¡Hola a todos! ¿Qué tal esta semana? Espero que de lujo. Recién me di cuenta de que ¡llegamos al capítulo 30! Y parece que fue ayer cuando empecé a publicar los capítulos… No, no es una despedida, el fic aún esta en proceso pero ya casi esta llegando a su fin… Espero les guste este capítulo donde por fin, Alice y Bill tendrán su momento… Un beso a todos y espero que continúen estando bien… ^_^
Al llegar al hotel Sam tiro todo al suelo y, por fin, pudo tirarse en la cama. Estaba terriblemente cansada, pero dedicó unos últimos segundos a lo ocurrido aquella noche en el pub, después de todo, no había sido tan malo…
A la mañana siguiente el sonido del despertador sonó para todos a la misma hora: las ocho de la mañana. Tenían que estar en la rueda de prensa a las once y el desayuno se servía hasta las nueve y media. Antes de ir a dar la cara, tenían que repasar algunas cosas, Sam tenía que relajarse para no meter la gamba ya que los chicos ya estaban acostumbrados a estas cosas… Cuando la vieron bajar las escaleras arreglada discretamente aunque seguía destacando como ninguna y la vieron hablar sola entre murmullos no pudieron evitar reírse por lo bajo… Era la primera vez que hacía algo como aquello así que lo entendían bastante bien, ellos también habían tenido aquella primera experiencia… Llegaron al hotel donde ya los esperaban todos los periodistas y Sam se puso aún más nerviosa de lo que ya estaba. ¿Por qué había aceptado sin más, sin luchar? Ahora todos esos profesionales se la comerían con patatas… Los chicos pasaron por su lado para sentarse en sus respectivos sillones y le dieron unas palmaditas en la espalda brindándole apoyo… Realmente lo necesitaba. Alice, junto con David, y un par de guardaespaldas entre los que se encontraba Henri, estaban justo al lado de la puerta. Sam miró a su amiga, que la miraba sonriendo, y alzaba los pulgares en señal de que todo iba a estar bien… Suspiró. Ahora nada de echarse atrás. Estaba con ellos, ¿qué podía pasar?
-Venga, Sam, estuviste genial… - le daban ánimos sus amigos mientras comían en el comedor del hotel tras la rueda de prensa.
Intentaban animarla pero ella sabía que había sido un completo desastre… Había metido la pata una y otra vez… ¿Por qué se había puesto tan nerviosa? No lo entendía. Siempre se le había dado más o menos bien hablar en público y el alemán había sido siempre su lengua materna… Así como el castellano… ¿qué le habría podido pasar? ¿Tal vez…? ¡No! ¿De verdad podía haberse dejado engatusar tanto por esos ojos? Negó con la cabeza efusivamente… Sus amigos la miraron con el entrecejo fruncido, sin saber muy bien por qué hacía eso… Pero no dijeron nada y continuaron comiendo. En momentos como esos no le gustaba que le anduvieran preguntando qué se le pasaba por la cabeza…
Cuando terminaron de comer, Sam quiso subir a su habitación, necesitaba descansar, la noche anterior la había dejado realmente cansada y aunque no había tenido problemas para dormir, encontraba su cuerpo cansado y necesitaba descansar… Todos se sumaron a su plan, cada uno en su respectiva habitación… No tenían planes para esa tarde así que podían hacer lo que quisieran…
Fumando un cigarrillo tras otro, Tom no podía dormir. Por su cabeza solo pasaba lo ocurrido la noche anterior. La forma en que ella tocaba el piano, su sentimiento puesto en esa simple canción que demostraba lo que realmente ocurría en su interior, la verdadera Sam sin barreras, y eso le dolió, le dolió porque ella sufría… Otra vez esa maldita sensación… ¿por qué no podía dejar eso atrás? ¿Por qué no acceder a su petición? Ella tenía razón, debía aprender de sus propios errores, él no tenía que estar protegiéndola y cuidando de ella todo el tiempo…
Fumando un cigarrillo tras otro, Tom no podía dormir. Por su cabeza solo pasaba lo ocurrido la noche anterior. La forma en que ella tocaba el piano, su sentimiento puesto en esa simple canción que demostraba lo que realmente ocurría en su interior, la verdadera Sam sin barreras, y eso le dolió, le dolió porque ella sufría… Otra vez esa maldita sensación… ¿por qué no podía dejar eso atrás? ¿Por qué no acceder a su petición? Ella tenía razón, debía aprender de sus propios errores, él no tenía que estar protegiéndola y cuidando de ella todo el tiempo…
Alguien llamó a la puerta al tiempo que exhalaba el humo del cigarro que estaba fumando. Gruñó.
-Esta abierta. – fue lo único que dijo sin necesidad de levantarse de la cama.
