
Quería sentirme como si de verdad yo estuviera allí con ellos. Y recuerdo que ellos siempre me decían que saliera más, que conociera a otra gente… Algo que Tom no estaba de acuerdo, por supuesto. Yo solía reírme cuando él saltaba y decía: Vale, pero nada de chicos. ¡Cómo si pudiera gustarme algún otro que no fuera él! Aunque yo sabía que no lo decía por eso, si no por evitar cosas como había pasado aquella tarde en el banco de uno de los parques de la diminuta ciudad...
Y así llegó el día del cumpleaños de los twins… La verdad es que siempre se esperaban a que Gustav y yo cumpliéramos años para celebrarlo los cuatro juntos. ¡Era una casualidad haber nacido todos el mismo mes! Menos Georg, por supuesto… Así que yo esperaba que este año fuera igual pero sabía que no, pues ellos estaban en Berlín y en dos semanas empezábamos el insti y digo empezábamos porque aún no me hacía a la idea de que ellos no iban a estar conmigo el primer día de clase… Así que me propuse darles una sorpresa. Seriamente hablé con mi padre y éste me prometió llevarme a la capital para que pudiera verlos antes de que empezaran de nuevo las clases. Y allí me quedaría una semana, hasta el cumple de Gustav y entonces regresaría dispuesta a empezar las clases con buen pie.
Y allí me vi metida en el tren que me llevaría de nuevo junto a mis chicos. Había llamado a David y habíamos quedado en que todo era una sorpresa y que ninguno de ellos podía enterarse de nada. Así que él iría a recogerme a la estación y me llevaría al estudio de grabación donde se esperaba que estuvieran. Hasta el día de su cumpleaños trabajando los pobres… Pero tenían que hacerlo. Por aquel entonces ya habían sacado su single, Durch den Monsun, que los había mandado directo al estrellato y no faltaba mucho para que su primer álbum como Tokio Hotel viera la luz del día. Ya que como Devilish no habían tenido mucho éxito y Sonic los había rechazado… Pero yo presentía que Schrei triunfaría por toda Alemania y que se escucharía en todas partes. Sabía que ahora sería la definitiva. Y por supuesto, a mi tendrían que regalarme una copia firmada. Y lo hicieron sin que yo se lo pidiera, aún la conservo.
Como lo pactado allí estaba David en el andén esperando con un guardaespaldas como escolta. ¿De verdad hacía falta el enorme tío? Nadie me conocía, ¡quien demonios iba a sospechar que una niña de 14, casi 15, como yo conocía a los chicos de Tokio Hotel! Pero no se lo discutí. En cuanto llegué hasta él lo abracé. También a él le había echado de menos. Él correspondió el abrazo y poco después me llevó hasta la furgoneta que esperaba en la puerta con conductor incluido. Me giré para ver mi maleta, pero el enorme hombre ya la llevaba e iba detrás de nosotros caminando. Pude sentirme una superestrella de la música ante tanta atención aunque sabía que nada de eso era por mi, pero me gustaba soñar que sí.
Llegamos al estudio y empecé a hiperventilar. Después de un mes iba a verlos de nuevo, a mis amigos, a mis complementarios, a mi ¿novio? Aun seguía pareciéndome de lo más extraño mencionar esa palabra. David me dejó frente a la puerta. Él entraría primero y luego yo para darles la sorpresa. Entonces recordé algo. Con los nervios del viaje y todo el lío no me había dado tiempo a comprarles ningún regalito… Me pegué en la frente diciéndome estúpida… David se volvió.
-No les he comprado nada, David… - el se rió.
- Seguro que cuando te vean se les olvida eso. Tu regalo va a ser tu presencia y sabes tan bien como yo que eso es más que cualquier regalo material que puedas hacerles.
- Seguro que cuando te vean se les olvida eso. Tu regalo va a ser tu presencia y sabes tan bien como yo que eso es más que cualquier regalo material que puedas hacerles.
