domingo, 4 de abril de 2010

RECUERDOS DEL PASADO CAPITULO 36


Hello, girls! ¿Cómo están? Espero y deseo que les vaya todo de perlas… Vi que os dejé preocupadas, bien, eso significa que os gusto y si me odiáis es porque os encantó. XP Así que, si me permitís, voy a seguir siendo mala durante un poco más de tiempo… Un beso enorme a todos y muy, muy buena semana ;)
Ella miró de nuevo su mano y él dirigió la mirada hacia allí descubriendo aquel liquido viscoso y rojizo… Dios… ¿Aquello era sangre?....
Sam se sintió ligeramente mareada no sabía muy bien por qué, si por la sangre derramada, si por cansancio o por qué pero sintió como la movilidad abandonaba los miembros de su cuerpo recostándose de nuevo sobre la tina y dejando caer las manos sobre el agua, tiñendo de rojo el liquido cristalino. ¿Qué demonios pasaba? ¿Qué era aquello? ¿Por qué ahora? ¿Por qué tenía que ser ahora cuando justo había alcanzado la felicidad deseada tenía que sentirse tan enferma? Sintió sus párpados cerrarse y su cuerpo sumergirse en el agua pero no hizo nada para evitarlo, se encontraba tan bien, como flotando en una nube… ¿Qué demonios era esa luz? Era hermosa…
-¡No! – ni siquiera la voz de Tom logró captar su atención, tal vez fuera demasiado tarde… ¿Qué más podía hacer? Se estaba tan bien… Cerró los ojos y abandonó toda consciencia con el mundo exterior… - Maldita sea… ¡Samantha! ¡Abre los ojos! ¡Joder!
Casi a la velocidad de la luz se precipitó sobre ella, sacándola de la bañera y tomándolas en volandas la llevó hasta la cama donde la tumbó sin parar de llamarla. Odiaba cuando pasaba esto. Recordó la primera vez que algo así había pasado… Con quince años se había asustado de veras… Y a pesar de estar prácticamente acostumbrado a sus mareos y sus desmayos aún seguía asustándose por ello. Un pánico increíble a que no despertara se apoderaba de él… Un escalofrío recorrió su espina dorsal. No, ella despertaría. Tapándola con su propia chaqueta fue hacia el baño buscando algo que contuviera alcohol. Tenía que hacerle recuperar la consciencia como fuera… Sus ojos se clavaron en el suelo y en el agua color rojiza de la bañera… Estaba acostumbrado a los mareos pero… Nunca antes había vomitado sangre. Desvió la mirada de allí. Tenía que atender a Sam, ya mandaría a alguien a que lo limpiaran… Volvió a la habitación con una toalla impregnada en alcohol y se sentó a su lado, recostándola sobre su regazo y depositando la toalla bajo sus fosas nasales mientras murmuraba su nombre infinitas veces… Una palabra mal sonante escapó de sus labios cuando se dio cuenta que nada funcionaba. Con cuidado de que no cayera, buscó su móvil y llamó a David.
-David, necesito el coche ¡ya! – pasó de formalismos. Sam… No, por favor, Sam tenía que resistir… Sam no iba a morir…
-¿Para qué?
-Olvida eso, lo necesito, joder…
-Tom, ¿qué mierda está pasando?
- Sam...- no hizo falta añadir palabra alguna. Él lo entendió.
-Voy para allá.
Tom dejó resbalar el teléfono por sus manos cayendo este al suelo, y volvió a abrazar a Sam. ¿Qué pasaba ahora? ¿Por qué demonios no despertaba? Pasó su mano por el húmedo cabello. Había estado tan feliz apenas hacía media hora y ahora… La palidez había llegado a su rostro de nuevo, las mejillas enrojecidas habían desaparecido, los labios entreabiertos estaban casi azules… Había estado tan bien cuando él… Oh, mierda… Ella estaba desnuda. Rápidamente con mucha torpeza le colocó una de sus camisetas y la ropa interior que ella había usado… Estaba convencido que si Sam despertaba cuando llegara David se pondría histérica por que la hubieran visto desnuda. Sonrió interiormente al recordar a la Sam de siempre… La quería de vuelta… Viva.
La puerta se abrió de golpe y por ella entraron David seguido de los chicos. ¿Por qué tanta gente? Solo había sido un mareo de nada… Ella iba a despertar de repente y exclamaría: ¡Inocentes! Y todos se reirían, él mismo incluido… Joder, estaba delirando… Pero prefería delirar a aceptar que no volvería a ver nunca más aquel par de ojos verdes… David se acercó a la cama y le buscó el pulso.
- Está viva… Débil… Pero viva… Alice- se volvió hacia la morena- ¿Podrías llamar a una ambulancia? Creo que ya es hora de que esta jovencita atienda a su salud…
-Claro. – asintió sacando el móvil del bolsillo del pantalón sin apartar la mirada de su amiga.
-Tom, ¿estás bien? – le preguntó su hermano. Él asintió con la cabeza.
Nadie dijo nada por unos momentos…

-La ambulancia ya viene… - confirmó Alice, entrecortadamente.