-¿Se puede? – la voz de su hermano lo sorprendió. Lo creía con Alice charlando en alguna parte… Tal vez, incluso, intercambiando fluidos… Sonrió ante esto. Siempre había pensado que su hermano era un lento con las chicas… Desde luego, ¿no lo veía claro ya? ¿A qué esperaba para lanzarse?
-Claro… ¿No andas con Alice?
-Mmm... Solo somos amigos, Tom…
-Claro… Por eso…
-Antes quería hablar contigo
-¿Sobre?
-Sam.
-¿Se puede? – la voz de su hermano lo sorprendió. Lo creía con Alice charlando en alguna parte… Tal vez, incluso, intercambiando fluidos… Sonrió ante esto. Siempre había pensado que su hermano era un lento con las chicas… Desde luego, ¿no lo veía claro ya? ¿A qué esperaba para lanzarse?
-Claro… ¿No andas con Alice?
-Mmm... Solo somos amigos, Tom…
-Claro… Por eso…
-Antes quería hablar contigo
-¿Sobre?
-Sam.
El silencio se hizo en la habitación. ¿Por qué, Bill? ¿Por qué tienes que hablarme ahora de Sam? Esas palabras pasaron por la mente del chico a una velocidad de vértigo. No lo entendía. Ella era su amiga, ¿por qué tenía que venir Bill, precisamente ahora, a recordárselo? Gruñó entre dientes.
-¿En serio? ¿Me estás diciendo que ahora te gusta Sam? – salió del paso levantándose de la cama y fijando su mirada en los ojos de su hermano gemelo… ¿Ganaría tiempo si saltaba con aquella estupidez? Estaba claro que Bill solo sentía una bonita y profunda amistad hacia la pelirroja…
-¿Qué? ¡No!
-Ah, como Alice me dijo que os vio besándoos…
-Eso… - Bill desvió la mirada y Tom sonrió
-¡Lo disfrutaste! ¡Lo sabía!
-¡No, Tom! ¡Escúchame y deja tus tonterías aparte! – Bill perdió los nervios con mucha facilidad… Vale, esto no era para seguir bromeando… Cuando Bill se ponía así… - ¿Por qué mierda estáis perdiendo el tiempo de esta manera? ¿Por qué razón te echas atrás, tú que siempre has ido de decidido con las tías? – Tom chasqueó la lengua
-Sam es solo una tía más… Está buenísima, eso no te lo niego… Pero… - no siguió hablando. Sintió como el puño de su hermano iba directo a su cara, lo miró atónito… ¿el pequeño Bill acababa de meterle un puñetazo? - ¿Me… has… pegado? – preguntó Tom, entrecortadamente, llevándose la mano a la zona dolorida
-¡Por imbécil! ¡No pienso permitirte que hables así de Sam! ¡No tratándola como una cualquiera a la que puedas tener en tu cama y luego deshacerte de ella cuando no te sirva!
-¿Y tú crees que yo quiero tratarla así? Creía que me conocías mejor que eso…
-¿Eso significa…?
-¡Que la quiero! ¡Eso significa! ¡Significa que me duele verla así, significa que me muero por abrazarla siempre que la veo triste, decirle que siempre voy a estar con ella, que jamás tendrá que preocuparse por nada, poder besarla siempre, tenerla aquí conmigo ahora, verla sonreír! ¡Eso es lo que significa! – Tom quedó callado después de eso, con la mirada clavada en el suelo, siendo consciente de lo que acababa de decir… ¿Realmente lo había dicho, no había sido una alucinación suya?
-¿Eres consciente de lo que acabas de decir? – preguntó Bill, él sonrió amargamente…
-Lo soy…
-¿Y por qué todo esto, Tom? No lo entiendo…
-¿Qué? ¡No!
-Ah, como Alice me dijo que os vio besándoos…
-Eso… - Bill desvió la mirada y Tom sonrió
-¡Lo disfrutaste! ¡Lo sabía!
-¡No, Tom! ¡Escúchame y deja tus tonterías aparte! – Bill perdió los nervios con mucha facilidad… Vale, esto no era para seguir bromeando… Cuando Bill se ponía así… - ¿Por qué mierda estáis perdiendo el tiempo de esta manera? ¿Por qué razón te echas atrás, tú que siempre has ido de decidido con las tías? – Tom chasqueó la lengua
-Sam es solo una tía más… Está buenísima, eso no te lo niego… Pero… - no siguió hablando. Sintió como el puño de su hermano iba directo a su cara, lo miró atónito… ¿el pequeño Bill acababa de meterle un puñetazo? - ¿Me… has… pegado? – preguntó Tom, entrecortadamente, llevándose la mano a la zona dolorida
-¡Por imbécil! ¡No pienso permitirte que hables así de Sam! ¡No tratándola como una cualquiera a la que puedas tener en tu cama y luego deshacerte de ella cuando no te sirva!