No dije nada, seguía pensando en que tenía que haberles comprado algo, bueno, ya se lo compraría más tarde. David entró por la puerta y rápidamente cerró para que ninguno viera que yo estaba allí. Voces en el interior, pero que no pude distinguir que decía. Escuché un golpe en la puerta. La señal. Respiré profundamente antes de posar mi mano sobre el pomo de la puerta y girarlo lentamente para después entrar y quedarme muda…
Allí estaban los cuatro. Bill hablaba con David y tenía un papel en las manos, seguramente la canción que estaría ensayando. Georg y Tom estaban sentados en el sofá cada uno con su instrumento y tocaban una melodía que me pareció estupenda. Vi el humo de los dos cigarrillos que estaban fumando. Y Gustav estaba sentado a la mesa con los cascos puestos y conectado al portátil. Parecía una escena del día a día pero para mi era la primera imagen que tenía de ellos en casi un mes. Volví a respirar y un simple susurró surgió de mi garganta…
-Feliz cumpleaños, chicos.
Todo ocurrió deprisa y no me dio tiempo a reaccionar pero escuché que alguien gritaba mi nombre, Bill empujaba a David para venir corriendo hasta mí, Tom y Georg tiraron los instrumentos sobre el sofá e hicieron lo mismo que mi mejor amigo, y Gustav los imitó tirando los cascos sobre el portátil. De pronto los cuatro pares de brazos que me habían abrazado un mes antes en el diminuto aeropuerto de mi pequeña ciudad volvieron a entrelazarse en torno a mí sin darme ningún tipo de escapatoria. Cuando pude respirar me encontré frente a frente con Tom, ¿tanto había cambiado en un mes? Sus rastas estaban un poco más largas y sus rasgos ya no me parecían tan niños… Pero aún así seguía siendo el mismo Tom que yo conocía. Y me lo demostró robándome un beso sin importarle que tuviéramos a todos nuestros amigos justo detrás… Pero lo que concierne a mí, tampoco me importó mucho. ¿Por qué voy a mentir? Llevaba esperando eso desde que me había hecho a la idea de que volvería a verle…
Cuando me dejaron respirar, los chicos se tomaron el resto del día libre y se ofrecieron a enseñarme la ciudad. No habían estado mucho tiempo allí, y desde luego que no habían tenido tiempo para visitar la mayor parte de las cosas, pero como cosa rara, se conocían todos los locales de moda de la ciudad. Cuando ya habíamos pasado por la puerta de otro de esos locales los miré extrañada.
-Es lo que tiene ser parte del mundo de la fama…- se encogió de hombros mi mejor amigo.
-Claaaro… ¿Cómo no?
-Claaaro… ¿Cómo no?
La única respuesta fueron sus risas. Aunque no hacía ninguna falta una respuesta. Yo sabía lo que significaba todo aquello. Solo quería pensar que no sabía nada, en otras palabras, hacerme la tonta. Sobre todo para evitar la parte egoísta y envidiosa de mi. La semana que pase en la capital fue increíblemente alucinante. Iba con mis amigos a donde ellos fueran, desde cualquier programa de televisión, siempre quedándome detrás de las cámaras o en el público, hasta cualquier entrevista en alguna revista de adolescentes. Y las sesiones de fotografía eran un auténtico caos entre risas y poses. Hubo una vez que cuando ya habían terminado me arrastraron ante las cámaras y me obligaron a posar con ellos simplemente para divertirse, al principio me daba algo de vergüenza pero al final acabé haciendo cualquier carantoña y posando a veces en plan supermodelo. Cuando el cámara nos enseñó las fotos después de ponerle algún fondo y retocar algunas cosillas con el ordenador no pudimos evitar las carcajadas. Desde luego, esas fotos quedarían en el recuerdo… Hasta Bill me dijo que yo tendría que ser la quinta integrante de la banda. Lo tomé a broma por supuesto. ¿Qué hacía una chica en una banda de chicos? Y más si estaba saliendo con uno de ellos…
La despedida fue de nuevo dura y dolorosa. Me acompañaron hasta la estación de tren y volvimos a revivir la escena del aeropuerto. Bill seguía suplicándome que me quedara con ellos una semana más y a mi me dio pesar tener que irme y dejarlo en el andén con aquella carita suplicante. Me despedí de los demás y entré al vagón sin volver la vista atrás, sabía que si lo hacía volvería a echarme atrás. Acababa de pasar la semana más divertida de mi vida, nunca había pensado que la vida de los famosos fuera tan divertida. Quitando las horas de intenso trabajo, todo lo demás, con una compañía adecuada, era una verdadera fiesta. Habíamos tenido tiempo para todo. Para que ellos trabajasen, para charlar, para hacer cosas divertidas, para salir de fiesta por los locales de moda, y también tuve tiempo para pasar tiempo con Tom… Sonreí al pensar en eso. Como lo había echado de menos, aún podía sentir sus cálidos labios sobre los míos… No había pasado nada más que eso, ni siquiera él me lo había planteado, pero para mí era suficiente, al menos de momento… Y pasar aquella semana en Berlín también había merecido la pena pues ahora tenía en mi poder algo que muchas adolescentes ansiaban tener y esto era el primer CD de Tokio Hotel firmado por ellos. Lo saqué de la mochila y miré la portada. Bill estaba guapísimo en aquel fondo blanco y rojo, pero claro, tampoco iba a ser el único. Todos estaban guapísimos en aquella primera portada. Abrí la carcasa y extraje el disco, poniéndolo en mi antiguo discman y dejando que la música me llenara. Desde luego, lo que hacía tener una gran discográfica. Aquello poco se parecía a las primeras actuaciones… Saqué el librito del CD y pasé el tiempo ojeando las fotos. Lo que yo decía. Todos impresionantes. Reparé en una. Tom se había soltado las rastas. Hacía tiempo que no lo veía así. Siempre iba con una coleta… Creo que lo prefiero con la coleta… Pensé. El resto del viaje fue tranquilo y se me pasó el tiempo volando mientras escuchaba en mis auriculares al nuevo grupo que había entrado en mi vida.
