lo paséis genial con esta historia tan divertida y fresca que salió de nuestras cabecitas en un momento de aburrimiento total y que no paréis de reír. Gracias por esta oportunidad y muchos besos y abrazos.
¡Muy bonito discurso, Fátima! ¿Ves como si podías? En fin, chicas, sin más demora, el primer capítulo de esta alocada historia…
Capítulo I
Sentado en el sofá en el salón de su casa de Hamburgo tomando su café matutino que lo ayudaba a mantenerse despierto durante la jornada, Bill bufó cuando llamaron a la puerta.
-¡Bill! ¡La puerta!- exclamó su hermano en alguna parte de la enorme casa. Bill resopló, ¿por qué mierda no se levantaba él?
El cantante se levantó muy a regañadientes y fue a abrir, uno de sus perros lo siguió. Él rió posando una de sus manos en el pomo de la puerta y girándolo. Fuera se encontró con sus compañeros de banda, Gustav y Georg, batería y bajo de la banda.
-¿Vosotros aquí?- se extraño. No era muy frecuente verlos por allí.
-Que poco gracioso eres, Bill- ironizó Georg
El moreno sonrió y los chicos pasaron al comedor. Bill se sentó en su preciado sillón tomando de nuevo su café. Estaban mirando la TV cuando… ¡Unas imágenes impactantes se clavaron en sus retinas! Lo que provocó que Bill escupiera el café que se había llevado a la boca y sus acompañantes quedaran con los ojos como platos y la boca abierta. La voz de un periodista anunciaba:
-“… ¡Ya están aquí! Las chicas más esperadas del momento por fin aterrizan en Alemania. El grupo español más famoso tocará mañana a las nueve de la noche por primera vez en Hamburgo. Después de una parada en Francia donde el grupo de pop-rock más internacional del panorama musical español llegaron a conseguir una acogida increíble llenando el estadio de París; las chicas aterrizan en Berlín con enormes gafas de sol, sonrientes y agradeciendo a sus fans por estar allí. Las no tan adolescentes ya estarán esta misma noche en…”
Pero los chicos no escuchaban nada de lo que el periodista seguía hablando. Sus ojos estaban clavados en las imágenes que se repetían una y otra vez en la pantalla de plasma, fotos de las chicas que habían conocido hacía cuatro años. El tiempo había pasado por ellas de forma que ya no quedaba nada de las niñas que habían sido. Bill, Gustav y Georg no podían creerse lo que estaban viendo. El cantante intentó vocalizar el nombre de su hermano pero de su boca no salió sonido alguno; se aclaró la garganta e intento de nuevo, pero nada consiguió, estaba en estado de shock sin poder dar crédito a lo que veían sus ojos.
-¡Tom, ven aquí inmediatamente!- por fin pudo articular palabra.- ¡Tienes que ver esto!
El mayor de los gemelos llegó medio adormecido y rascándose la entrepierna, a lo que su hermano hizo un gesto de asco al verlo.
-¡Tom, mira esto!- dijo Gustav, señalando la televisión- ¿No es verdaderamente increíble?
-¿El qué?- preguntó
-Lo que las noticias están emitiendo, ¿no lo ves?- dijo Bill empezando a impacientarse
-Solo veo a cuatro chicas que están muy buenas, ¿quiénes son? No me suenan…- dijo Tom
Bill abrió los ojos de par en par, no podía creer lo que estaba escuchando. ¿Realmente su hermano no las había reconocido? Esto era para preocuparse. Mientras Bill le daba vueltas a lo mismo, Tom seguía escudriñando las fotos de las cuatro jóvenes, que según él, estaban tremendas.
-¿Pero me va a decir alguien porque tanto misterio? Simplemente son cuatro chicas ya esta, muy guapas, pero ya esta- dijo Tom resoplando y sentándose junto a su hermano.
-¡Simplemente cuatro chicas!- gritó histérico Bill- no lo puedo creer, vale que hace tiempo que no las vemos pero que digas eso no te lo consiento.
-Eres patético, Bill, tampoco es para tanto- dijo su hermano quitándole importancia.
