domingo, 11 de julio de 2010

FALLEN ANGEL CAPITULO 1


Hallo, mis amores. ¿Cómo andan? Espero que todo vaya estupendamente bien. ^^ Bien, como prometí aquí está la nueva fic. Espero les guste tanto como la primera pero eso si, si me permiten, una advertencia: Esta fic no es ni parecida a la anterior, puede contener escenas violentas, sexo explícito y alto contenido en palabras mal sonantes. Esta fic, como verán, se trata de algo completamente nuevo para mi, el enfrentamiento de dos mundos diferentes, el acomodado y el que tiene que luchar para sobrevivir cada día, además lo he querido acompañar del lenguaje de hoy, de lo que escuchamos hablar cuando paseamos por la calle. He de decir que ando un poco nerviosa con este proyecto pues no se la acogida que tendrá, no se como lo verán ustedes, mis lectores… Así que al igual que emocionada por empezar con esto, me siento un poco con miedo, pero creo que me quedo bastante bien, al menos para tratarse de un capítulo de presentación de los personajes. Así que, sin más demora y advertidas, el primer capítulo de Fallen Angel…








Capítulo 1

By Daiana

Maldita tarde de invierno… El frío se colaba por entre mis ropas y me hacía temblar. Caminaba rápido por las calles de Hamburgo… Bueno, tal vez debería decir, por las calles de los barrios bajos de Hamburgo… Mi estilo de vida y yo no teníamos nada que ver con las cosas bonitas del centro de la ciudad, los lujos, las catedrales, los museos, las fiestas con estilo… Criada en las afueras de la ciudad, donde sólo había delincuencia, robos, atracos, drogas y sexo fácil; no era de esperar que yo fuera exactamente como aquellas personas. Hacía tiempo que había aprendido que los príncipes azules no existían, que todo a cuanto yo podía aspirar estaba allí, entre esas calles, nunca más allá. Cuando naces en esas malditas calles, mueres en ellas. Joven o vieja, en peleas o por muerte natural, pero siempre ahí. No esperes nunca un entierro bonito con gente llorando tu muerte y muchas flores… Es un poco cruel si lo miras de un punto de vista ético, pero era la absoluta realidad. Hacía tiempo que había aprendido a sobrevivir.

- Dai, mueve tu culo hasta aquí, ¿quieres?

