Hallo chicas! ¿Cómo están? Bien… Hay tantas cosas que quiero decirles… Tantos sentimientos que expresar… Q ue sinceramente dejaré para el final. Antes, acompáñenme una última vez en este capitulo de la novela que, sinceramente, me ha traído la más alegre de las dichas: ustedes.
Sam llevó una mano a la boca cuando escuchó esas palabras salir de sus labios. ¿Cómo? ¿Vivir juntos? Ni siquiera tenían la mayoría de edad… Aunque solo les faltaban un par de meses para ello, no era legal… ¿verdad? Además… Aquí dejaba muchas cosas… Su tía… Su abuela recién encontrada… A Alice… No, Alice no… No podía dejarla atrás… Con su tía ya se había hecho una idea, pues lo habían estado hablando mucho tiempo atrás. Sam quería volver a Alemania cuando cumpliera la mayoría de edad, quería estudiar allí, trabajar allí, hacer su vida en su país natal… Y eso su tía ya lo tenía asimilado pero Alice… Alice era otro tema. No podía dejarla atrás así como así. Con ella había vivido tantas cosas, experimentado tantas emociones, que no era fácil decirle adiós en dos días…
Sam llevó una mano a la boca cuando escuchó esas palabras salir de sus labios. ¿Cómo? ¿Vivir juntos? Ni siquiera tenían la mayoría de edad… Aunque solo les faltaban un par de meses para ello, no era legal… ¿verdad? Además… Aquí dejaba muchas cosas… Su tía… Su abuela recién encontrada… A Alice… No, Alice no… No podía dejarla atrás… Con su tía ya se había hecho una idea, pues lo habían estado hablando mucho tiempo atrás. Sam quería volver a Alemania cuando cumpliera la mayoría de edad, quería estudiar allí, trabajar allí, hacer su vida en su país natal… Y eso su tía ya lo tenía asimilado pero Alice… Alice era otro tema. No podía dejarla atrás así como así. Con ella había vivido tantas cosas, experimentado tantas emociones, que no era fácil decirle adiós en dos días…
-Tom… Yo… No… No se que decir…
-Solo piénsalo. Sé que es difícil para ti teniendo tantas cosas aquí… Solo considera esa opción.
-La tendré en cuenta. – sonrió ella.
-Anda, ven aquí. – le dijo con los brazos abiertos.
Ella volvió a acomodarse contra él, que la abrazó manteniéndola cerca de él, había supuesto que esa iba a ser su respuesta, pero era lo que deseaba, así que quería proponérselo. Al menos lo pensaría. Con eso le bastaba. Y sabía que lo consultaría con Alice… Estaban realmente unidas. Y ya era hora de que ella tuviera una amiga. Todo el tiempo rodeada de chicos no debía ser bueno. La descubrió con los ojos cerrados, profundamente dormida. Había gastado tantas energías aquel día que era normal que acabara agotada. Sonrió. Así es como quería verla todos los días… Alargó el brazo y apagó la luz. Poco después cerró los ojos y quedó dormido junto a ella.
El sonido del móvil sobre la mesita de noche hizo que Alice se despertara muy a regañadientes, tanteó con la mano buscándolo y encontró un mensaje de Sam. “Tengo que hablar contigo. Es importante.” ¿Qué demonios…? ¿Qué pasaba ahora? Con lo animada y alegre que estaba la noche anterior… Algo realmente extraño habría pasado para que ella cambiara de humor tan de repente. Miró su reloj situado en la mesita de noche. Apenas las doce de la mañana. ¡Era domingo! ¿Cómo se le ocurría despertarla tan pronto? Esta se las pagaría… De todas formas le contestó con un corto mensaje. No sabía qué podía ser tan importante así que sentía demasiada curiosidad como para volver a dormir. Estaría en su casa en quince minutos. Rápidamente se vistió con los primeros vaqueros que encontró y una de sus camisetas favoritas y salió de casa, mientras comía un bollo como única fuente de desayuno. Allí, en la puerta, con aspecto de cansada y una amarga sonrisa dibujada en su rostro, la esperaba su amiga, que la hizo pasar y empezó a ofrecerle todo tipo de cosas, cosa que era absolutamente innecesario y que Sam pocas veces hacía…
-Sam, ¿qué está pasando?
La morena volvió la vista hacia su amiga. Sabía que había llegado la hora de decírselo, de aclarar sus dudas, de que ella se diera cuenta de la extraña y complicada situación que vivía. Sentándose en uno de los taburetes de la cocina, le ofreció asiento a su amiga. Alice así lo hizo. Sam evitó mirarla a los ojos, ya era doloroso decirle que una parte de ella quería aceptar la proposición de Tom e irse a vivir a Alemania de nuevo como para decírselo mirándola a aquellos ojos azules tan profundos que tanto bien le habían hecho… Tomó su taza de café en las manos y la hizo girar, con cuidado que el contenido no se vertiera. Comenzó a divagar.
-Yo… Alice…
-No empieces con esas. Al grano- le advirtió la morena de pelo rizado.
-Tom me pidió que me fuera con ellos a Alemania.