El silencio volvió a hacerse. Todos esperaban en silencio a los médicos o a que Sam despertara. Alice desvió la mirada, no podía ver a su amiga así.. ¿Cuántas veces le había dicho que fuera a hacerse una revisión y cuantas veces ella se había negado a pesar de que Alice se había ofrecido para acompañarla? Tal vez si hubiese insistido un poco más ahora ella no estaría así… Miró al suelo… Dios mío… “Sangre” pensó ella nada más verla. Proveniente del baño… Dios, ¿qué había pasado allí? Se dirigió al baño, siguiendo el camino de pisadas… Y vio el suelo y el agua de la bañera…

-Joder…
Bill la había seguido y lo había descubierto también. Por la mente de ambos solo pasaba una pregunta. ¿Qué demonios había sucedido allí? Conocían a Sam y sabían que no había intentado suicidarse. No ahora que por fin estaba con Tom. Y tampoco vieron ninguna cuchilla o algún objeto cortante… ¿Entonces? Dios, era una mierda no saber nada... Alice se agachó y quitó el tapón de la bañera y observó como el agua desaparecía. Buscó algún paño para limpiar todo aquello y lo encontró en el fondo de uno de los armarios. Se arrodilló en el suelo y empezó a limpiar la sangre antes de que ésta se secara demasiado mientras las lágrimas se agolpaban en sus ojos y empezaban a abandonar aquella prisión de claridad de forma silenciosa hasta que no pudo más y se derrumbó. Bill la abrazó sujetándola con fuerza y la levantó de nuevo, susurrándole palabras al oído que ni el mismo creía. Dios no podía llevársela. Maldito egoísta, no te la llevarás.
Mientras en la habitación, Sam seguía sin reaccionar. Tom estaba a su lado y la sostenía muy cerca de él mientras le susurraba al oído cosas sin sentido. Sabía que aquello era inútil pues ella no lo escuchaba pero tal vez existía alguna pequeña posibilidad… Solo un segundo después, escuchó un débil gemido… Sam estaba despertando…
-¿Qué ha pasado? – apenas susurró sin moverse todavía… - No siento nada…
-Tranquila, te tengo… Vas a estar bien – le susurró él a su vez.
-No dejes que me atrape… -deliró ella.
-Nadie lo hará. Estoy contigo.

Sam volvió a cerrar los ojos, había recuperado la consciencia pero aún no se acostumbraba a su alrededor. Sentía sus miembros pesados como si su propio cuerpo pesara unas cien toneladas a pesar de ser tan liviana, su frente arder y un frío increíble aunque esta era una de las noches más calurosas del verano. Notó su cuerpo temblar y poco después una suave tela cubriéndola. Intentó dar las gracias pero de su boca no salió más que un débil balbuceo. Sintió su boca pastosa, como si hubiera tragado arena, pero no estaba sola. Notó la calidez del cuerpo de Tom y lo agradeció. Él estaba con ella y sabía que no la dejaría… Una leve sonrisa se curvó en sus labios antes de quedarse profundamente dormida.
Un cuarto de hora más tarde la ambulancia llegó y los médicos llegaron corriendo a ver a la paciente. Alice fue la que habló con ellos mientras hacían su trabajo. Ella estaba bien, débil, pero se recuperaría. Fue lo que le dijeron y Alice se lo comunicó a los demás. Todos asintieron aliviados menos uno.