Alcé la vista para ver quien me llamaba. En la orilla de la carretera estaba, subido a su alucinante Cadillac, mi mejor amigo. Nunca supe como había conseguido semejante vehículo, solo recuerdo que allí estaba la mañana después de su decimoctavo cumpleaños. Recuerdo su reacción cuando pregunté asombrada, rió y solo me dijo: “Negocios” ¡Oh, como no! Allí todo eran negocios, era la forma de vivir que ambos habíamos escogido. Obviamente, ninguno de ellos era algo limpio.
Aceleré mi paso hasta llegar a la puerta del copiloto donde, sin dudarlo, abrí la puerta y con cuidado, me senté en el asiento. Cerré la puerta al tiempo que él me miraba con aquel brillo de malicia en sus ojos tan característico. Pude saber dónde había pasado la noche anterior sin necesidad de preguntar. El tipo olía a sexo a un kilómetro de distancia, los ojos algo enrojecidos a causa del alcohol que había bebido, las mismas ropas que el día anterior… Bueno, no es que su armario fuera excesivamente grande, apenas podía apañarse con tres pares de pantalones y unas cuantas camisetas, así que eso no era importante, no para mí. Mis ojos se fijaron en él de nuevo y mi mirada se detuvo en aquella mancha de color entre púrpura, marrón y… todos los colores juntos… ¿qué demonios habían hecho ahí? Genial. La puta que le hizo eso tuvo que haber sufrido las consecuencias. A Tom nunca le gustaron ese tipo de cosas, decía que aquello marcaba a las personas como una propiedad y él no era el muñeco de nadie… Claro que eso no se aplicaba a él, él podía marcar todo lo que quisiera, y la prueba de eso residía en mi propio cuerpo. Era nuestro juego, ése en el que solo nosotros conocíamos sus reglas, ése que habíamos empezado tras habernos conocido en aquellas escaleras mohosas y llenas de mierda que separaban nuestras casas ahora hacía tantos años; un juego que nos pertenecía, en el que yo era suya, su juguete, su muñeca, y él era mío… En cierto modo. Nunca lo sería del todo, igual que yo no le pertenecía a él, aunque eso no era ningún problema para ninguno de los dos. Ambos sabíamos que nada nos ataba al otro, que yo era libre de ir con quien quisiera, de estar con quien me diera la gana, así como el era perfectamente libre de follar con quien le diera la gana… Siempre y cuando no fuera en nuestra casa, en nuestra cama. El diminuto habitáculo donde solíamos practicar nuestro juego prohibido apenas contaba con un par de habitaciones, una cocina que prácticamente no utilizábamos, un diminuto baño, un salón con una mesa y un par de sillas, un sofá mohoso y una tele que milagrosamente no era prehistórica aunque lo pareciera. ¡Ah, claro! Tampoco podía faltar la consola que habíamos conseguido hacía un par de años tras una pelea como premio… Recuerdo esa pelea como si hubiera sido ayer. Contábamos con 17 años y yo era el arma secreta, con mi cara de niña buena y virginal, seducía al tipo en cuestión, llevándolo al callejón, dejando que me tocara mientras moría de asco, hasta que le propiné un rodillazo en su entrepierna, y le agarraba las pelotas mientras él lloriqueaba. ¿Y ésta era el “señor de la droga” que se hacía respetar? Saqué la navaja y la coloqué sobre su cuello, rapidamente mi rostro se transformó dando paso a mi verdadera yo, la sádica psicótica, jugando con él, amenazándolo… Disfrutando con cada sollozo, de cada súplica… Oh, si, eso si era vida. Finalmente conseguí lo que quería. El respeto del que él abusaba, dinero, y el manejo de la droga que tanta satisfacción nos daba. ¿La pasma? ¡Ja! Ya me gustaría a mí ver a esos soplapollas intentando cogernos. Ehm… Creo que he perdido el hilo de lo que estaba contando. Cierto. Nuestra casa. Mi casa en realidad. Desde que mi viejo había sido metido en chirona, la casa me pertenecía completamente. Tan rápido como cumplí la mayoría de edad puse el piso a mi nombre, echando a patadas al cabronazo que se hacía llamar mi padre. Ahora no tenía nada de que preocuparme. Él ya no estaba en mi vida, y ya me encargaría de él si se atrevía a volver a pisar las calles de mi barrio, en donde yo era la reina, quien decidía quien vivía y quien moría. Y sabía que mi padre no tendría las suficientes pelotas de volver otra vez, no cuando la última vez había acabado prácticamente hecho mierda en la calle. Desafortunadamente para él, yo no era la única que quería verlo muerto. Apartando eso, ahora vivíamos los dos allí. Hacía tiempo que él había abandonado a su viejo, que solo vivía un par de pisos mas arriba, y se acopló en mi piso. Nunca le cerré la puerta. Ni de mi casa ni de ningún otro sitio. Éramos compañeros, eternos camaradas, y jamás nadie podría separarnos…

-Hey, estas pensativa hoy… - dijo mientras posaba una de sus manos sobre mi pierna izquierda, con sus largos dedos cerca de mi entrepierna. La confianza, todo era la confianza. Lo miré a los ojos y descubrí que él ya me miraba hacía rato. - ¿La llevas? – asentí con la cabeza, sacando del bolsillo de mi enorme chaqueta la pistola que había “tomado prestada” esa misma mañana. – Esa es mi chica. ¿Recuerdas el plan? – parecíamos delincuentes tramando algo… un momento, ¿parecíamos? Lo miré a los ojos en un claro ejemplo de “¿Me tomas el pelo?” – Eh, quería asegurarme. – dijo él a modo de defensa alzando las manos en alto. – Hagámoslo. Hagámoslo. – colaboré.



Ambos salimos del coche al mismo tiempo, mirando muy bien a nuestro alrededor. En aquellas calles nunca sabías lo que podías encontrar, había miles de escondites donde te podías ocultar, y rincones donde podías atacar a tu enemigo sin ser visto. Lo sabíamos. Lo habíamos hecho. Pero no nos gustaba, preferíamos dar la cara, combatir al enemigo cara a cara, ver sus movimientos, responder ante ellos. No éramos de esos cobardes que atacaban por la espalda, de los que tiran la piedra y esconden la mano, nosotros éramos combatientes del fuego con fuego, el mano a mano, puño con puño. Era, a su vez, mucho más placentero.