-¿Y tú crees que yo quiero tratarla así? Creía que me conocías mejor que eso…
-¿Eso significa…?
-¡Que la quiero! ¡Eso significa! ¡Significa que me duele verla así, significa que me muero por abrazarla siempre que la veo triste, decirle que siempre voy a estar con ella, que jamás tendrá que preocuparse por nada, poder besarla siempre, tenerla aquí conmigo ahora, verla sonreír! ¡Eso es lo que significa! – Tom quedó callado después de eso, con la mirada clavada en el suelo, siendo consciente de lo que acababa de decir… ¿Realmente lo había dicho, no había sido una alucinación suya?
-¿Eres consciente de lo que acabas de decir? – preguntó Bill, él sonrió amargamente…
-Lo soy…
-¿Y por qué todo esto, Tom? No lo entiendo…
-No es tan complicado, Bill… Ella merece a alguien que la haga feliz.
-¿Y ese no puedes ser tú? – Bill abrió los ojos de par en par.
-No.
-Eres insufrible.
-¿Y ese no puedes ser tú? – Bill abrió los ojos de par en par.
-No.
-Eres insufrible.
Bill se giró para marcharse. Odiaba esto. Sinceramente estaba harto de este juego de niños que llevaban los dos. ¿Por qué no podían ver que ambos sentían lo mismo? Solo eran unos críos jugando a la vida… De los errores se aprendía, cierto, pero Bill se negaba a que cometieran el peor error de su vida… Sabía lo mucho que le dolía a su hermano dejar a Sam libre, se le veía cada vez que un chico se cruzaba en la vida de ella. ¿La prueba? Erik, por ejemplo. Se negó a hablarle en toda la noche solo porque andaba demasiado cerca de Sam ya no le caía bien… Bill no se tragaba ese cuento de que pensara que ella mereciera a alguien mejor que él. Su hermano era de los que pensaban que mejor con él que con ninguno. Claro que eso podía cambiar con relación a Sam… Entonces lo entendió. Realmente él la quería, y quería para ella lo mejor, y no solo eso, pensaba que si él estaba con ella le haría daño y por eso se torturaba a sí mismo… Estúpido cabezota…
-Bill, ¿cómo esta ella? – la voz de su hermano le llegó a sus espaldas. Se giró para mirarlo. Sentado a los pies de la cama y mirando a los ojos a su hermano pequeño. – Sé que tenéis esa especie de… conexión… Eres su mejor amigo, Bill. Te lo cuenta absolutamente todo… Solo dime si ella está bien…
-No, Tom, ella no está bien… - Tom cerró el puño y murmuró algo que sonó como: “Maldita sea” Bill se giró para irse, ya nada más podía hacer si aquel cabezota no cambiaba el chip… Sin embargo, se le ocurrió algo. Giró la cabeza para mirar a su hermano al tiempo que una de sus manos se posaba sobre el pomo de la puerta, dispuesto a marcharse – La única forma de que ella esté feliz es que la mires a los ojos y le digas lo que me acabas de decir. Piénsalo, Tom, no tienes nada que perder y sí mucho que ganar.
-No, Tom, ella no está bien… - Tom cerró el puño y murmuró algo que sonó como: “Maldita sea” Bill se giró para irse, ya nada más podía hacer si aquel cabezota no cambiaba el chip… Sin embargo, se le ocurrió algo. Giró la cabeza para mirar a su hermano al tiempo que una de sus manos se posaba sobre el pomo de la puerta, dispuesto a marcharse – La única forma de que ella esté feliz es que la mires a los ojos y le digas lo que me acabas de decir. Piénsalo, Tom, no tienes nada que perder y sí mucho que ganar.