- ¡Vomitó sangre, maldita sea! ¿Cómo va a estar bien? – gritó Tom dando un puñetazo a la pared.
Alice lo miró boquiabierta… Eso no pintaba nada bueno… Rápidamente se lo comunicó a los médicos que se miraron y entonces decidieron llevarla al hospital para hacerle algunos análisis. Todos observaban como la traspasaban a la camilla y la sacaban de la habitación. La pobre susurraba algo en sueños totalmente incomprensible, palabras sin sentido, y Tom, a su lado, le apretó la mano, susurrándole al oído: Todo está bien. Solo aguanta. No quería dejarla en ningún momento. Aunque solo fuera para unos análisis rutinarios para comprobar que todo estaba perfecto en ella… Había temido perderla y no pensaba dejarla ni un solo minuto.
La confusión y el delirio se desencadenaron cuando llegaron a la puerta del hotel. Las fans que hacían noche para verlos empezaron a gritar cuando los vieron salir pero el silencio se hizo cuando vieron la camilla con la joven pelirroja y a uno de sus ídolos al lado, sosteniéndole la mano como si le fuera la vida en ello. Ni siquiera miró a ninguna de las que había allí por él. Los médicos subieron a la paciente a la ambulancia e inmediatamente él subió tras ella. Desgraciadamente era el único que cabía en el vehículo. Los demás miraron solemnes como la acomodaban. Tres segundos mas tarde las puertas se cerraron y la última visión que tuvieron de ella fue la de sumida en un sueño profundo. Un minuto después la ambulancia salía disparada en dirección del hospital. Las chicas allí presentes contuvieron la respiración. Sabían que ese no era el mejor momento para ponerse a gritar así que se limitaron a observarlos, ni siquiera sabían qué decirles, todo había pasado tan rápido. ¿Quién era ella y qué tan importante era para ellos? La pregunta era inevitable pero ninguna se atrevió a formularla. Unos minutos mas tarde apareció David con el coche enfrente de ellos. Iban a seguir a la ambulancia. No tardaron ni dos segundos en correr a entrar en el coche. Querían estar con su amiga todo el tiempo que fuera posible.
De camino al hospital, Alice llamó a Teressa. Casi pudo sentir como se derrumbaba la mujer al tener tan terrible noticia de su sobrina… No lloró, pero Alice sabía que estaba reprimiendo el dolor y se estaba preguntando como todos aquella noche ¿por qué?. Siempre había tenido una salud delicada pero jamás nada tan serio como aquello… ¿Por qué, Dios, por qué? Se preguntaba una y otra vez. ¿Por qué iba a llevarse a su sobrina tal y como se había llevado a su hermana? Era injusto… Él no tenía ningún derecho de arrebatarle a las personas que quería así de repente… ¿Ahora como se lo diría a su madre? Apenas acababa de encontrar a su nieta y ¿cómo iba a decirle eso? Ella sabía muy bien qué le sucedía a Sam, su hija y su marido lo habían sufrido hasta el fin de sus días… ¿Por qué alguien tan joven no podía vivir en paz?
Encontraron a Tom en la sala de espera. Habían metido a Sam a una de sus salas y estaban haciéndole pruebas por lo que él no podía entrar. Había maldecido infinitas veces cuando se lo habían comunicado. Pero maldecir no le había ayudado en nada en absoluto. Y ahora estaba dando vueltas de un lado para otro sin saber bien que hacer para que el tiempo corriera un poco más deprisa. Su hermano se acercó a él y sin decir nada supo como se encontraba. Cosas de gemelos… Posó una de sus manos sobre el hombro del gemelo mayor y ambos se miraron a los ojos. En ningún momento abrieron la boca para formular alguna palabra… En aquel momento todos podían sentirse de igual manera. Asustados, furiosos, tristes… Demasiados sentimientos que resumían un solo hecho: todos, sin excepción, amaban a Sam de alguna u otra forma y lucharían para que ella se quedase con ellos.