Dai, olvida eso. Piensa en lo que tienes en manos ahora mismo. Tienes que entrar ahí y… Bien, plantarle la cara al tipo que amenaza con desbancarte del trono. Pero, ¿por qué mierda nadie era puntual en este pedazo de mierda? TJ, Anne y Georg deberían estar aquí, aunque, ¿por qué me sorprendo tanto? Igual TJ y Anne se habían entretenido un poco… ¿Por qué no? Mmmm… Follando como conejos. En cuanto a Georg… Ahora mismo ni idea de donde pudiera estar. A mi lado Tom soltó una palabrota mientras sacaba un cigarro que se llevó a los labios y prendió. Sabía lo mucho que le jodía que las cosas no fueran como lo planeaba, lo odiaba tanto como yo, aunque yo siempre salía en defensa de nuestros colegas. Sobre todo, porque los necesitábamos. Podríamos haberlo hecho solos. Él y yo. Como siempre habíamos hecho, pero hacía tiempo que él no quería arriesgarme conmigo. Confiaba plenamente en mis habilidades, sabía lo que podía hacerle a ese tipo, pero no sabíamos cuantos chupapollas tenía a su merced. Me acerqué a él y cogí el cigarro de su boca llevándolo a la mía y tomando una calada mientras él me miraba. Le dije claramente que se tranquilizara, pero sus formas de calmarse no eran las típicas de los seres humanos. Rápido como un lince me aprisionó contra el capó de su coche, atrapando sus labios entre los míos como un animal, su lengua penetró en mi boca con desesperación, rabia, ira, haciendo que casi me ahogara. Solo casi. Estaba acostumbrada a sus besos. Era la única que los comprendía y sabía manejar. Sobre todo cuando acompañaba sus besos con bruscos toques en zonas donde cualquier otro hubiera sido asesinado de inmediato si se hubiera atrevido sin mi permiso. A los ojos de los demás, Tom era un sádico en lo que se refería al sexo y a las chicas. Muchos creian que las ataba y las violaba, incluso muchos afirmaban que las grababa en video mientras gritaban y gritaban. Yo era la única que sabía la verdad. A Tom le gustaba el buen sexo. Eso era todo. Aunque claro, la definición de buen sexo no significa lo mismo para unos que para otros. Pero esos rumores no eran ciertos. Al menos en su mayoría. En el tema de las violaciones es totalmente falso. Él nunca obligó a nadie a estar con él, aunque las niñas ingenuas con las que jugaba lo creyeran.

Cuando me quise dar cuenta, estaba recostada sobre el capó del coche, mis piernas colgando a ambos lados de él, la cremallera de mi pantalón bajada, la camiseta subida hasta las axilas, su mano en mi entrepierna, sus largos dedos en mi interior, mis bragas mojadas, su boca en mi cuello, mordiendo y succionando, una de mis manos aferrando sus largas rastas y la otra buscando debajo de sus bóxers… Una situación nada extraña para mí. No sería la primera vez que tuviéramos sexo en la calle, pero ahora estábamos en mitad de una misión que… Al diablo. ¿Qué misión ni que leches? Estábamos los dos solos, como dos lobos solitarios, apaleados por la vida, abandonados a nuestra suerte…



-Buscaos un hotel.



La voz ruda de TJ, acompañado de las risas de su novia nos hizo volver a la realidad. Muy a regañadientes, él separó su boca de mi cuello y apartó su mano de entre mis piernas, gruñendo, aunque seguía totalmente pegado a mí, tuve la oportunidad de bajar rapidamente mi camiseta y sacar la mano de sus pantalones. Los miró con los ojos inyectados en sangre, supe por qué lo hacía, odiaba que lo interrumpieran de esa manera. Y lo pude entender. Realmente no sé por qué no seguíamos trabajando solos. No era que no les estuviera cierto aprecio a aquellos tres desgraciados, pero prefería trabajar sola, sin rendirle cuentas a nadie.

-¿Siempre tenéis que ser tan hijos de puta? O llegas antes o si no, no aparezcas. ¿Estamos? – ordenó él. No era una sugerencia. Era claramente una orden. Acéptala y síguela o jódete y desaparece. Me encantaba esa postura de macho alfa.
-Entendido, Jefe. – luego se alejaron, dejándonos intimidad de nuevo, pero obviamente el trabajo era antes. Teníamos que recuperar nuestro reino.
-Esto no queda aquí. – reí a carcajadas mientras sentía su erección contra mi centro, presionando en esa zona de tal forma que mi húmeda ropa interior se pegaba a mi piel. Un gemido se escapó de lo más profundo de mi garganta y una sonrisa se curvó en sus labios. No, desde luego, esto nooooo iba a quedar ahí.