Se fue dejándolo solo de nuevo. ¿Ahora qué haría? Su hermano lo había dejado un poco trastornado. Si eso era cierto… Significaba que en sus manos estaba la felicidad de ella… Eso le gustaba por una parte porque significaba que ya podían estar juntos… pero… Después de tanto tiempo… ¿Cómo decirle lo que de verdad pensaba? Llevándose las manos a la cabeza y apoyando las manos sobre las rodillas, cerró los ojos e intento no pensar por unos momentos… Tenía que hacer algo… Esto no podía quedarse así…
Bill salió al jardín del hotel, necesitaba respirar aire puro. Lo ocurrido en la habitación de su hermano lo había dejado ligeramente trastornado. Aún seguía sin entender nada. ¿Por qué actuaban así? ¡Solo estaban siendo idiotas! ¡Los dos! Sentándose en la orilla de la piscina observó el agua, clara y cristalina. Odiaba esto. Se sentía tan impotente ante esa situación. ¿Cómo hacer para que ambos se dieran cuenta de todo? Sabía que no tenía que meterse demasiado en sus vidas, pero… ¡Rayos! ¡Eran sus hermanos! ¡Ellos se querían y querían estar juntos! Y él no iba a permitir que se dañaran el uno al otro…
Bill salió al jardín del hotel, necesitaba respirar aire puro. Lo ocurrido en la habitación de su hermano lo había dejado ligeramente trastornado. Aún seguía sin entender nada. ¿Por qué actuaban así? ¡Solo estaban siendo idiotas! ¡Los dos! Sentándose en la orilla de la piscina observó el agua, clara y cristalina. Odiaba esto. Se sentía tan impotente ante esa situación. ¿Cómo hacer para que ambos se dieran cuenta de todo? Sabía que no tenía que meterse demasiado en sus vidas, pero… ¡Rayos! ¡Eran sus hermanos! ¡Ellos se querían y querían estar juntos! Y él no iba a permitir que se dañaran el uno al otro…
-¡Hey! ¡Que pensativo! – Bill se giró para ver allí plantada a Alice. Le sonrió al tiempo que ella se sentaba a su lado y, quitándose los zapatos, sumergió los pies en las templadas aguas… - ¡Que gusto! ¿Tan solitario aquí, Bill? ¡Oh, perdona! Tal vez querías estar solo…
-¡No, no! Tranquila. ¡quédate! – exclamó él dibujando una sonrisa que hizo que Alice casi perdiera la consciencia…
-¿Y esa cara? ¿hay algo que te preocupa?
-Lo cierto es que si… Verás… - y le contó todo lo relacionado con la conversación que había mantenido con su hermano
-¡No, no! Tranquila. ¡quédate! – exclamó él dibujando una sonrisa que hizo que Alice casi perdiera la consciencia…
-¿Y esa cara? ¿hay algo que te preocupa?
-Lo cierto es que si… Verás… - y le contó todo lo relacionado con la conversación que había mantenido con su hermano
-Pero eso es genial… Sam… Ella…
-No hará nada… Conozco a Sam y…
-Lo se… Cabezona… - murmuró, él rió.
-No hará nada… Conozco a Sam y…
-Lo se… Cabezona… - murmuró, él rió.
Quedaron en silencio. Un silencio tranquilizador. Ambos estaban sumidos en sus propios pensamientos… Bill miró a Alice por el rabillo del ojo. La melena rizada le caía sobre los hombros a forma de cortina entre ellos, pero estuvo casi seguro que sus ojos azules estaban clavados en las aguas cristalinas… Sonrió. Adoró esos ojos en el momento en que sus miradas se habían cruzado, le costaba admitirlo, pero su amiga se había dado cuenta y ella misma había sido la que le había alertado de todos los pretendientes que la morena tenía a su alrededor… Con lo que quería decirle que se diera prisa… Ella le gustaba muchísimo, era adorable, alegre, divertida, soñadora, siempre en las nubes, parecía una niña pero también le había demostrado que podía a llegar a ponerse seria y, cuando lo hacía, dejaba ver a la persona madura que residía en ella. Pero él volvería a Alemania en una semana. No podía iniciar algo con ella y luego dejarla así, sin más… Tampoco podía pedirle que lo dejara todo por él… Él, que nunca iba a estar en casa, que iba a estar continuamente de viaje, al que perseguían periodistas, cámaras y flashes, él no podía ofrecerle la vida que merecía… Ella encontraría a alguien que pudiera estar siempre a su lado…
Alice estaba nerviosa y no entendía aún del todo el por qué de aquella situación. Hacía tiempo que el nerviosismo de hablar con Bill había desaparecido de su interior, pero ahora estaba inquieta y podía imaginar a qué se debía… Anoche… Anoche, cuando estaban solos en el pub, casi se habían besado… Si tan solo Sam hubiese tardado un minuto en llegar… ¡Esa había sido la venganza de su amiga! ¡Ella misma le había hecho lo mismo! ¿Cómo podía ser tan mala? ¡Le había pedido perdón! Alice negó con la cabeza… Seguro que su amiga no lo había hecho adrede, es más, había sido su amiga quien le había dicho que a Bill ella le gustaba… ¿No le habría mentido? ¡No! ¡Sam no era de esas! En fin… Supuso que ese no habría sido el momento… Giró la cabeza para encontrarse con la clara mirada del chico, dulce, pura, cristalina… Adoraba esa mirada… Podía perderse en ella cuantas veces quisiera, le inspiraba confianza y seguridad a pesar del delgado cuerpo del chico que decía todo lo contrario… Sin quererlo ni deberlo, había sido de nuevo arrastrada a la luz de su mirada…