Casi una hora después en la que reinó la incertidumbre y cuando ya habían llegado Teressa y su madre, las puertas que conectaban la sala de espera en la que se encontraban con el pasillo de habitaciones en la que en una de ellas descansaba Sam se abrieron y uno de los médicos que la habían atendido salió por ellas para charlar con sus familiares. No les comunicó nada nuevo.
-De momento, tenemos que esperar hasta que nos traigan los resultados del laboratorio, pero estoy casi seguro que ella está bien. Tal vez una simple anemia o que no haya descansado lo suficiente. Es joven, y en épocas de exámenes le haya podido causar estrés o algo… Pero de seguro no es nada grave. Además, he visto en su historial médico que su cuerpo siempre ha sido bastante débil y siempre han existido mareos y desmayos. Por el momento, no hay de que preocuparse. La tendremos esta noche aquí con nosotros por si empeora y mañana cuando recibamos los resultado ya veremos de qué se trata. – Teressa sintió alivio cuando escuchó esas palabras… Gracias, señor, gracias… Rezaba una y otra vez…- Otra cosa, ¿ustedes saben si tomó recientemente la píldora? – todos miraron a Tom. Alice le tradujo la pregunta y él miró en otra dirección asintiendo con la cabeza. –Bien, una de las causas del vómito puede ser esa… No es… Frecuente… Pero conociendo su constitución el probable… Bueno, pues ya está. Cualquier cosa, avisen a una enfermera. Si quieren pueden irse a dormir a sus casas, de seguro ella va a estar bien atendida. – el médico les sonrió brindándoles apoyo y poco después salió hacia su despacho.
-¡Tom! – le llamaron la atención cuando estuvieron solos.
-¡Fue un desliz! ¡Se nos olvidó! – se hizo el inocente él.
-Oh, si, claro y a ti se te olvidó dejarla en su sitio… - bromeó su gemelo mientras caminaban en dirección de la habitación de Sam. Todos rieron la gracia, después de un momento de tensión como en que habían vivido, siempre venían bien unas risas.
Encontraron a Sam tumbada en la cama de hospital vestida con aquella bata horrible de hospital de color azul cielo, la ropa que ella había llevado puesta cuando se la habían traído del hotel en la ambulancia estaba doblada sobre un sillón que había para las visitas. Colgado de su brazo izquierdo e injerto en la piel con una aguja una intravenosa que le proporcionaba algún tipo de suero. La palidez en su rostro era visible pero sus labios habían retomado color. Ella dormía profundamente y parecía no enterarse de nada de lo que sucedía a su alrededor. La sonrisa se curvó en los labios de lo visitantes. Gracias a Dios, todo había pasado y ella estaba bien. No supieron cuanto tiempo pasaron contemplándola, charlando entre ellos, y disfrutando de la compañía hasta que una de las enfermeras les pidió que tenían que salir de la habitación. Solo uno podía permanecer junto a la paciente durante la noche, y eran siete los que había allí con ella. Todos supieron quien se quedaría con ella. Teressa trabajaba al día siguiente, su abuela debía descansar adecuadamente, los chicos tenían entrevista radiofónica, pero… Tom no pensaba dejarla sola ni loco. Se negó completamente a pesar de sus obligaciones. Alice aludió que podía quedarse ella ya que no tenía nada que hacer, pero él siguió negándose. Bill estuvo de su parte, además de por que era un cabezota, podían hacer la entrevista ellos tres solos. Así, tras un largo suspiro, David aceptó y los demás salieron de la habitación no sin antes despedirse de Sam aunque ella no pudiera enterarse.
Cuando la habitación quedó desierta, él se acomodó en el lado derecho de la cama, justo en el lado contrario en el que su piel había sido agujereada… Apagó las luces y tomó su mano, entrelazando sus dedos, tal y como a ella le gustaba. Estuvo a punto de ponerse a hablarle pero recordó que estaba dormida, no en coma. Sonrió ante eso, aliviando el susto que se había apoderado de él y se acomodó en la almohada, muy cerca de ella, cerrando los ojos. Sintió su piel un poco más templada. Sin duda, le habían bajado la fiebre y su cuerpo ya no temblaba… Ahora todo estaba bien, perfecto, como debía estar.