Él sonrió apartándose de mí con aquella característica media sonrisa cerrando la cremallera de sus propios pantalones sin dejar de mirarme a los ojos. Maldita sea, ¿por qué no podíamos desaparecer ahora? Dai… La cabeza fría es lo que necesitas, si y una ducha de agua helada también. Mantén tu calentón bajo control si no quieres perder la oportunidad de hacer trizas al gilipollas que se atrevía a irrumpir en tu barrio como si nada… Levantándome rapidamente del capó del coche, volví a abrocharme los pantalones, a cubrirme con la chaqueta, asegurar que todo estaba en su sitio y caminando hacia la entrada del pub en donde sabíamos que estaba el cabecilla de todo aquella mierda. Tom y yo nos miramos. Había llegado el momento, el momento de enfrentarme a ese cabronazo, el momento de mirarle a aquellos ojos… ¿Azules? ¿Qué coño…? Oh, esto se iba a poner interesante…

By Bill



Pasaban varios minutos de las diez de la noche cuando bajé las escaleras vestido con mis pantalones vaqueros, mis botas nuevecitas que me habían costado una pasta, una camiseta negra de manga corta, y una chaqueta de cuero negro por la cual creo que había vendido hasta media vida de lo cara que me había resultado. Pero ahora era mía y mataría a cualquiera que se atreviera siquiera a acercarse a ella. Vi a mi madre yendo hacia la cocina, como alterada. Sabía lo que significaba aquello. Gordon venía a cenar y probablemente también se quedara a dormir. El mensaje oculto de este hecho era: Bill, fuera de casa. Como no. Bill siempre lejos de todo. Aunque esa noche no me importó. Gustav, mi mejor amigo desde que tengo uso de razón, me había invitado a salir por ahí después de una agotadora semana en la universidad. Seguro volvería lo bastante tarde para no ser testigo de ciertas situaciones en las que no desearía ver a mi propia madre. Fuera, en la calle, escuché el sonido del claxon del coche de Gus. Mamá me deseó buena suerte no sin antes volver a comentar sobre mi aspecto. No era que a mi madre no le gustara como yo era… Bien, puede que un poco si fuera eso, pero sabía que le gustaba que yo fuera diferente al resto, aunque eso significase que me maquillara los ojos. Hacia años que me teñía el pelo y me maquillaba los ojos. Tal vez desde los nueve o diez años. Aquella fiesta de Halloween fue sin duda, mi revelación, la revelación de quien quería ser. Desde entonces el negro abundaba en mi armario, las cadenas, los anillos, cinturones… Gus solía bromear con que parecía una estrella del rock, quizá por que era lo que deseaba, quizá por mi manera de comportarme, pero siempre supe que mi lugar no estaba aquí, no en las calles de Hamburgo, no en esta ciudad. Bien, parece que mi autoestima ya anda rozando Júpiter. ¿Qué le voy a hacer? No me conformaba con nada… Siempre quería más y más. A pesar de que nunca me había faltado de nada, que había sido un niño completamente mimado y consentido, siempre quería más. ¿Egocéntrico? ¿Egoísta? Puede. Pero así era yo.

-Joder, Bill… ¿siempre tienes que tardar tanto? – me preguntó mi supuesto mejor amigo al entrar a su coche. ¿Tanto me había entretenido? Me encogí de hombros.
-¿Dónde vamos?- pregunté. Me había dicho de salir pero no a donde…
-Hay una fiesta en casa de Jeremy…