El silencio se hizo en la cocina. Sam esperaba que Alice se enfadara, que le gritara, que le dijera lo mal amiga que era por abandonarla pero nada de eso pasó.
-¿Qué quieres hacer tú? – le preguntó, tranquila, tomando un sorbo de su propio café.
-Yo… No lo sé. Quiero quedarme, por ti, por mi tía, por mi abuela… Pero también quiero irme, es mi país, mi gente, mi familia…
El silencio volvió al habitáculo como un cuchillo clavándose en una presa. Era demasiado dolorosa aquella situación. Ambas estaban muy unidas, habían hecho miles de locuras juntas, habían llorado, habían reído, habían hecho tantos y tantos planes de futuro que ahora amenazaban con desmoronarse…
-Vete. Allí estarás mejor que aquí. Tú lo has dicho, ellos son tu familia, tus hermanos, además está Simone… y Gordon…. ¡Y todos! No pierdas el tiempo pensando en quedarte por mí… Somos amigas, Sam, nunca te pediría que te quedaras. Tu felicidad está allí, en tu país, con tu gente. Y no te preocupes por perderme… Nunca lo harás. Estaremos en contacto. Te llamaré y me llamarás. Iré a verte, vendrás a verme… Es un juramento. – Alice clavó su mirada de ojos cristalinos en los verdes de la ex pelirroja y ésta asintió con la cabeza.
Rápidamente Sam se levantó de su taburete y fue directa a abrazar a su amiga. Le dio las gracias por todo, por estar con ella a cada segundo, a cada llamada, a cada grito… En cada momento de su vida en estos últimos años ya que si no la hubiera conocido, no sabría cómo hubiera acabado. Ella le había dado ese atisbo de felicidad que creía perdido cuando se había mudado a esta ciudad que ahora iba a dejar atrás de nuevo hasta… bien sabe cuando. Alice le devolvió el abrazo dejando escapar un par de lágrimas igual que de los ojos de su amiga se derramaban sin parar. Era difícil decirle adiós a alguien con el que habías compartido mucho… En esos momentos, supo como ella y sus amigos se habían sentido hacía tres años cuando Teressa había decidido mudarse con su sobrina a Madrid. Ahora sabía la sensación de estar ahogándose en su propio dolor.
-Ya, ya… Basta de lágrimas. Lo que debemos hacer es disfrutar de todo antes de que te vayas. Porque te vas, seguro que te vas… - deliró Alice, apartándose de su amiga.
Sam rió asintiendo con la cabeza. Su amiga tenía razón, nada de ponerse tristes y sentimentales. Ahora era momento para ellas. Tarde de compras y risas, cine, skate… Todo lo que hacían juntas. No importaba el qué. Y así lo hicieron. Juntas fueron al Hard Rock Café al que tanto adoraban, Starbucks fue su siguiente parada, el barrio pijo con todas las tiendas de lujo, en las cuales entraban, se probaban ropa y nunca compraban nada; todos los parques o la gran mayoría de los de la ciudad recorridos con su skate, en muchos de los cuales se encontraron a amigos con los que echaron unas canastas y algunas carreras… Todo estaba permitido para ellas en esos días siempre y cuando la diversión estuviera asegurada.
Cerca de las nueve de la noche, las chicas aparecieron en el hotel con el skate en las manos y su mochila al hombro, listas para cambiarse de ropa antes de que las echaran de allí por las ropas que llevaban. Los vaqueros rotos y las camisetas desgastadas no están permitidas para ellas allí a no ser que fueran estrellas del rock, cosa que obviamente no eran. “Cuestión de tiempo” bromeaba Alice, que soñaba con ser cantante profesional, mientras ambas se cambiaban en la habitación de Bill mientras ellos las esperaban en la recepción. Una ves estuvieron cambiadas y las mochilas escondidas en el gran armario de la habitación, las chicas bajaron al cenar riendo y bromeando entre ellas, tal y como lo habían hecho durante todo el día, ninguna de las dos quería estropear eso, sin embargo, la realidad era otra y es que Alice cada vez que miraba a su amiga, no podía evitar que su tiempo con ella llegaba a su fin… Y ese pensamiento se hizo presente cuando la vio acercarse a Tom y aceptar el viaje. Inmediatamente después él la alzó en el aire y la besó en los labios. Se alegraba por ellos, de verdad… Pero dolía… Dolía demasiado…
-Hey… - la llamó Bill, sentado a su lado. Habían acabado en el mismo parque en el que semanas antes, el confiado de Tom se había caído de espaldas en su intento frustrado de ser mejor en el vehículo de cuatro ruedas. Alice lo miró a los ojos, y eso dolió mucho más. Sam no iba a ser la única que se fuera… - ¿Estás bien?
-Si, ¿por qué no habría de estarlo? – Alice vio cómo él dirigía su mirada hacia su amiga. Ella sonrió. – Será feliz, es lo que cuenta. Esto no es un adiós. Sé que nos volveremos a encontrar. – sonrió la morena. Bill quedó impresionado por su seguridad y confianza. Lo recordaba a él, cuando había perdido a su amiga, él también había tenido esa confianza ciega en volverse a encontrar con su amiga…. Y había merecido la pena. Allí estaba con él… Iba a ir a vivir con él de nuevo.