Sam abrió los ojos y por unos momentos la luz que se filtraba por la ventana de la habitación la cegó. Se sintió un poco confusa, sin saber bien donde estaba o qué hacía en aquel lugar, entonces recordó lo ocurrido la noche anterior. Apenas eran unos débiles recuerdos, fragmentos, nada coherente. Pero recordaba la sangre saliendo de su garganta y materializándose sobre la palma de su mano. Se estremeció de solo recordarlo. Se había asustado como la que más. Una vez sus ojos se acostumbraron a la luz miró la habitación que la rodeaba. Estaba sola en mitad de un cuarto de paredes blancas y el olor a medicina y gente enferma la embriagó. Inconscientemente, se llevó una mano a la nariz. Nunca le había gustado el olor a hospital… Una puerta se abrió y ella alzó la cabeza para ver de quien se trataba y descubrió allí a Tom con un vaso de café en las manos. Realmente le apetecía uno… Él miró a los ojos. Se alegró de verla despierta.
-¿Tengo que quedarme aquí? Odio los hospitales… - se quejó.
-Al menos hasta que nos den los resultados… - ella bufó. Ambos quedaron en silencio. Ninguno quería tocar el tema.
El resto de la mañana la pasaron charlando sin sacar nunca el tema del vómito. Ambos estaban mejor ignorando el hecho aunque los dos estaban asustados de los resultados. Sobre las once de la mañana Alice llegó con ropa de Sam. Sabía que la habían traído en escasas condiciones y sabía que la necesitaría para salir. Sam se lo agradeció infinitamente. Las horas pasaban y seguían esperando a que llegaran los médicos para decirle: Estas limpia, puedes irte. Pero allí no llegaba nadie más que enfermeras que le vigilaban el suero y le tomaban la temperatura. Cerca de las dos de la tarde llegaron los demás chicos con Teressa y su madre. Sam sabía que su tía salía de trabajar a la una y media de la tarde y su trabajo no estaba lejos del hospital, seguro había ido rápido a recoger a su madre al piso que compartían las tres y había vuelto. Una enfermera le trajo la comida sobre esa hora también. Odiaba la comida del hospital, ahora más que nunca necesitaba una hamburguesa o un trozo de pizza… Comía despacio, con miedo, si había algo mal en su estómago… Negó con la cabeza, no había nada mal en ella… No ahora… La misma enfermera se llevó la bandeja media hora más tarde. Se sintió mal por los que estaban allí con ella, había comido ella… pero ¿y ellos? ¿Cuándo…?
La puerta de la habitación volvió a abrirse y todos dirigieron la cabeza hacia esa dirección, deseosos de ver por fin al medico que la había atendido cuando la habían traído al hospital. Y allí estaba él. Con bata blanca, con el último botón de la camisa desabrochado, sin corbata, con unos pronunciados ojos azules que mostraban tristeza… Oh, Dios, no le gustó eso… Aunque tal vez fuera una alucinación, tal vez él solo estaba abatido de haber pasado tantas horas despierto, quizá por problemas en casa… No tenía nada que ver con ella, no… Ella estaba bien… Traía en sus manos unos papeles blancos, sin duda los resultados de los análisis y estaban como un poco amarillos, tal vez por estar pasándolo de mano a mano demasiadas veces, eso no le gustó…
-Doctor, por favor, sólo díganos… - pronunció su tía despacio, angustiada.

Sam no sabía si de verdad quería escuchar lo que aquel hombre tenía que decirle. No quería saber nada, la mirada en su rostro ya lo decía todo… Sintió los ojos humedecerse… ¿Por qué? ¿Por qué siempre ella? Dios, era todo tan injusto… Notó como la mano de Tom se aferraba a la suya dándole a entender que él estaba con ella y que no tenía que preocuparse… Pero, ¿y si estaba enferma? No podría seguir con él, él merecía a alguien sano que cuidara de él… No quería retenerlo a su lado… Pero lo necesitaba allí con ella, lo necesitaba ahora más que nunca… Dios, era odiosa…
- Yo… No sé como decirle esto… Cuando lo vimos en las pruebas ni siquiera mis compañeros lo pudimos entender… Es tan joven…
-Doctor, por favor…
-Señorita Stratford, lo lamento pero… Tiene leucemia.
Sam sintió un vacío en su interior… Leucemia… Cáncer… Joder, joder… Sintió como los ojos se le llenaban de lágrimas… ¿Por qué, señor? ¿Por qué? Joder… Maldita sea… Por su mente no paraban de pasar más que palabras mal sonantes… Odiaba esto…