Genial, de verdad me hacía una gracia tener que ir a casa de Jeremy… La relación que manteníamos el rubiales y yo era algo… complicada. Siempre nos estábamos peleando, compitiendo por quien era más popular, quien se llevaba a mas chicas, quien tenía el favor de los profesores… Era el primero que se metía conmigo, con mi nuevo peinado, con mis nuevas ropas, con mi maquillaje, pero… En el fondo, era una de las personas que contaban con mi aprecio. Nunca supe cuando el odio que nos teníamos pasó a ser una adorable “amistad”. Y ahora el tipo salía con mi ex novia… Brittany. No lo culpo, solo hay que verla a ella y verme a mi, éramos dos personas diferentes, que pertenecían a mundo diferentes, no teníamos nada que ver el uno con el otro, y aunque Jeremy tampoco es que le fuera como anillo al dedo… al menos se complementaban un poco mejor. Eso o que al rubio le gustaba follársela, algo que podía ser mejor explicación que todo el rollo anterior. Conocía a Jeremy. Nunca fue de relaciones duraderas y extremadamente largas. Era el típico chulo capullo niño de papá que le gustaba engañar a niñas para que le entregaran su virginidad y luego las abandonaba como trapos viejos y usados. Obviamente nunca aprobé su comportamiento, era demasiado cruel con las chicas, pero a él nunca le importó, siempre estaba dispuesto a buscar una siguiente presa. Su cara de niño bueno, sus buenos modales y su punto de rebeldía las traía locas a todas. Y yo era el encargado de juntar todas las piezas rotas del corazón de todas ellas. Nunca había soportado ver a una chica llorar y menos por un tío que no merecía la pena como Jeremy, y siempre las encontraba en los pasillos de la escuela, del instituto y ahora de la universidad. Él siempre se encargaba de dejar su rastro por donde quiera que pasara, una fiesta, una excursión, un acto… Y siempre era yo el que se acercaba a esas chicas con el corazón y los sueños rotos e intentaba consolarlas con palabras que realmente no pensaba, una sonrisa o una mirada. Ellas me abrazaban y siempre repetían las mismas palabras: “Aiii Bill… Eres tan tierno…” Una y otra vez las mismas palabras. No me importaba que me lo dijeran, lo que me molestaba era que luego, creyendo que así olvidarían a su apuesto Jeremy, se abalanzaban sobre mí intentando besarme. Cualquier otro tío habría aprovechado la ocasión matando dos pájaros de un tiro pero ese no era mi estilo. Quizá fuera esa la razón por la cual muchos me tenían por gay, por decirlo de un modo culto, porque las palabras como “maricón”, “marica”, o “nenaza” eran las más utilizadas. No me importaba. Nunca me había importado lo que la gente dijera de mí. No iba a cambiar porque a ellos no les gustara mi forma de vestir o mi forma de ser. Si yo para ellos solo era un maricón de mierda por no aprovecharme de la debilidad de una chica, ellos para mi solo eran unos hijos de puta sin ninguna conciencia. No, perdón, sus madres no tenían la culpa de nada. Así que solo eran unos cabrones.






-Bill… Bill… - de pronto me di cuenta de que Gustav hacia rato que me estaba hablando. - ¿Estás bien? Estas demasiado callado para ser tú… - asentí con la cabeza.
-Bien, vayamos a la fiesta de Jeremy. – lo cierto es que me daba igual si era a la fiesta de Jeremy o a cualquier otra. Solo necesitaba salir.

Gustav dio un giro al volante un tanto brusco y pisó aún más a fondo el acelerador. Así que solo había estado dando vueltas con el coche esperando a que yo me decidiera. Enarqué una ceja pero no me importó. Sabía que él había querido ir a esa fiesta desde el principio aunque no me lo hubiera dicho. Lo conocía demasiado bien. Aunque callado y reservado no había nada que yo no supiera de este chico. Conocernos había sido extraño. Recuerdo que estaba corriendo por los pasillos de la escuela intentando escapar de los imbéciles de mi clase y llegué hasta el aula de música. Entré sin avisar cerrando la puerta tras de mí y allí fue donde me lo encontré, tocando la batería como si nada. Estaba aprendiendo pero… realmente consiguió hipnotizarme. Ante mi intromisión él dejó de tocar y se me quedó mirando con una ceja enarcada preguntándome con la mirada qué hacía yo allí. Quise contestar, de verdad, pero cuando abrí la boca para hablar, escuchamos como mis estúpidos compañeros de clase me llamaban a su manera. Reconocí entre ellos la voz de Jeremy. Como no, el siempre era el cabecilla de todo lo que fuera atacar a Bill. Él quedó callado sin revelar mi escondite, cosa que me impresionó. Cualquiera de allí me habría vendido y se hubiera deshecho de mí… Pero no él. No se cómo ni cuando ni por qué pero después de que se esfumaran empecemos a hablar y hasta día de hoy. Realmente le agradezco muchas cosas. Él estuvo conmigo en millones de ocasiones en las que necesitaba a alguien más que no fuera mi madre o mi padrastro. Sentirme de alguna forma querido. Y él nunca me pidió nada a cambio. Que mejor para devolverle el favor que acudir a la fiesta que él deseaba desde un principio, a sabiendas que sería un verdadero espectáculo si me presentaba, y sabiendo que allí estaría… esa estúpida pelirroja.