Y así llegó el primer día de instituto. Allí estaban todos, las pijas insoportables, los deportistas, los empollones… Todos con sus amigos en un grupito y yo allí plantada sola en un rincón sin más compañía que mi soledad. A lo largo de estos años me había ganado más enemigos que amigos. Y una cosa estaba clara, yo no pensaba acercarme a los que tanto se habían metido conmigo y con mis amigos. Por eso llevaba conmigo un libro de lectura para los descansos y las horas libres. Pasaba de acercarme demasiado a la gente. Al pasar por los grupos de amigos muchos se me quedaban mirando y se ponían a cotillear entre susurros, pero yo pasaba, bien acostumbrada estaba ya. Pero no fue hasta que el grupo de pijas tontas y estúpidas se me acercó a preguntarme por mis amigos. No había caído en eso. Solo me miraban por ser la amiga de los chicos de Tokio Hotel, y las niñas querían saber ahora todo acerca de ellos. Pues, ¿sabéis qué? Podían darles por ahí. Me levanté y sin disculparme si quiera y salí pitando de allí. Con muy poco tiempo ya me había ganado la fama de antipática y borde. Mejor.
El día de mi cumpleaños yo esperaba que mis amigos se aparecieran de pronto en mitad de clase y me desearan un feliz día. Claro que nada de eso pasó. Creo que soñaba demasiado… Pero lo que si ocurrió fue en plena clase de alemán el jefe de estudios entró a la clase y pidiendo disculpas a la profesora se dirigió a mí y me tendió un enorme paquete. La caja ocupaba todo mi pupitre. Lo miré ceñuda y él solo se encogió de hombros diciendo que había llegado por correo urgente a mi nombre… Pude hacerme una idea de donde procedía ese paquete pero quería saber cuanto antes qué me habían comprado mis amigos por mi cumple, ahora que el dinero no les faltaba, esperaba que no se hubieran excedido demasiado con mi regalo, teniendo en cuenta que yo al final, solo le regalé a Bill un cinturón nuevo, a Tom una sudadera y a Gustav una chaqueta…. Pero aguanté las ganas pues la profesora ya me miraba con cara de pocos amigos y dejé el paquete sobre el pupitre vacío de mi derecha e intenté prestar atención a lo que decía pero mi mente estaba más pendiente de que podría ser y preguntándose por qué me lo habían enviado al instituto y no a mi casa como personas normales…
Nada más sonar el timbre cogí el paquete y salí al patio, donde me senté a la sombra de mi árbol, donde siempre nos sentábamos los cinco durante los descansos. Una vez cómoda, abrí la caja. Lo primero que me encontré fue un sobre. Lo cogí y lo abrí. Pude distinguir la letra de Bill...
Nada más sonar el timbre cogí el paquete y salí al patio, donde me senté a la sombra de mi árbol, donde siempre nos sentábamos los cinco durante los descansos. Una vez cómoda, abrí la caja. Lo primero que me encontré fue un sobre. Lo cogí y lo abrí. Pude distinguir la letra de Bill...
¡FELIZ CUMPLEAÑOS!