Bill clavó la mirada en la traslúcida mirada de la chica. ¡Cuánto le gustaba esa alocada chica! Fijó su mirada en sus rasgos, femeninos, delicados… Esa respingona nariz tan graciosa, esos grandes ojos azules, esos carnosos labios entreabiertos deseosos de ser besados… Creyó que no podía resistir más… Inclinó la cabeza hacia la de ella, queriendo atrapar sus labios entre los suyos… No era pecado y si lo era… ¡Que Dios lo cogiera confesado porque estaba dispuesto a pecar! Hacía poco que la conocía pero… ¡Que demonios! ¿Por qué estaba intentando justificarse? ¡Ella no se lo pediría! Vacilante, por miedo a su rechazo, acercó sus labios a los de ella, rozándolos con los suyos, entremezclando sus respiraciones… Hasta que al fin los atrapó entre los suyos. Pudo sentirse como en el cielo cuando eso ocurrió, tal vez muerto a causa de morder la fruta prohibida… Sintió su corazón latir al ritmo de la más rápida, alegre, divertida canción… Cerró los ojos, asegurándose de que esto no era un simple sueño, que ella estaba allí de verdad , que realmente había besado a Alice, esa chica de pelo oscuro y mirada cristalina que lo había vuelto loco de la noche a la mañana…
Con el corazón latiéndole a mil por hora, Alice quiso asegurarse que esto no había sido un sueño, que él realmente había dado el gran paso que ella tanto había esperado y que no se había atrevido a dar. Alzó una mano para posarla sobre su delicado rostro… Él abrió los ojos y sonrió. Alice creyó morir cuando eso ocurrió. Esto era mejor que cualquier sueño que hubiese podido tener a lo largo de estos años, mejor que cualquier fantasía, mejor que cualquier cuento de hadas… Esto era real. Él estaba allí con ella. Sus labios se habían unido de forma sencilla y dulce. Lágrimas saladas empezaron a aflorar de sus ojos de la emoción que podía sentir en su interior. Él se asustó al verla así. Rápidamente alzó su mano para posarla sobre su rostro, de verdad no le gustaría verla llorar, no por algo que él hubiera dicho o hecho…
-Alice…
-No te preocupes… Estoy bien… Es solo… No me esperaba… - ella sonrió como pudo, apartando las lágrimas de sus ojos con el dorso de la mano. Él la imitó poco después. – Bill, ¿esto…? – intentó decirlo pero no pudo.
-Sólo si tú quieres… - él sonrió aún más ampliamente.
-No te preocupes… Estoy bien… Es solo… No me esperaba… - ella sonrió como pudo, apartando las lágrimas de sus ojos con el dorso de la mano. Él la imitó poco después. – Bill, ¿esto…? – intentó decirlo pero no pudo.
-Sólo si tú quieres… - él sonrió aún más ampliamente.
Alice alucinó. No podía decir nada. Las palabras no fluían por su garganta, así que reaccionó de la forma más estúpida que podía haberlo hecho. Se abrazó a él sin barreras, aún le costaba un poco dejar de ser amigos tan de repente pero… Esto merecía la pena. Él la abrazó a ella a su vez, atrayéndola hacia él. Ambos quedaron prendados en la mirada del otro durante un largo rato…
Sam se llevó una mano a la boca para no gritar. Lo había visto todo y se alegraba tanto por ellos que era capaz de ponerse a gritar y saltar de la alegría allí mismo, corriendo el riesgo de exponerse y que sus amigos descubrieran que había estado allí desde el principio. Así que, sonriente, abandonó el jardín para dejarles la intimidad que necesitaban. De camino a su habitación, entró a la biblioteca del hotel, recogiendo algún libro que leer para hacer tiempo hasta la cena. Necesitaba tener su mente lo más ocupada posible, para evitar que los pensamientos volvieran a la carga…
Sam se llevó una mano a la boca para no gritar. Lo había visto todo y se alegraba tanto por ellos que era capaz de ponerse a gritar y saltar de la alegría allí mismo, corriendo el riesgo de exponerse y que sus amigos descubrieran que había estado allí desde el principio. Así que, sonriente, abandonó el jardín para dejarles la intimidad que necesitaban. De camino a su habitación, entró a la biblioteca del hotel, recogiendo algún libro que leer para hacer tiempo hasta la cena. Necesitaba tener su mente lo más ocupada posible, para evitar que los pensamientos volvieran a la carga…
Esa misma noche, cuando todos esperaban en el comedor del hotel a Bill y Alice para cenar todos juntos, Sam fingió estar impaciente, pero sabía en realidad por qué tardaban tanto aquel par de tortolos. No les había dicho nada a sus amigos para que fuera una verdadera sorpresa. Sonrió para sus adentros cuando los vio aparecer en la puerta del salón con sus manos entrelazadas. Fingiendo, abrió la boca de par en par sin poder articular palabra conforme ellos se acercaban a la mesa. La reacción de los demás fue más apoteósica.