8 comentarios:

  1. WOW!!!! Una perspectiva muy diferente en esta historia...me gustaaaaaaa!!!!!!!!! me gusto me gusto...se que esta historia nos enganchara igual que la pasada!! Estoy contenta de este estreno!!!!Gracias Amanda!!!!!

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  2. Woow va a estar de lo mejor esta fic Amanda no tengas miedo un escritor esta compuesto por muchas facetas y creeme que esta que nos muestras es una de ellas = que la fic anterior a pesar de ser tan diferentes es un grandioso trabajo me encanta como escribes y como me haces imaginar las cosas me encanto el capitulo te felicito como siempre y te deseo de todo corazon que este trabajo que esta comenzando sea del agrado de las demas y si no pues bueno ya la advertencia esta en este cap jaja ya nos dejas claro de que trata y eso es muy profesional te lo aplaudo! pero se que = que ami les encantara :P un fuerte abrazo y mis mejores deseos con cariño ae !

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  3. Aiii mi geme hermosa te felicito amor, excelente, maravilloso el capítulo vida, no tengas miedo, ni dudes de tu trabajo, es fantástico, todo, quedate tranqui, sos una gran escritora, nos lo demostras siempre, hoy lo volviste a hacer, mostrandonos el comienzo de una gran y excelente historia que va a atrapar y a encantar a todos. Ya me estoy preparando para esperar el siguiente capítulo, sinceramente me has dejado con la boca abierta y mucha intriga jeje. Bueno hermosa de mi corazón, me voy despidiendo, mis felicitaciones de nuevo, espero que estes bien, un beso enorme y un fuerte aplauso también, te lo mereces por todo el esfuerzo, entusiasmo y dedicación a tu trabajo, a tu excelente trabajo. Te quiero mucho mucho mucho, tu geme, Dai.

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  4. WOWW!! ke buena historia se ve ke va a estar muy interesante ia kiero leer la segunda parte

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  5. Por diios esta fic es genial!! felicidades amanda nunk me cansare de felicitarte por cada capi hay una nueva sensacion felicidad, tristeza, etc... bueno amandita eres la mejor escritora q existe ;)
    saludos!!
    pkniia

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  6. WOW WOW WOW!!!! este fic es tan pasiOnal me encantO la parte de tOm su laDO tan pasiOnal WOW en vdd felicitaciones!

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  7. ohh!! Amanda Amanda comienzo con un ESXCELENTEEEEE!! me encantoo, pues a quien no si esta nueva historia está estupenda, con este primer capitulo uff demuestras muchas cosas que eres demasiado buenaaa en lo que haces y las demas chicas tienen razon que no tengas miedo nosotras apoyamos tu trabajo siempre uno tiene la idea de hacer algo nuevo y diferente y para el gusto de las personas tiene que probar y hasta ahora todo comentario es positivoo, como te dije esto es tan bueno como la historia anterior pero muyyyy diferente y eso me agrada. Amanda TE APOYO y/o TE APOYAMOS en todoooo no lo olvides, todo trabajo imaginacion y todo con respecto a ti a nuestra querida Amanda es muy apoyado =).
    Mmmmmm bueno ahora tengo que esperar como todas hasta el siguiente capitulo, ésta y la historia anterior creeme que es una recomendacion a que la lean muchas tokitas porque es lo mejorrr de veras; bien Amanda no olvides que te quiero mucho y ps te cuidas bastante sigue asi y nada de miedo tu sigue con esta INCREIBLE HISTORIA que es un éxito hasta la proxima...jajaja =)
    ""jAs""

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  8. um....
    me gusto muxisimo esta genial aunk en verdad diferente a la anterior .
    esta buenisima.
    amanda en verdad eres buena escribiendo
    espero la siguiente parte
    felisidadez....enserio
    k buena historia.


    y perdon pero kien se supone k es la estupida pelirroja.
    tal vez no le puse atencion pero segun iio no dice.

    felizidadez otra vez y sigue hazi
    es genial...
    bye
    by zaira

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