-Confía en ello… Yo… - quedó callado por unos momentos. – Olvídalo. Vamos…
“Rayos, Bill, eres un cobarde” dijo una voz en su cabeza. ¿Y qué iba a decirle? “Sé que hace poco que nos conocemos y eso… pero… ¿quieres venir conmigo?” Eso sonaba estúpido hasta en su cabeza. No podía… De repente, se encontró con los verdes ojos de su amiga, que lo miraban atravesándolo con un claro mensaje en su mirada. ¿Qué podía esperar de ella? Sabía que ella conocía sus pensamientos, lo conocía demasiado bien, para ella, él solo era un cuerpo tan transparente como el agua. No intentó disimular. No le servía de nada. Ella iba a hablar con él. Muy seriamente. Él intentaría hacerse el loco pero ambos sabían como acabaría esa conversación. Él acabaría admitiendo la derrota. Un profundo suspiro se escapó de su boca cuando los demás se disponían a salir por la puerta del hotel y ella pasaba por su lado.
-No pierdas tiempo. No seas idiota. Sólo díselo.
Fueron las únicas palabras que salieron de los labios de su hermana antes de dejarlo completamente petrificado. ¿Cómo es que podía leerle la mente de esa manera? Espera… ¿habían vuelto al hotel? ¿Cómo? Ni se había enterado… ¿Qué demonios le pasaba? Estaba tan absorto en sus pensamientos que le era imposible ser consciente de la situación que vivía. Miró a su alrededor, buscando a la morena con la mirada y la encontró un par de metros delante de él charlando animadamente con sus dos compañeros de grupo. Los tres reían a carcajadas mientras se dirigían a una parte del hotel que no habían frecuentado pero que sabían que existía: una zona de recreativos. Videojuegos, algunas canastas, cosas que solo solían gustar a los chicos… ¿Por qué demonios llevaban a las chicas…? Ok, olvidaba que se trataba de Sam y Alice. No es que ellas no fueran femeninas ni nada de eso… Solo es que recordaba que a Sam solían gustarle todo ese tipo de cosas, y al parecer también a su amiga. Alice era toda una caja se sorpresas. Respiró hondo antes de decidirse a ir a hablar con ella, tenía que hacerlo, no tenía nada que perder y si mucho que ganar. Armándose de valor se acercó a los chicos y le preguntó si podía hablar con ella en privado… Ella aceptó algo ceñuda y extrañada, aunque lo siguió hasta su habitación donde él le abrió la puerta y ella alucinó aún más de lo que ya estaba. Pasando al interior del habitáculo ella se volvió hacia él con una clara pregunta en el rostro, no se esperaba que la respuesta iba a dar un giro a su vida…
-Alice… Yo solo quería… Por favor, siéntate. – ella alzó una ceja, nunca había visto a Bill tan serio… Ehm… Si, si lo había hecho. Cuando Sam había estado en el hospital. Pero sabía que esto no tenia nada que ver con su amiga, algo en la mirada de él le hizo ver que aquello solo le concernía a ellos dos. Centrando sus ojos en los de él, ella hizo lo que le pedía. El se sentó a su lado en la inmensa cama, mirando sus manos, estaban empezando a sudarle las manos… Mierda. Justo ahora se ponía nervioso. Venga, Bill, tú puedes. – Alice, sé que hace poco que nos conocemos, que posiblemente la respuesta sea no, porque tu vida esta aquí pero me arriesgaré y te pediré o… No, mejor solo te daré esa opción. La opción de venir conmigo, con nosotros… Yo… ahm… Sé que tu vida está aquí, tu familia, tus amigos… Por eso solo es algo que te doy para pensar. Igual sé que esto es muy arriesgado, que… - Alice no lo dejó continuar. Rápidamente tomó su rostro en sus manos y lo besó con hervor en los labios, aspirando su aroma, degustando su sabor… -¿Qué…? – intentó preguntar él cuando ella lo dejó libre pero Alice lo interrumpió.