-¿En serio? ¿Bill? ¿Te atreviste? – Georg no daba crédito a lo que veían sus ojos. Gustav reía. No era posible… Tom no era el único que pensaba que Bill era un lento con las chicas… Tom sonrió pero no añadió palabra alguna.
Sam miró a su amiga. Estaba radiante. No recordaba la última vez que la había visto así. Sonrió. Le gustaba verla de aquella forma, radiante de felicidad, sonriente, completa… Se acercó a la pareja y la abrazó. Solo un segundo después las dos empezaron a saltar de la alegría agarradas de las manos y casi llorando de felicidad… Los demás las miraban riendo. De haber sido Sam la única chica, jamás habría tenido la misma reacción. Recordaron que ella siempre se había comportado de manera más masculina. Toda la culpa era de ellos… Y ahora que estaba sacando a la luz su lado dulce y femenino no se lo iban a impedir. Estaba realmente linda cuando hacía cosas como esa, típicamente de féminas.
Abandonó a su amiga unos instantes para abrazar a su amigo. Eso le costó un poco más. Él medía ahora el doble de hacía tres años. Pero igual le deseó lo mejor y depositó un suave beso sobre su mejilla. Ellos dos merecían estar juntos. A decir verdad, no veía pareja más complementaria que ellos. Alice, la cabeza loca, con el más sensato que jamás hubiera conocido. Si, realmente una pareja interesante…
-Él no lo hará.- las palabras de su mejor amigo al oído la hicieron abrir los ojos de par en par. – No se considera digno de ti… Por favor, Sam, sálvalo, no permitas que cometa el peor error de su vida… Te necesita… Ambos os necesitáis…
Dicho eso, Bill se separó de Sam dejándola con la boca abierta. Ella tenía que saberlo. Y ahora estaba en sus manos el destino. Le sonrió. Sabía que había dejado un peso enorme sobre sus hombros pero era la única salida. Confiaba en que escogiera lo más apropiado. Estaría dándole vueltas un tiempo, de eso estaba seguro, pero al final del camino escogería sabiamente.
Sam miró a Bill con los ojos abiertos como platos. ¿Qué decir ahora? ¿Qué hacer? ¿Cómo actuar? Sintió como el mundo se le venía abajo. Ella no estaba preparada para eso… Pesándolo bien, fríamente y sin escrúpulos, era algo que deseaba desde hacía tiempo. Pero ella no era así, no podía dejar pasar por alto todas las circunstancias que había alrededor. Si, lo deseaba. Pero solo era un impulso, una acción irracional que la obligaría a actuar por sus instintos. Y haría daño a muchas personas… Si hubiese sido otro chico normal, de su instituto o un amigo de la infancia con el que se había vuelto a reencontrar después de tantos años, no hubiese dudado, pero se trataba de una persona conocida mundialmente y con un millón de fans, ahora no era simplemente su amigo… Recordó la triste mirada de la noche anterior. ¿Por eso estaba así? ¿Por qué, igual que ella, pensaba que no podían estar juntos? Eso significaba… El corazón se le aceleró y evitó a toda costa mirarle a los ojos. Si lo hacía su respuesta más inmediata sería sonrojarse y reír como una estúpida adolescente de película americana. No tenía que cantar victoria tan rápidamente… Aún había mucho que pensar fríamente…
Sam miró a Bill con los ojos abiertos como platos. ¿Qué decir ahora? ¿Qué hacer? ¿Cómo actuar? Sintió como el mundo se le venía abajo. Ella no estaba preparada para eso… Pesándolo bien, fríamente y sin escrúpulos, era algo que deseaba desde hacía tiempo. Pero ella no era así, no podía dejar pasar por alto todas las circunstancias que había alrededor. Si, lo deseaba. Pero solo era un impulso, una acción irracional que la obligaría a actuar por sus instintos. Y haría daño a muchas personas… Si hubiese sido otro chico normal, de su instituto o un amigo de la infancia con el que se había vuelto a reencontrar después de tantos años, no hubiese dudado, pero se trataba de una persona conocida mundialmente y con un millón de fans, ahora no era simplemente su amigo… Recordó la triste mirada de la noche anterior. ¿Por eso estaba así? ¿Por qué, igual que ella, pensaba que no podían estar juntos? Eso significaba… El corazón se le aceleró y evitó a toda costa mirarle a los ojos. Si lo hacía su respuesta más inmediata sería sonrojarse y reír como una estúpida adolescente de película americana. No tenía que cantar victoria tan rápidamente… Aún había mucho que pensar fríamente…
Volvió junto a sus amigos que la miraban sin entender nada. Había cambiado la expresión de su cara al menos cuatro veces… Tom rió y revoloteándole el pelo añadió:
-A saber que se está cociendo en esa cabecita…
Sam alzó la mirada pero no se encontró con la suya. Suspiró. Él pasó por su lado y se sentó a la mesa.