Bill iba a contestar cuando escuchó gritos que provenían de la televisión y las vio en pleno concierto, a los poco segundos emitían una foto comparando el antes y el después de las chicas: el cantante analizó la vestimenta de aquellas adolescentes que apenas contaban con dieciséis años de edad, Alice con su melena rizada y enmarañada, Lucy con el pelo castaño claro largo y lacio, Ireth con media melena también rizada y Sam con el pelo sobre los hombros, flequillo hacia al lado y mechas rojas. Las ropas que solían llevar eran las que vestían las adolescentes en aquella época, pantalones largos y acampanados, camisetas cortas, dejando entrever parte de su vientre, pulseras, cadenas, cinturones y collares. Nada como lo que ahora llevaban Bill centró la mirada en el atuendo en la foto que había al lado de la antigua. Lucy se había teñido el pelo de rubio, lo llevaba incluso más largo que la anterior, pero esta vez ondulado, con mucho volumen, un ajustado corsé negro con tiras rojas se ceñía a su cuerpo dándole una forma perfecta, a juego un tutú negro, y unos zapatos rojos. Ireth se había cortado el pelo, ahora lo llevaba sobre los hombros, y se había dado un baño de color que adornaba su melena oscura con reflejos azules. Vestía un ajustado vestido palabra de honor color negro azulado a juego con unos altos zapatos de tacón negros. Sam se había teñido el pelo completamente de rojo apagado, ¡incluso las cejas para darle más creabilidad! El pelo le había crecido y ahora lo llevaba un poco más de media espalda. Permanecía completamente liso por las zonas bajas mientras que en la superficie unos pequeños tirabuzones adornaban el peinado. Lucía pantalones cortos, medias de rejilla, calcetas hasta las rodillas, zapatos de tacón. Arriba una camiseta básica de manga corta casi tirante y alrededor de su cuello numerosas cadenas finitas. Finalmente, Alice se había alisado el pelo que ahora le llegaba a medio trasero, con algunas leves ondulaciones. Se había dejado flequillo que peinaba recto, vestía unos pantalones cortos de talle alto que le llegaban por encima de la cintura y metida por dentro de ellos una camiseta de tirantes blanca básica, a juego unos altos zapatos de tacón.
-“…Y ahí las ven, queridos espectadores, están espectaculares y como podemos ver hay un claro cambio entre antes y ahora. Y vienen pisando fuerte…”
El periodista siguió hablando pero nadie prestaba atención a lo que decía, el grupo de las Fallen Angels ya no era como antes y eso estaba claramente a la vista.
-¡Pero si son ellas!- exclamó Tom- son ellas, tíos, son ellas… Esto no puede ser, esto no puede estar pasando… Después de tanto tiempo y están aquí en Alemania… ¡Impresionante!- exclamó Tom
-¿De verdad, Tom? ¿En serio? No me digas que son ellas…. – ironizó Bill
-Si, Bill, si son ellas, mira, Avril, Krystal, Ireth y Lucy…. – seguía diciendo Tom
-Pero, ¿tú eres tonto o te entrenas? ¡Llevamos diciéndotelo media hora! – se enfadó Georg
-¿Ah, si? Pues ya lo he descubierto yo. – dijo orgulloso de sí mismo.
-No hace falta que lo preguntes, Georg, mi querido hermano nació con el cerebro derretido. – dijo Bill al tiempo que asentía con la cabeza. Tom le dio un calbotazo por haberle ofendido de esa manera.
-Tú, chitón, niña presumida- contraatacó
-¡Ja! Mira quien fue a hablar… El que se cree macho – rió el menor.
-Chicos, dejad la discusión y centrémonos en esto. Mirad. – señaló Gus.
Los chicos fijaron la mirada en la pantalla de nuevo, esta vez mostraban a las chicas bajando del avión, se veía claramente que su llegada a la capital había sido toda una revolución, miles de fans se colapsaban para recibirlas en el aeropuerto, se escuchaban sus gritos, sus llantos, sus risas, era maravilloso, sobre todo para ellas, después de haber luchado tanto para conseguir algo como esto. Todos los allí presentes habían acudido por una razón, que se llamaba Fallen Angels y sin lugar a dudas había valido la pena. Bill no pudo evitar centrar su mirada, de color de la miel, en la persona de Alice, realmente había cambiado. El atuendo de Krystal no era para nada parecido al que solía llevar antes, al igual que sus amigas, ahora vestía de forma sexy y adulta. Pero Bill no solo se fijó en su vestuario si no que todo esto reflejó su nueva personalidad. Él la conocía muy bien y por eso sabía que ya no era la niña boba e ingenua que era antes, había crecido en todos los sentidos. La muchacha, de eso estaba seguro, seguiría siendo simpática, agradable y divertida pero aún así ya no era la misma, y eso consiguió acaparar toda su atención, quería analizarla desde todos los ángulos aunque a través de una pantalla de televisión no podía hacer mucho, el joven resopló para sus adentros.