-Sé que es una locura, sé que posiblemente no dure ni tres días allí pero quiero intentarlo por que esto es como un sueño para mí. Sé que igual me estoy equivocando pero siempre me enseñaron que hay que arriesgar para ganar… Y yo quiero arriesgarlo todo por esto, por ti… No sé si esto está bien, no sé si es lo más razonable, lo más seguro es que no lo sea pero… cuando te miro a los ojos la lógica desaparece… Quiero intentar esto contigo, Bill… Si, sé los riesgos que estoy cometiendo al aceptar, fans histéricas, flashes, paparazzis… Quiza una vida casi solitaria pero… quiero hacerlo, intentarlo al menos… Además, tendré a Sam conmigo, las dos juntas podremos sobrevivir mejor a esto…
Bill quedó en silencio, clavando los ojos en esa mirada de ojos cristalinos que lo habían enamorado desde el primer momento en que había clavado la vista en ellos. Jamás había esperado una respuesta como esa, él pensaba que iba a ser un rotundo no… Pero esto… Esto superaba con creces a cualquier otra cosa. Había… ¿Había dicho que si? ¿Iba a ir con ellos, con él? ¿No estaba soñando? El beso que volvió a robarle ella le hizo ver clara la respuesta a esas preguntas. Esto no era un sueño, era la verdadera realidad, la dulce realidad, mejor que ningún otro sueño que pudiera tener… Tomó su rostro entre sus manos, fijando su mirada en todo detalle de su delicado rostro, cada centímetro, cada rasgo… Quería guardar un retrato de ella en su mente, guardarlo para recordar el mejor momento de su vida, que aunque ambos pensaban que era una locura, era en cierto modo una exquisita locura. Lentamente acercó sus labios a los de ella de nuevo, aprisionándolos entre los suyos, sintiendo el corazón de ella acelerarse más y más. Sonrió para sus adentros. Adoraba verla así, sonrojada, con la sangre corriendo a toda velocidad por sus venas y concentrándose en sus mejillas cada vez que él se acercaba. Quería verla así siempre… Con una mano apartó uno de los mechones de largo pelo negro y rizado que se cruzaba en su suave rostro y lo escondió tras una de sus pequeñas orejas que se moría por mordisquear; acariciando con la yema de los dedos su pálida mejilla, sin dejar nunca de mirarla a los ojos. Oh, Dios esa mirada cristalina iba a ser su cruz… Ella lo tomó de la muñeca y dirigió su mirada hacia los acaramelados ojos de él sin mencionar ninguna palabra. Él lo entendió sin necesidad de ellas, le estaba dando el acceso a su cuerpo, su alma… y su vida. Con la mirada clavada en aquellos ojos azules tomó de nuevo su rostro entre sus manos y volvió a atrapar sus labios entre los suyos, con una ternura que hizo que Alice se dejara abandonar entre sus manos expertas. Ella tampoco quiso quedarse atrás, a pesar de su completa inexperiencia, no era tonta y sabía que no debía dejarle todo el trabajo a él. Sintiendo los labios de él sobre los suyos, se recostó sobre el cómodo colchón mientras él se acomodaba sobre ella, controlando su peso para no resultar demasiado pesado para ella. Alice lo miró a los ojos posando una de sus manos sobre la mejilla de él, él cerró los ojos sintiendo la suave caricia que le regalaba, para más tarde abrirlos y centrarlos en ella. “Confía en mi” Parecía transmitir a través de aquella mirada transparente y dulce. Ella asintió con la cabeza como un títere bajo las órdenes de su amo, En cierto modo lo hacía, confiaba ciega y plenamente en él aun a sabiendas de conocerlo tan poco… Realmente lo conocía, no era la visión que había tenido ella durante sus años como fan, no, realmente él no había mostrado barreras que impidieran conocer al verdadero Bill Kaulitz. ¿Por qué? No tenía respuesta, pero sabía que él podía haber sido completamente diferente a como lo había imaginado, podía haberse comportado como alguien totalmente distinto, podía haber destruido la imagen que ella tenía de él… Totalmente al contrario, él se había mostrado tal y como ella lo había soñado…
-¿Estás bien? – le preguntó al oído en un susurro
Ella asintió con la cabeza besándolo poco después en los labios. Dejó de pensar, no debía pensar… No podía pensar. Su mente había quedado abatida en algún rincón de su interior al sentir las suaves manos de él aferrarse a su camiseta y tirando de ésta hacia arriba, sintiendo el delicado tacto de su piel en la suya, solo fue un instante, en el momento en que la tela se deslizaba hacia arriba, ella sintió el contacto de las yemas de los dedos sobre el costado y un escalofrío la recorrió de la cabeza a los pies, un plácido escalofrío que la hizo sentir en el séptimo cielo. Tan rápido como la camiseta desapareció el volvió a besarla en los labios. Quería que se sintiera cómoda, segura… Sabía que esto no lo había hecho nunca, que iba a ser el primero en llegar a esa parte de ella que había ocultado tan celosamente para ella, iba a ser el primero en descubrir sus más íntimos secretos y eso le causaba miedo a la vez que excitación. Miedo de no ser lo suficientemente bueno para ella, miedo de hacerle daño, miedo de defraudarla… Oh, joder, Bill te estas comportando como un estúpido inexperto. Has hecho esto antes, sabes como se hace. Una voz en su cabeza intentaba consolarlo de algún modo, ahogar ese sentimiento de pánico que se había apoderado de él. Era cierto, sabía qué tenía que hacer, sabía cómo hacerlo, lo había hecho antes… Solo tranquilízate, respira hondo… Y deja de pensar. Esa voz tenía razón, pensar no le iba a ayudar en nada… Sintió como ella lo besaba en el cuello mientras sus manos se perdían debajo de su sencilla camiseta y solamente el suave contacto de ella hizo que su mente se desviara de sus estúpidos pensamientos. Aquello no era como un deporte, aquello simplemente surgía, y los pasos a seguir no estaban establecidos. Allí no importaba nada, solo ellos dos, lo demás era ajeno a todo. Ella empezó a quitarle la camiseta a él, mirándolo a los ojos y sin ningún tipo de pudor. Sabía lo que quería, estaba realmente claro en la forma en que clavaba los ojos en él, y eso le gustó, le gustó por que el sentía lo mismo. La quería a ella, allí, con él, en esa habitación o en cualquier otra… Siempre. El significado de esa palabra le llegó como una flecha. La quería. La amaba. La necesitaba. A su lado. Siempre. Dios… Era podidamente cierto…