-Nada realmente. – se encogió de hombros y lo imitó.
-Peligro… - bromeó él. Los demás rieron la gracia…
-Peligro… - bromeó él. Los demás rieron la gracia…
El resto de la cena fue divertida, como siempre. Con la excepción de que Bill y Alice a veces se evadían de la Tierra con miraditas y sonrisitas que provocaban las carcajadas de los demás. Sam nunca había tenido la oportunidad de ver a Bill con novia, porque la que había tenido había sido después de que ella se marchara y nunca pensó que podía ser tan rematadamente tierno. Podía verlo en la mirada que se le quedaba cuando sus ojos se posaban en la morena de ojos claros. Una tierna mirada, dulce, pura, cristalina… ¿Una mirada enamorada? Se descubrió embelesada en Bill… Cómo desearía que alguien la mirara de la misma manera…
-¡Sam despierta! – la llamó Gustav. Ella volvió a Tierra.
-¿Eh? ¿Qué pasa?
-¿Qué te pasa a ti? ¿También andas enamorada de Bill? No le quitas el ojo de encima… - apuntó Georg, Sam se sonrojó.
-¡No! Solo contemplaba la forma en que… ¡Bah, dejadlo! No lo entenderíais. Más me vale deciros que si… - se encogió de hombros y miró a su amiga, negando con la cabeza. Ella lo entendió y sonrió.
-¿Eh? ¿Qué pasa?
-¿Qué te pasa a ti? ¿También andas enamorada de Bill? No le quitas el ojo de encima… - apuntó Georg, Sam se sonrojó.
-¡No! Solo contemplaba la forma en que… ¡Bah, dejadlo! No lo entenderíais. Más me vale deciros que si… - se encogió de hombros y miró a su amiga, negando con la cabeza. Ella lo entendió y sonrió.
Trataron de llevar la cena de nuevo a los orígenes, dejando de lado esa pequeña conversación. Las risas volvieron a inundar el salón. Y Sam agradeció eso. Era absurdo pensar que ella estaba… ¡No! Bill era su mejor amigo, su hermano, su complementario, jamás nada más. Se alegraba muchísimo por él…
Después de la cena, Georg quiso salir a dar una vuelta por la ciudad. Gustav se le unió. Sam sospechó que ambos habían encontrado algo la noche anterior y querían explorarlo de nuevo… Les deseó lo mejor. Ellos también tenían derecho a encontrar a una chica, aunque solo fuera para divertirse un rato… Bill y Alice querían salir por su cuenta. Lo entendieron, ahora querrían pasar más tiempo juntos… Para sorpresa de Sam, Tom volvió a decir que no. ¡No había cosa más rara que eso! Aunque tal vez lo hiciera para no ir con ella… O puede que solo por que quisiera pensar…. Sea como fuere, era una actitud demasiado extraña en él. Los chicos miraron a Sam preguntándole con la mirada si también se les unía pero ella negó con la cabeza. Quería pensar en lo que le había dicho Bill y decidir cuál sería su siguiente paso… Ellos la miraron haciendo pucheros pero ella no cedió. De verdad quería estar sola.
Después de la cena, Georg quiso salir a dar una vuelta por la ciudad. Gustav se le unió. Sam sospechó que ambos habían encontrado algo la noche anterior y querían explorarlo de nuevo… Les deseó lo mejor. Ellos también tenían derecho a encontrar a una chica, aunque solo fuera para divertirse un rato… Bill y Alice querían salir por su cuenta. Lo entendieron, ahora querrían pasar más tiempo juntos… Para sorpresa de Sam, Tom volvió a decir que no. ¡No había cosa más rara que eso! Aunque tal vez lo hiciera para no ir con ella… O puede que solo por que quisiera pensar…. Sea como fuere, era una actitud demasiado extraña en él. Los chicos miraron a Sam preguntándole con la mirada si también se les unía pero ella negó con la cabeza. Quería pensar en lo que le había dicho Bill y decidir cuál sería su siguiente paso… Ellos la miraron haciendo pucheros pero ella no cedió. De verdad quería estar sola.