Tom, en cambio, había sentido especial atención por aquella pelirroja que destacaba entre la multitud. Escudriño la pantalla y descubrió a una Avril totalmente diferente, su forma de vestir lo dejo impactado, era… sexy. Y eso si que era raro y no solo en ella sino que se veía claramente en las otras tres chicas. Recordó como era Sam cuando la había conocido. Siempre le había gustado tal y como era, una chica con un toque macarra pero ahora era todo una mujer. Había cambiado, de eso estaba seguro, pero no sabía en que profundidad se hallaba ese cambio, ¿tanto tiempo había pasado? ¿Tanto se había perdido? Supo que aquella visita provocaría cambios pero no sabía hasta que punto podía ser de peligroso el tener a Sam a su lado, saber que la tenía tan cerca… Cerró los puños en un acto reflejo, ahora… ahora no podía hacer nada.
Gustav estuvo a punto de gritar y de preguntar al mundo que habían hecho con su pobre e indefensa Ireth, esa muchacha de ojos dulces que había conocido, definitivamente ya no era su Ireth. Gustav se había dado cuenta de que el grupo en sí había cambiado, ellas y la música, pero Ireth había dado un cambio radical. Su pelo ahora era corto y con reflejos azules y sabía como provocar a un chico, solo había que verla… Gustav se había puesto a sudar al ver esa minifalda vaquera ajustada a su esbelto cuerpo, en ese momento se daba cuenta de que no la había olvidado, por muchos años que pasaran y aunque no la viera en siglos seguiría sintiendo lo mismo. Ireth ya no era una niña ni una tonta, ahora mientras la veía bajar del avión con sus compañeras a cada lado, podía apreciar la evolución de su carrera tanto profesional como personal y de todo corazón le deseaba mucha suerte.
Georg fijó su mirada en Lucy, que decir que el tiempo había pasado por ella en todos los sentidos. Ya no era una niña, ya no tenía catorce años, seguro acababa de cumplir los dieciocho, quizá los diecinueve. Sonrió recordando cómo había sido hacia cuatro años, siempre manteniéndose al margen, observando casi nunca interfiriendo. El encuentro que habían tenido los ocho en aquella recepción de una de las revistas españolas dejó claro que ellos no le gustaban, que prácticamente los detestaba, pero no los conocía, no para juzgarlos de esa manera, por eso se tragó sus propias palabras cuando de la noche a la mañana empezó a reírse con ellos, a bromear, a compartir momentos.
Los tres estaban embobados a excepción de Georg, que seguía con la cabeza fría. En cuestión de segundos, Bill, Gustav y Tom habían armado un alboroto, cada uno hablando por su lado y a la vez, Georg no pudo aguantar más el gallinero que se había formado.
-¿Podéis callaros? – preguntó con amabilidad pero ninguno escuchó sus palabras estaba empezando a impacientarse, nadie le hacía caso - ¡Basta! – gritó con toda la fuerza de sus pulmones. Todos callaron al instante al escuchar la furia del bajista. – Muchas gracias. – suspiró – Bueno, chicos necesito que os calméis y penséis en frío porque mañana en la noche tocan aquí, deberíamos ir a verlas aunque sea de incógnito. – puntualizó
-Tienes razón, tenemos que calmarnos y pensar… - su frase quedó interrumpida por los gritos de alguien que se acercaba - ¡oh, no! – exclamó mientras agachaba la cabeza, resignado.
-¡Honey, honey! – gritaba su novia mientras abría la puerta. – No sabes lo que he visto, un vestido de Dior que es lo más de lo más…
-¡Estupendo cariño! – fingió una sonrisa. – Solo tienes que ir a la tienda y comprarlo.
-Lo sé, cielo, por eso necesito tu tarjeta de crédito. – dijo tendiendo la mano hacía Bill.
-Pero si tienes muchos vestidos en el armario sin estrenar. ¿Por qué quieres otro? – preguntó el cantante aunque ya sabía la respuesta.
-Lo se, Bill, cariño, pero es que cuando me los voy a poner ya se han pasado de moda. Tú sabes que yo soy la más fashion e ir con vestidos de la temporada pasada esta completamente out, o sea.
Bill la miró incrédulo. ¿Cómo podía estar con una chica como esa? Su novia era pija, presumida, creída, hacían falta más de dos mil adjetivos para describirla y seguro que ninguno era bueno. El muchacho no tuvo más remedio que tenderle su tarjeta para que lo dejara tranquilo. Sonriente por haber conseguido lo que quería, la rubia depositó un beso sobre los labios del moreno y rápidamente se dio la vuelta para irse antes de que éste cambiara de opinión. Cuando abrió la puerta descubrió a su gran amiga bajando las escaleras.