Para empezar. Supongo que te estarás preguntando por qué todo este paripé del paquete en medio de la clase, pues bien, simplemente para que todos vean que tú eres más importante que ellos, que se den cuenta de que aunque estemos lejos estamos más cerca de ti de lo que ninguno puede llegar a estar. ¡Y por que queríamos que te sintieras como una princesa! ¡Que ya son 15 años! Y como no hemos podido darte tu fiesta de 15, te regalamos esto, espero que lo disfrutes, y que algún día lleguemos a vértelo puesto. (Por cierto, lo elegí yo ^^)
Un beso y disfruta de tu día aunque nosotros no estemos.
Para empezar. Supongo que te estarás preguntando por qué todo este paripé del paquete en medio de la clase, pues bien, simplemente para que todos vean que tú eres más importante que ellos, que se den cuenta de que aunque estemos lejos estamos más cerca de ti de lo que ninguno puede llegar a estar. ¡Y por que queríamos que te sintieras como una princesa! ¡Que ya son 15 años! Y como no hemos podido darte tu fiesta de 15, te regalamos esto, espero que lo disfrutes, y que algún día lleguemos a vértelo puesto. (Por cierto, lo elegí yo ^^)
Un beso y disfruta de tu día aunque nosotros no estemos.
Sentí como las lágrimas se agolpaban en mis ojos pero no salieron de ahí, yo no quería que salieran de ahí. Separé el envoltorio que cubría mi regalo y me llevé una mano a la boca cuando lo descubrí. Un precioso vestido blanco palabra de honor que llevaba bordados en la parte superior del escote en color verde y en el vuelo de la falda perfectamente doblado y al que le habían añadido un par de zapatos blancos planos también blancos al estilo bailarina. Lo extraje de la caja y me paré a verlo con más detenimiento. No vi ningún defecto en él. Desde luego, Bill estaba en todo. Ni siquiera me importó que fuera un vestido, me lo pondría en cuanto tuviera ocasión.
Al llegar a casa se lo enseñe a mi padre emocionada. Le encantó tanto como a mí. Subí a mi habitación y guardé todo en el armario para que no se arrugase demasiado. Puse la tarjeta de felicitación al lado del marco donde tenía una foto de nosotros cinco en una de nuestras paridas. El resto del día fue igual que siempre. Hice mis deberes, estudié, acompañe a mi hermana a ballet y leí mis libros. Después de cenar y de recoger la mesa llamaron al timbre. Fui a abrir, no solíamos recibir visitas a estas horas de la noche… Cuando abrí la puerta me encontré con Simone que me saludó con un sonriente: ¡Feliz cumpleaños! Y un pastel casero en las manos. A su lado estaba Gordon que me sonreía igualmente. Yo me quedé boquiabierta, hacía la tira de tiempo que Simone no me hacía un pastel de cumpleaños, y desde luego que mi madrastra no lo haría. Mi padre había hablado conmigo con respecto a eso porque él si quería que yo tuviera un cumpleaños normal pero yo había desistido la idea, no quería una fiesta de cumpleaños si no estaban mis amigos. Y ahora que veía a Simone con el pastel en las manos y mirándome sonriente me hizo recordar nuestras fiestas de cumpleaños juntos…
Mi padre salió de la cocina para ver quien era la visita y descubrió a Simone y Gordon, con quien se llevaba de perlas, y los saludó con efusividad.
-¡Hombre! ¿Cómo tú por aquí? Pasad, pasad… - les dijo mi padre cogiendo el pastel de los brazos de Simone y señalándoles el sofá. Una vez estuvieron dentro mi padre cerró la puerta.
Mi madrastra salió a ver quien había venido y se quedó pálida al ver allí a Simone, nunca se habían llevado demasiado bien, la madre de los twins era de las que solían defenderme con garras y dientes, como sus hijos.
-Cariño, saca unas copas y unas cervezas. – le dijo mi padre. – Ah. Y unos platos… Y velas… Vamos a celebrar como Dios manda el cumpleaños de Sam…
-Papá, te dije que no…
-¡Anda, tarta! ¿Es de chocolate? – le preguntó mi hermana a mi suegra.
-¡Claro! La favorita de tu hermana. – no pude hacer otra cosa más que sonreír
-Papá, te dije que no…
-¡Anda, tarta! ¿Es de chocolate? – le preguntó mi hermana a mi suegra.