-Esta te… Os la guardamos… - les echaron en cara. Sam y Tom se miraron. Esperaron que ninguno se hubiese pensado cosas raras…
Se quedaron en el vestíbulo hasta que los chicos desparecieron de su vista, luego rieron. Entre risas se volvieron para coger el ascensor que los llevaría hasta la planta de sus habitaciones. En el habitáculo las risas cesaron. Sam estaba incómoda por eso. ¿Por qué si hacía un rato estaban tan bien ahora se encontraban bajo el incómodo silencio? Pero no se atrevió a romperlo. ¿Para qué? ¿Para soltar alguna estupidez? Las puertas se abrieron y ambos salieron disparados cada uno a su habitación. Sam no era la única que había estado incómoda… Una vez enfrente de su puerta, Sam de despidió de su amigo, que continuaba caminando por el pasillo. Él le contestó de la misma forma fría y automática. ¿Cuándo habían llegado a esto? Era realmente molesto… Con la mano apoyada sobre el pomo de su puerta y la mirada fija en el suelo, sintió la necesidad de arreglar aquello. ¿Qué hacer sin parecer una niña boba enamorada? ¡A la mierda eso! Su amistad era más importante que cualquier gilipollez… Se separó de la puerta y llamó a su amigo. Él se giró al escuchar su nombre. Se encontró a su amiga enfrente de él, con una sonrisa en los labios. Se extrañó al verla así pero su sorpresa aumentó notoriamente cuando ella depositó un suave beso sobre su mejilla y con voz sonriente le deseó buenas noches. No le dio tiempo a reaccionar, ella ya se había marchado sonriente y alegre de vuelta a su habitación… Llevó una mano a la zona marcada por sus labios y una sonrisa se curvó en los suyos… Después de todo, merecía la pena haberse quedado…
Con el corazón en un puño y bailando al son de algún frenético compás, Sam se tiró a la cama. No podía creer que se hubiera atrevido a hacerlo. Rápidamente la sangre se concentró en sus mejillas ruborizándola… Al menos, él no había visto eso… La risa tonta se escapó de entre sus labios… Pero no hizo nada para remediarlo, nadie podía escucharla ahora… Estaba realmente feliz, aunque solo hubiera significado un beso de amigo a amigo. Eso la hizo volver a la realidad. Tenía que pensar con claridad qué haría a continuación. Tal vez había llegado el momento de hablar con él seriamente, sin andarse con rodeos, sin tonterías. Solos, él y ella. Con la verdad como único acompañante. Eso haría. Estaba decidido. No se echaría atrás…
Dios Amanda, ame este capítulo, cada vez que lo leo no puedo evitar que se me salga la tipica sonrisa de ilusión y un suspiro, me imagino todo y es tan romantico y lindo... de verdad que no quiero que esta historia llegue a su fin, pero ya sabes amiga, que si haces otra historia o lo que quieras siempre tendras aquí un espacio. Besos.
ResponderEliminarAii mi geme hermosa, que hermoso capitulo, derrame varias lagrimas de la emocion. Te felicito mi vida, amo lo que tu gran pero gran talento brinda, me llena de felicidad y orgullo, un gran orgullo de saber que mi geme, mi hermanita del alma escribe estas cosas hermosas y maravillosas. Segui asi mi vida, que ya espero ansiosa el siguiente capitulo. Te quiero muchisimo my beautiful twin, un beso enorme, Dai
ResponderEliminarDiosss! ameee este capitulo lo ameee xD que preciosooo todo cada detalle es taan bonito imaginarse todo lo que escribes aaawww amandaaa que belleza de cap te super felicitooo sigue asi y bueno queda esperar para ver el ke sigue xD te mando saludos y muchos abrazos cuidate :D
ResponderEliminarhola amanda muy buen capitulo perfecto y sin comparaciones jajaja espero que estes bien sigue con esa inspiracion que cada dia admiro mas de ti me da tristeza que ya se vaya acabar pero me alegra que vas a seguir haciendo otra historia, solo decirte que te cuides mucho aqui estaremos todas tus seguidoras tkmmm.........te cuidas bye."""""""""""""jas"""""""""""""""
ResponderEliminar30 capitulos felicidades, Tengo ganas de que podamos hablar aun que sigo liado >_<
ResponderEliminarContinua escribiendo asi, muy buen capitulo, y muy apropiado para ser el 30. Felicidades por seguir cada dia.
Cuidate mucho †Elfire
woOow...
ResponderEliminarAmanda amiwiz.. creeme q me has dejado con un tremedo ardor de garganta de taaaaantos gritos q he pegado jajaja... mi mami tuvo q ir por medicina tan preocupada jejeje... felicidades amiwita q exelente capítulo adoro tanto cuando mencionas momentos entre Billitu y Alice, sigue así con esa mente taaan fresca q me fasina... y perdón q te escriba hasta ahorita pero uff... he estado demaciado ocupada q de poco en poco he ido leyendo... rayos!! me alegue demaciado de nuevo jejeje... tkm amiga, espero encontrate prontito en el msn cuidate muxo bye..!!!