-¡Querida! Tú te vienes conmigo. – dijo decidida.
-Pe… - comenzó a decir la morena
-No hay peros que valga. Tom, voy a secuestrar a tu novia toda la mañana, no la eches de menos… Chaito. – ambas salieron por la puerta cerrándola tras de sí.
Todos miraron el lugar por donde se habían ido las dos muchachas agradeciendo para sus adentros el haberse quedado ellos cuatro a solas. Ahora tenían más tiempo para planear cómo ir al concierto que las chicas daban en aquella ciudad la noche siguiente, No era tarea fácil sobre todo por la existencia de una chica. Con Jasmin, la morena novia de Tom, no había ningún problema, estaba acostumbrada a las idas y las venidas de él, sabía que él tenía trabajo, y que también tenía derecho a divertirse de vez en cuando. Sin embargo, la rubia desquiciada no comprendía nada de aquello, quería estar tan pegada de Bill como fuera posible, los demás hasta juraban que se metería al baño con él si hiciera falta. Era celosa, posesiva, exasperante… Así que planearon enviarlas a ambas a un relajante SPA a las afueras de la ciudad que, aunque no era nada barato, al menos tendrían esa noche para ellos, para disfrutarla con sus amigas que acababan de encontrar después de tantos años.
Mientras, en un hotel de la capital alemana, las chicas se reunían en una misma habitación para estar juntas, compartiendo risas, opiniones, ideas… Estaban realmente emocionadas, la idea de triunfar en Europa casi les había parecido una locura meses atrás, algo casi imposible pero todo cambió cuando empezaron a cantar sus canciones en ingles, y las ventas por Francia, Portugal, Italia, Alemania… se habían disparado. Y ahora estaban disfrutando de esto todas juntas como siempre habían estado.
-¡No me lo puedo creer! – exclamó Krystal- Estamos en Alemania, en Berlín…
-¡Sí! Jamás pensé que íbamos a llegar hasta aquí – seguía diciendo Avril.
-Ya lo veis. Estamos aquí en el país germano dónde vamos a dar una mini gira.
-¡En el país de las salchichas! – rió Krystal
-Y no vamos a dejar que nada lo estropee. – sonrió Lucy.
-¡Exacto! Nada nos va a estropear lo que tantos años de trabajo y sudor nos ha costado, porque hemos trabajado mucho para llegar hasta aquí. – dijo Krystal dando saltitos.
-Chicas, ahora que me pongo a pensar… ¿Estar aquí no os hace recordar muchas cosas? Estar en Alemania, concretamente… Me lleva a cuatro años atrás cuando… - Avril iba a terminar de decirlo cuando Krystal le tapó la boca.
-Ni se te ocurra, ¿qué acabamos de decir? Nada mi nadie nos arruinará este momento. Es una estupidez ponerse a recordar. ¿Nos recordarán ellos? No y punto no hay más. – dijo convencida.
Avril calló al darse cuenta de lo que había dolido decir eso, conocía a su amiga perfectamente y sabía que ahora ya no podría dejar de pensar en eso.
-Vale, chicas, volved a sonreír y a gritar de la alegría que este momento es solo nuestro. – animó Ireth.
-Si, fuera negatividad y dentro el positivismo. – sonrió Lucy. Minutos más tarde las risas se hicieron de nuevo en el cuarto.
Hallo mis queridas lectoras como ven aquí les traigo un nuevo fic, pero no se preocupen Fallen Angel continuará. Esta vez no lo hago sola si no que me acompaña una amiga a la que conozco desde que teníamos 3 años y de eso hace quince años. Decidimos hacer esta historia como una forma de diversión, esta fic es prácticamente un circo, tendrá sus partes bonitas, sus partes dolorosas pero lo que más abunda es el humor, con el que esperamos se rían hasta más no poder. Como a mí ya me conocéis o al menos la mayoría, aquí dejo que mi amiguita haga los honores de presentarse. Fátima…
¡Gracias, Amanda! Bien, como decía aquí mi amiga Amandita, mi nombre es Fátima y soy una de las escritoras de esta fic, junto a una de mis mejores amigas (No hagas tanto la pelota Fátima ¬¬ Cállate, Amanda) Siguiendo con mi presentación, me gustaría que supierais que soy una payasa sin remedio y que, aunque a pesar de mis 18 años, no he madurado del todo, jaja (Lo cual tiene mucha razón, interviene de nuevo Amanda, Fátima la hace callar de nuevo) En fin, espero que os lo paséis genial con esta historia tan divertida y fresca que salió de nuestras cabecitas en un momento de aburrimiento total y que no paréis de reír. Gracias por esta oportunidad y muchos besos y abrazos.