-¡Claro! La favorita de tu hermana. – no pude hacer otra cosa más que sonreír
Mi madrastra volvió de la cocina con lo que le había dicho mi padre. Mi hermana y yo nos arrodillamos frente a la mesita y los adultos se sentaron en los sillones y el sofá, mi hermana empezó a poner velas. Cuando iba a encender la primera Simone me detuvo.
-¡Espera! Antes de nada… ¿Tienes alguna cámara web?
-Ehm… Sí…
-Conéctala a la televisión.
-Ehm… Sí…
-Conéctala a la televisión.
Seguía sin saber nada pero hice lo que me pidió. Cogí el portátil de mi padre y lo conecté a la tele como me había dicho Simone, no ocurrió nada hasta después de unos momentos cuando aparecieron los cuatro chicos con un vaso de Coca – Cola en las manos y un plato con un trozo de pastel de chocolate. Me llevé las manos a la boca, casi a punto de llorar y más cuando me desearon un feliz cumpleaños. Estaba con ellos, estábamos todos juntos de nuevo, celebrando mi cumpleaños como habíamos celebrado el de los gemelos y el de Gustav… Por eso, cuando llegó la hora de pedir mi deseo, me permití ser un poco egoísta, cerré los ojos y desee con todas mis fuerzas que siempre estuviéramos juntos, pasase lo que pasase.
Cuando llegó el momento de despedirse después de más de una hora de charlar y divertirnos, los chicos se despidieron y Simone y Gordon decidieron irse también pues al día siguiente teníamos que levantarnos temprano, los adultos para trabajar y nosotras, las niñas para ir a clase. Antes de salir completamente por la puerta, Simone se giró y me tendió una pequeña caja de regalo. Me sonrió y añadió:
-Tom me hizo prometer antes de irse que te entregaría esto cuando llegase este día. Sabía que él no iba a estar aquí así que me lo encomendó. Y aquí esta. Sé lo que pasa, Sam, sé que estáis juntos. Y no me importa en absoluto, sabes que siempre serás bien recibida en mi casa y que espero de todo corazón que lo vuestro funcione, siempre pensé que vosotros tendríais algo... O tú con Tom o con Bill pero alguno de ellos… - se rió – Tranquila, no lo he abierto. No soy una cotilla pero ya sabes, vigila tus espaldas… - la entendí sin necesidad de más palabras.
-Gracias, Simone, por todo. – ella lo entendió.
-De nada, chiquita. Hacía tiempo que no me salían tan bien. – ambas reímos y poco después la despedí
-De nada, chiquita. Hacía tiempo que no me salían tan bien. – ambas reímos y poco después la despedí
Dándole a mi padre un beso de buenas noches y otro a mi hermana me dirigí a mi cuarto escaleras arriba mirando fijamente el pequeño paquete. ¿Otro regalo? No entendía nada, con uno como el que me habían hecho, ya sobraba, no hacía falta… Me senté en la cama y abrí la cajita. Otro sobre. ¡Que misteriosos se habían vuelto todos! Desdoblé el papel y me preparé para leer...
Genial capitulo, me encantó la parte en que Simone le dice que conecte la cam y ve a sus amigos por la tele y festejan asi juntos, fue algo muy lindo ya que a pesar de estar lejos vieron la forma de estar juntos en ese momento tan especial. Felicidades de nuevo Amanda.
ResponderEliminarya me esperaba para leer este cap xD y ya quiero leer el otro, quiero saber que le dio tom a sam.. la historia es hermosa, espero que siga asi :)
ResponderEliminarMuy bueno, lamento lo de tu ordenador...
ResponderEliminarEspero que vuelvas cuanto antes para poder seguir subiendo capitulos.
Felicidades por otro capitulo estupendo ^^
† Elfire
no manches este cap esta hermoso, espero con ancias el otro y soy angie ehhh amiga.tschuss
ResponderEliminarwOla amanda nOma medejazthe
ResponderEliminarbn piicada jje Otra exelente capiitulO
zperO ii lO detu OrdenadOr ze zOluziiOne
jje wuenO amanda cuiidate ii tedezeO
un feliz añO atte maii
OMG!!!
ResponderEliminarcual será el regalito de tOm??¿¿
me dejaste super ansiosa por leer el siguente capitulo, y me encanta la forma aniñada en la q actua billitoOo.. jejeje uyy q hermoza hiztoRia, me encata, sigue adelante Amanda, q weNizimo cap.