-¿Bill? – lo llamó ella al verlo ausente. Él la miró a los ojos. Necesitaba decirle tantas cosas antes de continuar…
-Alice, esto no puedo hacerlo así… No sin decirte todo lo que pienso, lo que siento… Yo… Sé que te conozco poco, que solo hace apenas un mes que nos conocemos pero yo.. Joder, es demasiado difícil para mi, sobre todo porque temo tu respuesta. Yo… Te quiero, Alice, y es de verdad. No son solo palabras hechas al azar, de verdad lo siento. Y es algo realmente increíble por que jamás había pensado que pudiera suceder. Me gustaste desde que te vi. Me encantaste cuando te conocí pero me enamoré de ti…
-Bill… - susurró ella a su vez alzándose para besarlo en los labios con efusividad. – También siento lo mismo… Yo… Todo este tiempo he estado confundida… Sabía que te irías, que solo seria un bonito recuerdo para ti pero ahora… Ahora sé que no quiero despertar de este sueño…
El tomó su rostro entre sus manos, apartando las lágrimas que rodaban por la mejilla de ella, besándola en los labios como si se le fuera la vida en ello, sintiéndola cerca, degustando su sabor, embriagándose en su aroma, sentir el acelerado latido de su corazón, comprobar que el suyo propio se agitaba de igual manera. ¿Era este su final feliz? ¿Su esperado final feliz? La respuesta estaba clara y era una afirmación en toda regla. Tumbándose él mismo en la cama, hizo que ella quedara sobre él, acariciando la delicada piel de su espalda, sintiendo los besos de ella recorrer su cuello… Amó ese momento tanto como la amaba a ella. En sus planes no había estado esto… En sus planes no había estado el enamorarse de ella… Pero en el destino nadie puede interferir y ahora, a pesar de eso, se había convertido en el hombre más dichoso del mundo. Quería verla así siempre, ser ella quien lo viera despertar, verla él mismo cada mañana, amarla cada noche, compartir momentos inolvidables, risas, llantos… No importaba qué. Quería estar con ella en las buenas y en las malas… Para siempre. Rodando de nuevo sobre sí mismo y tras haberla despojado de su ropa interior la recostó sobre la cama y quedó mirándola durante largo tiempo. Era increíblemente hermosa… Tanto que pensó no la merecía… Observó sus mejillas encendidas, sus ojos abiertos de par en par clavados en los suyos, sus rojos labios entreabiertos… Todo era perfecto para él. Sus bocas se unieron de nuevo mientras las manos de él recorrían su cuerpo cuidadosamente, regalándole todo tipo de caricias que hacían que su cuerpo se encendiera de forma que jamás lo había sentido… Su cuerpo se agitó cuando sintió las manos de él perderse en su interior… La sensación era extraña y confusa, no sabía bien como reaccionar… Nunca antes… Dios, aquello se sentía como el cielo. Y por unos momentos, quiso que no acabara jamás. Sobre todo cuando los labios de el se alejaron de su boca recorriendo un camino de besos que lo llevó a su cuello, su pecho, su vientre y… Un enorme grito de placer se escapó de lo más profundo de su garganta cuando sintió el dulce contacto de los sabrosos labios de su acompañante sobre su más preciado secreto… Aquello se sentía increíblemente bien. Tanto que de ser esto un sueño, no quería despertar. Bill sonrió para sus adentros cuando escuchó los débiles gemidos de ella, supo que estaba lista, preparada para él… Solo para él. Separándose de ella, la besó en los labios y una pregunta surgió entre ellos:”¿Confías en mí?”
-Confío en ti. – fue la respuesta de ella.
Él sonrió y se dispuso a seguir adelante. Alice estaba nerviosa, no sabía cómo iba a reaccionar su cuerpo contra el intruso, estaba totalmente tensa pensando en todo…. Pero no paso nada. Una punzada de dolor fue lo único, una simple y pequeña punzada de dolor que desapareció poco después para darle un total acceso al paraíso donde se descubrió acompañada por su amante. Quiso gritar, quiso hacer todo tipo de cosas prohibidas, no le importaba la vergüenza, no le importaba en absoluto porque sabía que solo estaban ellos dos. Solos él y ella intercambiando mucho más que cualquier otra persona en el mundo. Sintió sus cuerpos unidos, el mágico momento que compartían, el ambiente que los rodeaba… Todo era perfecto a su alrededor, todo cuanto le importaba estaba allí, con ella, en esa inmensa cama…
Eran las diez de la mañana cuando unos golpes en la puerta despertaron a Alice. Confusa y desorientada miró a su alrededor. Se descubrió desnuda sobre la cama de la suite de Bill, con algún trozo de sábana blanca recubriéndola. Recordó lo ocurrido la noche anterior. No había sido un sueño… Todo había pasado realmente… Una sonrisa se curvó en sus labios, sin poder evitarla. Alguien llamó de nuevo a la puerta. Rápidamente buscó algo con lo que taparse y encontró una camiseta de Bill. Se la puso a la velocidad de la luz pero como las camisetas del cantante no eran tan largas como las de su hermano, esta le llegaba solo hasta un poco más abajo de las caderas por lo que tuvo que buscar sus propias braguitas. Tras supervisar que no veía nada extraño fue corriendo a abrir la puerta, confiando en que era a Sam a quien se iba a encontrar al otro lado. Se equivocó. En el lugar de su amiga se encontraba uno de los trabajadores del hotel con una bandeja llena de comida en las manos.