¡Muy bonito discurso, Fátima! ¿Ves como si podías? En fin, chicas, sin más demora, el primer capítulo de esta alocada historia…
Capítulo I
Sentado en el sofá en el salón de su casa de Hamburgo tomando su café matutino que lo ayudaba a mantenerse despierto durante la jornada, Bill bufó cuando llamaron a la puerta.
-¡Bill! ¡La puerta!- exclamó su hermano en alguna parte de la enorme casa. Bill resopló, ¿por qué mierda no se levantaba él?
El cantante se levantó muy a regañadientes y fue a abrir, uno de sus perros lo siguió. Él rió posando una de sus manos en el pomo de la puerta y girándolo. Fuera se encontró con sus compañeros de banda, Gustav y Georg, batería y bajo de la banda.
-¿Vosotros aquí?- se extraño. No era muy frecuente verlos por allí.
-Que poco gracioso eres, Bill- ironizó Georg
El moreno sonrió y los chicos pasaron al comedor. Bill se sentó en su preciado sillón tomando de nuevo su café. Estaban mirando la TV cuando… ¡Unas imágenes impactantes se clavaron en sus retinas! Lo que provocó que Bill escupiera el café que se había llevado a la boca y sus acompañantes quedaran con los ojos como platos y la boca abierta. La voz de un periodista anunciaba:
-“… ¡Ya están aquí! Las chicas más esperadas del momento por fin aterrizan en Alemania. El grupo español más famoso tocará mañana a las nueve de la noche por primera vez en Hamburgo. Después de una parada en Francia donde el grupo de pop-rock más internacional del panorama musical español llegaron a conseguir una acogida increíble llenando el estadio de París; las chicas aterrizan en Berlín con enormes gafas de sol, sonrientes y agradeciendo a sus fans por estar allí. Las no tan adolescentes ya estarán esta misma noche en…”
Pero los chicos no escuchaban nada de lo que el periodista seguía hablando. Sus ojos estaban clavados en las imágenes que se repetían una y otra vez en la pantalla de plasma, fotos de las chicas que habían conocido hacía cuatro años. El tiempo había pasado por ellas de forma que ya no quedaba nada de las niñas que habían sido. Bill, Gustav y Georg no podían creerse lo que estaban viendo. El cantante intentó vocalizar el nombre de su hermano pero de su boca no salió sonido alguno; se aclaró la garganta e intento de nuevo, pero nada consiguió, estaba en estado de shock sin poder dar crédito a lo que veían sus ojos.
-¡Tom, ven aquí inmediatamente!- por fin pudo articular palabra.- ¡Tienes que ver esto!
El mayor de los gemelos llegó medio adormecido y rascándose la entrepierna, a lo que su hermano hizo un gesto de asco al verlo.
-¡Tom, mira esto!- dijo Gustav, señalando la televisión- ¿No es verdaderamente increíble?
-¿El qué?- preguntó
-Lo que las noticias están emitiendo, ¿no lo ves?- dijo Bill empezando a impacientarse
-Solo veo a cuatro chicas que están muy buenas, ¿quiénes son? No me suenan…- dijo Tom
Bill abrió los ojos de par en par, no podía creer lo que estaba escuchando. ¿Realmente su hermano no las había reconocido? Esto era para preocuparse. Mientras Bill le daba vueltas a lo mismo, Tom seguía escudriñando las fotos de las cuatro jóvenes, que según él, estaban tremendas.
-¿Pero me va a decir alguien porque tanto misterio? Simplemente son cuatro chicas ya esta, muy guapas, pero ya esta- dijo Tom resoplando y sentándose junto a su hermano.
-¡Simplemente cuatro chicas!- gritó histérico Bill- no lo puedo creer, vale que hace tiempo que no las vemos pero que digas eso no te lo consiento.
-Eres patético, Bill, tampoco es para tanto- dijo su hermano quitándole importancia.