-¿Cuánto…? – preguntó su tía. No quería saberlo, no quería saberlo. Se tapó los oídos con las manos y agachó la cabeza pero aún así lo escuchó…
-No lo sé… Está muy avanzado… Tal vez el cáncer exista desde hace años… Aún es tratable… Pero necesita un transplante de médula ósea… La pondremos en lista de espera… Pero deben de entender que es muy difícil encontrar a alguien compatible…
- Claro, gracias, doctor…
-Si hay algo que necesiten…
-Lo tendremos en cuenta.
La puerta volvió a abrirse y a cerrarse poco después. Sam alzó la vista para mirar a sus compañeros de risas que la miraban esperando una explicación, tenía que decírselo, sacarlo de dentro… Se sentía enormemente vacía y sabía que solo ellos eran capaces de llenarla de nuevo… Puta mierda, no los retendría a su lado… Ella era fuerte…
Las lágrimas escaparon de sus ojos sin hacer nada para evitarlas, quería ser fuerte, pero no lo era… No se sentía fuerte. Ella iba a… No, no, no pienses en eso… No vas a morir… Lucharía… Tenía que ser fuerte… Alzó la mirada para encontrarse con la de sus amigos. Los vio allí esperando una respuesta, algo que les dijera qué era lo que pasaba en ella. Dios, ¿cómo les iba a decir lo que tenía dentro? No podía ser tan cruel, no quería verlos sufrir por ella… Ellos no…
-Estoy bien, chicos. Solo fue un simple desmayo sin importancia. Tengo que… quedarme unos días para que me vayan vigilando pero… No es nada. Saldré en un par de días… No os vais a deshacer de mí tan fácilmente. – les dijo sonriendo, mirándolos a los ojos. Odiaba mentirles, pero era necesario… Al menos de momento… Aún no se sentía con fuerzas para confesarles la verdad…
Ellos le devolvieron la sonrisa mientras Alice clavaba los ojos en los de de su amiga. Comprendía que no estaba con fuerzas para decirles la verdad, pero… ¡joder! No eran niños… Ellos tenían que saber… Mierda, pero ella no era nadie para decirles, eso tendría que decírselo Sam cuando se sintiera preparada para eso. Alice encontró la mirada de su amiga que decía claramente: Por favor, no digas nada… Alice suspiró. No lo haría pero esto dolía como el infierno. La idea de que Sam tuviera cáncer la hería por dentro, la abrasaba… Sintió como los ojos empezaron a humedecérsele… ¿Cómo demonios había podido pasarle esto? ¿Por qué ahora cuando sentía que la felicidad había llegado a su vida, cuando tenía a su lado a la única persona que ella había amado, a sus amigos de la infancia, a sus hermanos, cuando había descubierto que tenía una abuela, que la amaba más que a su vida? Maldita vida… ¿Siempre tenía que ser tan injusta? Tenía que hacer algo, no podía quedarse con los brazos cruzados viendo morir a su amiga lentamente… No, Sam no sucumbiría. Ella iba a ayudarla… Aún no sabía como pero lo haría… Tenía que… Abrió la puerta de par en par y salió corriendo no sin antes mirar fijamente a Sam, que la miraba con preocupación. Todos giraron la cabeza fijando la vista en la puerta que acababa de cerrarse tras ella.
-¿Qué le pasa? – preguntó Georg, sin entender
- Ehm… Seguro habrá ido a llorar de alegría y no quiere que la veamos… - los chicos rieron y Teressa y su abuela clavaron la mirada en Sam, ¿cuánto tiempo iba a tenerlos engañados? Sam desvió la mirada y también rió con ellos.

4 comentarios:

  1. Amanda!!!!!!!!!!!!!!!!!!!1 haaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa........AMANDA!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! no no no no no no no ¿Por que? Dios que capitulo, que capitulo, amo todos tus capitulos....pero nunca me habia puesto a llorar así....no no no alguién que me diga donde vive Amanda que ahorita mismo voy a jalarle las orejas!!!! hay Amanda amo tus capitulos muchisimo y la historia igual...pero en este capitulo si te odié mucho mucho...Sam no se puede morir...noooooo....ya quiero leer el otro no voy a aguantar hasta el prox fin...T.T

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  2. Aiiiii por Dios, aiii por Dios mi geme, noo Sam... presentía esto,pero es horrible saberlo, no puedo dejar de llorar. Pero a pesar de la tristeza que siento por Sam, me siento muy felíz y orgullosa de vos mi hermanita, por como escribiste este grandioso capítulo, así que te felicito amor. Ya espero desesperadamente el próximo capítulo y espero poder aguantar todos estos días, quiero saber que pasa con Sam. Felicitaciones mi vida nuevamente, me super encantó el capítulo, te deja sin aliento de lo fantástico que es. Un beso enorme corazón, te quiero demasiado, tu hermana que te adora con toda su alma,y que esta algo loca, Dai

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  3. Muy buen capitulo, no me lo esperaba XD.

    Seguro que ya va quedando menos para
    el final, ¿o no...? jejeje.

    Cuidate mucho Amanda y sigue escribiendo, estare esperando el siguiente eeehhh.

    Hasta el proximo ^^

    †Elfire

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  4. Hayy amanda pucha este capitulo si es triste, que mal que sam tenga eso ¡por diossss!!! ay lo malo es que no puedo expresar nada mas de lo que siento jeje, como siempre de bueno el capitulo pero nunca falta las sorpresas y tristezas tuyas. Ayy amanda a aceptar nomas tus malesas jajaja...esperare con ansias el proximo capitulo que tambien como siempre va estar interesante (eso es obvio) bueno amanda te cuidas bastante eh y no seas tan malvadita con las tokitas jajajajajaja TKMMMmmm...
    [*jas*]

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