Eran las diez de la mañana cuando unos golpes en la puerta despertaron a Alice. Confusa y desorientada miró a su alrededor. Se descubrió desnuda sobre la cama de la suite de Bill, con algún trozo de sábana blanca recubriéndola. Recordó lo ocurrido la noche anterior. No había sido un sueño… Todo había pasado realmente… Una sonrisa se curvó en sus labios, sin poder evitarla. Alguien llamó de nuevo a la puerta. Rápidamente buscó algo con lo que taparse y encontró una camiseta de Bill. Se la puso a la velocidad de la luz pero como las camisetas del cantante no eran tan largas como las de su hermano, esta le llegaba solo hasta un poco más abajo de las caderas por lo que tuvo que buscar sus propias braguitas. Tras supervisar que no veía nada extraño fue corriendo a abrir la puerta, confiando en que era a Sam a quien se iba a encontrar al otro lado. Se equivocó. En el lugar de su amiga se encontraba uno de los trabajadores del hotel con una bandeja llena de comida en las manos.
-Señorita, reservaron esto para usted. – le comunicó el chico.
-Oh… Claro, gracias… Ehm… ¿Le dieron propina? No llevo nada encima ahora… - Alice vio como la miraba de arriba abajo. Por primera vez en mucho tiempo, se sintió incómoda ante la idea de que alguien la mirara de esa forma.
-No se preocupe, el señor Kaulitz se ocupó de todo. – le informó. Luego le dejó la bandeja y se fue.
Mirando atentamente el contenido de la bandeja. Además de comida había en ella una nota y una preciosa rosa roja. Sentándose de nuevo sobre la cama y dejando la bandeja a un lado tomó la nota y leyó lo escrito: “Buenos días, preciosa. Espero hayas dormido bien. Salí temprano a una última entrevista y como dormías tan plácidamente no quise despertarte. Estaré de vuelta pronto e iremos a hablar con tus padres. David ya consiguió un billete de avión para ti. Es realmente rápido. Tiene sus contactos. ¿Sabes? Anoche fue la mejor noche de mi vida. Gracias. Ich liebe dich… Bill.” Una sonrisa de curvó de nuevo en los labios de la joven al tiempo que dejaba la nota sobre la cama y tomaba entre sus manos la preciosa rosa llevándola hasta su nariz, aspirando su aroma se echó hacia atrás y quedó acostada, con las piernas flexionadas y los pies rozando el suelo. Aquello era un magnífico sueño del que no pensaba despertar jamás…
-Oh… Claro, gracias… Ehm… ¿Le dieron propina? No llevo nada encima ahora… - Alice vio como la miraba de arriba abajo. Por primera vez en mucho tiempo, se sintió incómoda ante la idea de que alguien la mirara de esa forma.
-No se preocupe, el señor Kaulitz se ocupó de todo. – le informó. Luego le dejó la bandeja y se fue.