Bill iba a contestar cuando escuchó gritos que provenían de la televisión y las vio en pleno concierto, a los poco segundos emitían una foto comparando el antes y el después de las chicas: el cantante analizó la vestimenta de aquellas adolescentes que apenas contaban con dieciséis años de edad, Alice con su melena rizada y enmarañada, Lucy con el pelo castaño claro largo y lacio, Ireth con media melena también rizada y Sam con el pelo sobre los hombros, flequillo hacia al lado y mechas rojas. Las ropas que solían llevar eran las que vestían las adolescentes en aquella época, pantalones largos y acampanados, camisetas cortas, dejando entrever parte de su vientre, pulseras, cadenas, cinturones y collares. Nada como lo que ahora llevaban Bill centró la mirada en el atuendo en la foto que había al lado de la antigua. Lucy se había teñido el pelo de rubio, lo llevaba incluso más largo que la anterior, pero esta vez ondulado, con mucho volumen, un ajustado corsé negro con tiras rojas se ceñía a su cuerpo dándole una forma perfecta, a juego un tutú negro, y unos zapatos rojos. Ireth se había cortado el pelo, ahora lo llevaba sobre los hombros, y se había dado un baño de color que adornaba su melena oscura con reflejos azules. Vestía un ajustado vestido palabra de honor color negro azulado a juego con unos altos zapatos de tacón negros. Sam se había teñido el pelo completamente de rojo apagado, ¡incluso las cejas para darle más creabilidad! El pelo le había crecido y ahora lo llevaba un poco más de media espalda. Permanecía completamente liso por las zonas bajas mientras que en la superficie unos pequeños tirabuzones adornaban el peinado. Lucía pantalones cortos, medias de rejilla, calcetas hasta las rodillas, zapatos de tacón. Arriba una camiseta básica de manga corta casi tirante y alrededor de su cuello numerosas cadenas finitas. Finalmente, Alice se había alisado el pelo que ahora le llegaba a medio trasero, con algunas leves ondulaciones. Se había dejado flequillo que peinaba recto, vestía unos pantalones cortos de talle alto que le llegaban por encima de la cintura y metida por dentro de ellos una camiseta de tirantes blanca básica, a juego unos altos zapatos de tacón.
-“…Y ahí las ven, queridos espectadores, están espectaculares y como podemos ver hay un claro cambio entre antes y ahora. Y vienen pisando fuerte…”
El periodista siguió hablando pero nadie prestaba atención a lo que decía, el grupo de las Fallen Angels ya no era como antes y eso estaba claramente a la vista.
-¡Pero si son ellas!- exclamó Tom- son ellas, tíos, son ellas… Esto no puede ser, esto no puede estar pasando… Después de tanto tiempo y están aquí en Alemania… ¡Impresionante!- exclamó Tom
-¿De verdad, Tom? ¿En serio? No me digas que son ellas…. – ironizó Bill
-Si, Bill, si son ellas, mira, Avril, Krystal, Ireth y Lucy…. – seguía diciendo Tom
-Pero, ¿tú eres tonto o te entrenas? ¡Llevamos diciéndotelo media hora! – se enfadó Georg
-¿Ah, si? Pues ya lo he descubierto yo. – dijo orgulloso de sí mismo.
-No hace falta que lo preguntes, Georg, mi querido hermano nació con el cerebro derretido. – dijo Bill al tiempo que asentía con la cabeza. Tom le dio un calbotazo por haberle ofendido de esa manera.
-Tú, chitón, niña presumida- contraatacó
-¡Ja! Mira quien fue a hablar… El que se cree macho – rió el menor.
-Chicos, dejad la discusión y centrémonos en esto. Mirad. – señaló Gus.
Los chicos fijaron la mirada en la pantalla de nuevo, esta vez mostraban a las chicas bajando del avión, se veía claramente que su llegada a la capital había sido toda una revolución, miles de fans se colapsaban para recibirlas en el aeropuerto, se escuchaban sus gritos, sus llantos, sus risas, era maravilloso, sobre todo para ellas, después de haber luchado tanto para conseguir algo como esto. Todos los allí presentes habían acudido por una razón, que se llamaba Fallen Angels y sin lugar a dudas había valido la pena. Bill no pudo evitar centrar su mirada, de color de la miel, en la persona de Alice, realmente había cambiado. El atuendo de Krystal no era para nada parecido al que solía llevar antes, al igual que sus amigas, ahora vestía de forma sexy y adulta. Pero Bill no solo se fijó en su vestuario si no que todo esto reflejó su nueva personalidad. Él la conocía muy bien y por eso sabía que ya no era la niña boba e ingenua que era antes, había crecido en todos los sentidos. La muchacha, de eso estaba seguro, seguiría siendo simpática, agradable y divertida pero aún así ya no era la misma, y eso consiguió acaparar toda su atención, quería analizarla desde todos los ángulos aunque a través de una pantalla de televisión no podía hacer mucho, el joven resopló para sus adentros.
Tom, en cambio, había sentido especial atención por aquella pelirroja que destacaba entre la multitud. Escudriño la pantalla y descubrió a una Avril totalmente diferente, su forma de vestir lo dejo impactado, era… sexy. Y eso si que era raro y no solo en ella sino que se veía claramente en las otras tres chicas. Recordó como era Sam cuando la había conocido. Siempre le había gustado tal y como era, una chica con un toque macarra pero ahora era todo una mujer. Había cambiado, de eso estaba seguro, pero no sabía en que profundidad se hallaba ese cambio, ¿tanto tiempo había pasado? ¿Tanto se había perdido? Supo que aquella visita provocaría cambios pero no sabía hasta que punto podía ser de peligroso el tener a Sam a su lado, saber que la tenía tan cerca… Cerró los puños en un acto reflejo, ahora… ahora no podía hacer nada.
Gustav estuvo a punto de gritar y de preguntar al mundo que habían hecho con su pobre e indefensa Ireth, esa muchacha de ojos dulces que había conocido, definitivamente ya no era su Ireth. Gustav se había dado cuenta de que el grupo en sí había cambiado, ellas y la música, pero Ireth había dado un cambio radical. Su pelo ahora era corto y con reflejos azules y sabía como provocar a un chico, solo había que verla… Gustav se había puesto a sudar al ver esa minifalda vaquera ajustada a su esbelto cuerpo, en ese momento se daba cuenta de que no la había olvidado, por muchos años que pasaran y aunque no la viera en siglos seguiría sintiendo lo mismo. Ireth ya no era una niña ni una tonta, ahora mientras la veía bajar del avión con sus compañeras a cada lado, podía apreciar la evolución de su carrera tanto profesional como personal y de todo corazón le deseaba mucha suerte.
Georg fijó su mirada en Lucy, que decir que el tiempo había pasado por ella en todos los sentidos. Ya no era una niña, ya no tenía catorce años, seguro acababa de cumplir los dieciocho, quizá los diecinueve. Sonrió recordando cómo había sido hacia cuatro años, siempre manteniéndose al margen, observando casi nunca interfiriendo. El encuentro que habían tenido los ocho en aquella recepción de una de las revistas españolas dejó claro que ellos no le gustaban, que prácticamente los detestaba, pero no los conocía, no para juzgarlos de esa manera, por eso se tragó sus propias palabras cuando de la noche a la mañana empezó a reírse con ellos, a bromear, a compartir momentos.
Los tres estaban embobados a excepción de Georg, que seguía con la cabeza fría. En cuestión de segundos, Bill, Gustav y Tom habían armado un alboroto, cada uno hablando por su lado y a la vez, Georg no pudo aguantar más el gallinero que se había formado.
-¿Podéis callaros? – preguntó con amabilidad pero ninguno escuchó sus palabras estaba empezando a impacientarse, nadie le hacía caso - ¡Basta! – gritó con toda la fuerza de sus pulmones. Todos callaron al instante al escuchar la furia del bajista. – Muchas gracias. – suspiró – Bueno, chicos necesito que os calméis y penséis en frío porque mañana en la noche tocan aquí, deberíamos ir a verlas aunque sea de incógnito. – puntualizó
-Tienes razón, tenemos que calmarnos y pensar… - su frase quedó interrumpida por los gritos de alguien que se acercaba - ¡oh, no! – exclamó mientras agachaba la cabeza, resignado.
-¡Honey, honey! – gritaba su novia mientras abría la puerta. – No sabes lo que he visto, un vestido de Dior que es lo más de lo más…
-¡Estupendo cariño! – fingió una sonrisa. – Solo tienes que ir a la tienda y comprarlo.
-Lo sé, cielo, por eso necesito tu tarjeta de crédito. – dijo tendiendo la mano hacía Bill.
-Pero si tienes muchos vestidos en el armario sin estrenar. ¿Por qué quieres otro? – preguntó el cantante aunque ya sabía la respuesta.
-Lo se, Bill, cariño, pero es que cuando me los voy a poner ya se han pasado de moda. Tú sabes que yo soy la más fashion e ir con vestidos de la temporada pasada esta completamente out, o sea.