Mirando atentamente el contenido de la bandeja. Además de comida había en ella una nota y una preciosa rosa roja. Sentándose de nuevo sobre la cama y dejando la bandeja a un lado tomó la nota y leyó lo escrito: “Buenos días, preciosa. Espero hayas dormido bien. Salí temprano a una última entrevista y como dormías tan plácidamente no quise despertarte. Estaré de vuelta pronto e iremos a hablar con tus padres. David ya consiguió un billete de avión para ti. Es realmente rápido. Tiene sus contactos. ¿Sabes? Anoche fue la mejor noche de mi vida. Gracias. Ich liebe dich… Bill.” Una sonrisa de curvó de nuevo en los labios de la joven al tiempo que dejaba la nota sobre la cama y tomaba entre sus manos la preciosa rosa llevándola hasta su nariz, aspirando su aroma se echó hacia atrás y quedó acostada, con las piernas flexionadas y los pies rozando el suelo. Aquello era un magnífico sueño del que no pensaba despertar jamás…
Era ya tarde cuando Alice y Bill se reunieron con los demás. Alice ya le había comentado la noticia a su amiga y ambas habían armado un buen alboroto en el pasillo del hotel por culpa de sus gritos y saltos de alegría. Ahora no iba a resultar tan doloroso decir adiós, sobre todo porque no tendrían que despedirse la una de la otra. Iban a vivir juntas, tal y como habían planeado alguna vez. Sin embargo la visita a sus padres había sido complicada. Su madre no entendía por que iba a dejarlo todo por un chico, un chico extranjero, sin embargo, después de mucho discutir, sus padres, tanto ella como él, entendieron que era lo que quería, que lo amaba, y que no solo se mudaba por el sino también por su mejor amiga, que era como su hermana gemela. Alguien con el que había compartido muchísimas emociones y que ahora, simplemente no podía decirle adiós. Sus padres les dieron su bendición a cambio de una promesa de volver a visitarlos de vez en cuando y de permanecer el contacto. Ella se había abrazado a ellos de forma que era inevitable no estremecerse mientras les daba las gracias una y otra vez. Ahora ella debía trazar su camino… Y no iba a estar sola…
Alice echó la vista atrás mientras caminaba por la Terminal del aeropuerto de la mano de Bill. El cuadro que encontró hizo que una lágrima se escapara de sus ojos al ver a sus padres, a sus hermanas, a sus amigos allí reunidos despidiéndolas con una sonrisa dibujada en su rostro. Sam, a su lado, también volteó la cabeza para echar un último vistazo a su familia por estos tres años. Su tía, su abuela y la madre de Alice derramaban lágrimas silenciosas que decían mucho más que ninguna palabra expresada con la boca. Sabía que las echarían de menos a ambas igual que ellas echarían de menos a ellas. Las dos amigas se miraron a los ojos y apretaron sus manos. Prometieron, en este simple gesto que siempre estarían juntas… Pasase lo que pasase. Juntas lucharían por sus sueños, juntas se enfrentarían a cualquier situación que se les pusiese delante y juntas embarcarían en ese avión que las llevaría a su destino…
Alice echó la vista atrás mientras caminaba por la Terminal del aeropuerto de la mano de Bill. El cuadro que encontró hizo que una lágrima se escapara de sus ojos al ver a sus padres, a sus hermanas, a sus amigos allí reunidos despidiéndolas con una sonrisa dibujada en su rostro. Sam, a su lado, también volteó la cabeza para echar un último vistazo a su familia por estos tres años. Su tía, su abuela y la madre de Alice derramaban lágrimas silenciosas que decían mucho más que ninguna palabra expresada con la boca. Sabía que las echarían de menos a ambas igual que ellas echarían de menos a ellas. Las dos amigas se miraron a los ojos y apretaron sus manos. Prometieron, en este simple gesto que siempre estarían juntas… Pasase lo que pasase. Juntas lucharían por sus sueños, juntas se enfrentarían a cualquier situación que se les pusiese delante y juntas embarcarían en ese avión que las llevaría a su destino…
AGRADECIMIENTO DE AMANDA
Me gusto muchisimo Amanda, mil gracias por tantos capitulos geniales, por tanto sentimiento que le pones a cada uno, no pude evitar derramar las lagrimas de verdad que me encanto, que mas te puedo decir amanda, sabes que se te quiere mucho, se te aprecia y sabes que siempre contaras con nosotras, te queremos de verdad mucho y esta historia se queda en nuestros corazones. GRACIAS AMANDA.
ResponderEliminarMi gemela hermosa, me cuesta poder decir algo en este momento, es tanta la emoción, la alegría, el orgullo, tantas cosas que se me hace difícil expresarme.
ResponderEliminarEstoy más que felíz por el final de esta maravillosa historia, la cual amo y voy a amar siempre, y que ha marcado mi vida, porque me llevó a conocerte. A conocer a mi hermana, a mi gemela, lo que necesitaba para volver a sonreír y para conocer el verdadero valor de la amistad. Gracias por volverme a la vida, gracias también por haberme hecho reír, llorar, delirar, y sentir cada cosa que expresó tu enorme talento del cual estoy muy orgullosa. Y muchísimas gracias por tus hermosas palabras, me han hecho llorar de una forma... Bueno, hoy se cierra una etapa, hoy Recuerdos del pasado llego a su esperado final felíz, dejandonos muy felices a todos los que hemos seguido esta historia, que simpre va a quedar en nuestros corazones. Ya esta en camino otra gran historia, y mi geme, sabes que contas con mi apoyo siempre, y no solo el mío, sino también el de tus fans, y de estas maravillosas personas que te han dado la posibilidad de poder expresarte. Así que me despido muy felíz hoy, estando de pie, y dandole un fuerte aplauso a esta historia, y a la persona más maravillosa del mundo, quien la escribió. Te adoro con el alma mi hermanita, felicitaciones, y un beso enorme, tu geme Dai.