Bill la miró incrédulo. ¿Cómo podía estar con una chica como esa? Su novia era pija, presumida, creída, hacían falta más de dos mil adjetivos para describirla y seguro que ninguno era bueno. El muchacho no tuvo más remedio que tenderle su tarjeta para que lo dejara tranquilo. Sonriente por haber conseguido lo que quería, la rubia depositó un beso sobre los labios del moreno y rápidamente se dio la vuelta para irse antes de que éste cambiara de opinión. Cuando abrió la puerta descubrió a su gran amiga bajando las escaleras.
-¡Querida! Tú te vienes conmigo. – dijo decidida.
-Pe… - comenzó a decir la morena
-No hay peros que valga. Tom, voy a secuestrar a tu novia toda la mañana, no la eches de menos… Chaito. – ambas salieron por la puerta cerrándola tras de sí.
Todos miraron el lugar por donde se habían ido las dos muchachas agradeciendo para sus adentros el haberse quedado ellos cuatro a solas. Ahora tenían más tiempo para planear cómo ir al concierto que las chicas daban en aquella ciudad la noche siguiente, No era tarea fácil sobre todo por la existencia de una chica. Con Jasmin, la morena novia de Tom, no había ningún problema, estaba acostumbrada a las idas y las venidas de él, sabía que él tenía trabajo, y que también tenía derecho a divertirse de vez en cuando. Sin embargo, la rubia desquiciada no comprendía nada de aquello, quería estar tan pegada de Bill como fuera posible, los demás hasta juraban que se metería al baño con él si hiciera falta. Era celosa, posesiva, exasperante… Así que planearon enviarlas a ambas a un relajante SPA a las afueras de la ciudad que, aunque no era nada barato, al menos tendrían esa noche para ellos, para disfrutarla con sus amigas que acababan de encontrar después de tantos años.
Mientras, en un hotel de la capital alemana, las chicas se reunían en una misma habitación para estar juntas, compartiendo risas, opiniones, ideas… Estaban realmente emocionadas, la idea de triunfar en Europa casi les había parecido una locura meses atrás, algo casi imposible pero todo cambió cuando empezaron a cantar sus canciones en ingles, y las ventas por Francia, Portugal, Italia, Alemania… se habían disparado. Y ahora estaban disfrutando de esto todas juntas como siempre habían estado.
-¡No me lo puedo creer! – exclamó Krystal- Estamos en Alemania, en Berlín…
-¡Sí! Jamás pensé que íbamos a llegar hasta aquí – seguía diciendo Avril.
-Ya lo veis. Estamos aquí en el país germano dónde vamos a dar una mini gira.
-¡En el país de las salchichas! – rió Krystal
-Y no vamos a dejar que nada lo estropee. – sonrió Lucy.
-¡Exacto! Nada nos va a estropear lo que tantos años de trabajo y sudor nos ha costado, porque hemos trabajado mucho para llegar hasta aquí. – dijo Krystal dando saltitos.
-Chicas, ahora que me pongo a pensar… ¿Estar aquí no os hace recordar muchas cosas? Estar en Alemania, concretamente… Me lleva a cuatro años atrás cuando… - Avril iba a terminar de decirlo cuando Krystal le tapó la boca.
-Ni se te ocurra, ¿qué acabamos de decir? Nada mi nadie nos arruinará este momento. Es una estupidez ponerse a recordar. ¿Nos recordarán ellos? No y punto no hay más. – dijo convencida.
Avril calló al darse cuenta de lo que había dolido decir eso, conocía a su amiga perfectamente y sabía que ahora ya no podría dejar de pensar en eso.
-Vale, chicas, volved a sonreír y a gritar de la alegría que este momento es solo nuestro. – animó Ireth.
-Si, fuera negatividad y dentro el positivismo. – sonrió Lucy. Minutos más tarde las risas se hicieron de nuevo en el cuarto.
Bueno chicas les deseo mucha suerte con esta fic se nota la diferencia a las otras ^^ veamos que pasa con estas chicas y con los 4 que ya son conocidos para todas jaja Un gusto en leer tu presentación Fátima bienvenida a TH4EVERZIMMER483 !!! estamos muy contentas con esta nueva historia yo se que sera del agrado de todas las tokitas que se toman la molestia de leer cada semana, gracias por su trabajo y como ya dije mucha suerteee a las 2!!! xD
ResponderEliminarDiossssssssssss!!!!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarQue gran historia, laverdad es que s intrigante desde el principio....
estoy deseando seguir leyendo..
Animo chicas.....
Sois las mejores..
XD
La verdad es que me he quedado sin palabras, s una historia muy loca y divertida, estoy deseando leer el príoximo capítulo....
ResponderEliminarmuchos besos