hOla amanda en vdd eztha hiizthOriia
ResponderEliminarfue zuper zpeciial para mii zperandO
anziiOzamenthe cada dOmiingO para leerla
pff nO puedO eviitar derramar lagriimazz
en vdd fuee la mejOr qe ehh leeiidO
eztha fic me iizO zOñar reiir llOrar
de triiztheza ii felizidad me iizO iimaginar
laz qOzaz qele zucediian a sam alice bill tOm
me iizO zentiir muxaz experienziiaz qe jamaz laz Olviidaree ii qOmO dice any eztha hiizthOriia ze qedara en nueztrOz qOrazOnez qOn un hermOzO recuerdO de una grandiiOza ezcriithOra qe emmOz llegadO a apreziiar muxO bnO amanda de qOrazOn t dezeO lO mejOr ii ezperO qOn muxaz anziiaz la nueva hiizthOriia qe dezegurO zera = de hermOza qOmO eztha jeje
tkm ii grax x laz experienciaz qeme iizizthe zentir qOn eztha liinda fic t mandO un bezO ii un abrazO adiiOz .... :)
ziiempre eztara en nueztrOz qOrazOnez
RECUERDOS DEL PASADO :D
atte: maii :) tkm amanda zuerthee
Amandiita!!! ay pues muchas gracias por tu historia! la verdad que hariamos sin una escritora tan buena cmo tu! me da tristeza que tu historia se termine pero a la vez me da felicidad que haras otra! y espero que sea tan buena como esta ay nono pues la verdad no tengo muchas palabras para expresar lo que siento bueno solo quiero decirte felicidades y muchisimas gracias Atte: Pkniia!
ResponderEliminarPaulina:
ResponderEliminarAyyy Amanda.....tu ultimoO campituloO , simplemente hermosoO!!! Nuestra pequeña Alice se hizoO tOoda una mujer!! ^^ peroO yo aun tengo la duda...Sam se voOlvera a encoOntrar con su hermanita!?!? esoO seria hermosoO!!
Ayyyy mi linda niña!!! Te acoOrdaste de nosoOtras!!!!! esoO es loO mas lindoO!!
Gracias...eres un amoOr.
En serioO que ere suna gran escritoOra....debes de hacer de estoO un libroO para loOs fans de toOkiio HoOtel...yoO loO coOmpraria coOn muchoO gustoO!! ^^
Sigue asi nna...eres la mejoOr...y gracias a ti poOr habernoOs permitidoO leer tus pensamientoOs....tus sentimientoOs. En serioOq loOs chicoOs de tokio hotel deben de leer estoO....loO traduciermoOs a aleman o ingles y haremoOs q loO leean, linda niña!!!
Muchas....muchas...muchas gracias...eres la mejoOr!
TE AMAMOoS AMANDA!!!!!!!!!
QUE VIVA AMANDA!!!!! XDDDDDDDD
besoOs y abrazoOs desde aqui de mexicoO...
t kiere poOr siempre...PAULINA!!
besoOs!!
Si amanda de verdad que concuerdo con Paulina, debes ver la posibilidad de hacer de esta historia un libro para todas las fans, de verdad que yo tambien lo compro, e imagina cuantas fans hay en el mundo que lo harian??? No dejes esto en saco roto sabes que te apoyamos ahora y siempre.!!
ResponderEliminarjajajajaja tiene razon paulina y any jajaja...muchisima razon!! ohh amandita linda no puedo creer que halla terminado esta historia aun recuerdo cuando las chicas me dijeron que lea la fic que esta INTERESANTE Y MUY BUENA! uffff ps me volvi completamente adicta a "recuerdos del pasado" no lo podia dejar de leer...me hubiese gustado conocer desde mas antes el blog, y seguir cada capitulo junto contigo y las lectoras...pero lo bueno es que al fin di con ustedes tanto tu como las tokitas es lo mejor que me ha pasado. Amanda muchos aplausos para tii (bravo bravo) =D jaja muchisimas gracias por esta maravillosa, increible, estupenda, graciosa, triste, genial historia; decimos adios a "recuerdos del pasado" y damos la bienvenida a otra GRANNNNNN y muy buena historia que con solo el prologo ya esta muy pero muy interesante! nuevamente GRACIAS amanda porque nos daras a conocer otro gran exito porque eso sera una genial y exitosa historia...ahhh por cierto danke por mencionarme en tu agradecimiento de verdad que me alegre demasiado ps como ya sabras aqui estaremos tus lectoras apoyandote en todoooo todooo y tu sabes que yo con gustoooo dejo comentarios felicitandote y felicitandote jajajaja.
ResponderEliminarAmanda eres nuestra escritora numero 1 y no solo eso tambien una gran amigaaaa, vaya que las personas que te tienen cerca tienen suerte de tener a alguien como tu a su lado porque eres una gran chica, amiga, compañera y uffff ps etc jajaja =D bueno ps seguire comentando para la proxima historia que es un gusto y un placer...gracias grac... jajaja te seguiria agradeciendo todaaaa la noche jajajaja pero bueno....jajajaja amanda gracias por brindarme tu linda e inmensa amistad no olvides que yo tambien te brindo la mia y a todas las del blog tambien! es un gusto conocer a grandes personas como ustedes. Te quiero muchisimoooooo amanda, te queremos todas.
NOTA: el final fue lo mejor, no tengo lagrimas pero vayaa que me puse triste pero a la ves alegre y contenta porque tuvo un final perfecto todos felices y contentos! FELICIDADES!!! amanda. (escribiria muchas felicidades pero no quiero hacerla mas larga jajajaja) =P.
"""JaS"""