
¡Hola a todos de nuevo! Aquí les traigo el capítulo 9. Es igual de extenso que el otro aunque mucho más emocionante. Espero que les guste. Disfruten, comenten y ¡cuídense!
-Está ocupada.
-Nick… - empezó a reprocharle Alice.
-Esos tipos no son de por aquí. No los he visto en mi vida. Entraron, se sentaron allí, pidieron y ahí están. Creo que son extranjeros. Nos hablaron en inglés.
-¿Y tú los entendiste…?- se rió Sam.
Nick había abandonado los estudios apenas cumplió los 16 años y nunca había sido un alumno especialmente aventajado.
-Nada de nada. Pero para eso tenemos a Vicky, que es tan experta en idiomas. Hay algo raro en esos tíos. Vicky volvió roja, roja…Alice miró a Sam.
-¿Crees qué…? – preguntó a su amiga
-Espero que no. –contestó la otra.
Cogieron sus bebidas y se sentaron en una de las mesas. La música era buena y el ambiente exquisito. La banda tocaba canciones propias y de otros artistas y la gente salía a bailar a la pista. Alice y Sam aún no se animaban pero disfrutaban de cada canción. Evitaron a toda costa mirar en la dirección donde se suponía que estaban esos tipos raros de los que les había hablado Nick, pero si miraron a Vicky.
Sentada en la barra esperando a que pidieran para servirles, Vicky alternaba la mirada entre el rincón y la banda. Estaba muy nerviosa y se le notaba. Nunca habían visto a la pequeña Vicky así por unos chicos. Tenía 16 años y lo que más le importaba era su madre enferma, sus estudios y su perro. Puede que un poco su hermano Nick pero… No había chico alguno que la hiciera suspirar de aquel modo. Ninguno, salvo los miembros de un grupo alemán…
Las dos amigas se miraron… ¡No! No podía ser cierto… Madrid era una ciudad muy grande…No podía ser que acabaran en el mismo pub, además que este quedaba algo lejos de su hotel… Rieron.
Vicky se acercó a donde estaban las chicas. Desde que la habían conocido se habían llevado bien y siempre tenían un rato para charlar un poco.
Vicky se acercó a donde estaban las chicas. Desde que la habían conocido se habían llevado bien y siempre tenían un rato para charlar un poco.
-¡Hey, Chicas! – dijo a unos pocos metros de donde estaban. - ¿Cómo están? ¿Os habéis enterado de lo del concierto? – Al igual que Alice, era una fanática de los Tokio Hotel.
-Si, nos enteramos esta mañana. ¿Vas? –preguntó Alice
-Aún no lo sé. Nick se lo está pensando… - Como Sam, había perdido a su padre en un accidente de coche y Nick era ahora el cabeza de familia.
-Vamos, Nicky, ¡no me digas que no vas a dejar que tu hermana vaya a un concierto de su grupo favorito! – le reprochó Sam al camarero
-¡Aún no he dicho que no! – se defendió el aludido. Las chicas lo miraron - ¡Está bien! ¡Puedes ir!
- ¡Siiiiii! – se emocionó la muchacha - ¡Gracias, chicas, os quiero, os adoro…! A la siguiente invita la casa. – dijo emocionada abrazándolas. Poco después se fue a ocupar su lugar detrás de la barra.
-Si, nos enteramos esta mañana. ¿Vas? –preguntó Alice
-Aún no lo sé. Nick se lo está pensando… - Como Sam, había perdido a su padre en un accidente de coche y Nick era ahora el cabeza de familia.
-Vamos, Nicky, ¡no me digas que no vas a dejar que tu hermana vaya a un concierto de su grupo favorito! – le reprochó Sam al camarero
-¡Aún no he dicho que no! – se defendió el aludido. Las chicas lo miraron - ¡Está bien! ¡Puedes ir!
- ¡Siiiiii! – se emocionó la muchacha - ¡Gracias, chicas, os quiero, os adoro…! A la siguiente invita la casa. – dijo emocionada abrazándolas. Poco después se fue a ocupar su lugar detrás de la barra.
Las chicas sonrieron y siguieron disfrutando de la velada. La banda tocaba una de sus canciones favoritas y ellos lo sabían. Sam notó cómo el cantante, Iv, Iván, miraba a su amiga mientras cantaba. Hacía ya tiempo que Iv le había confesado a Alice sus sentimientos por ella pero el pobre no era correspondido. Alice solo alucinaba cuando cantaba, pero por lo demás lo veía sólo como un gran amigo. Sonrió desviando la mirada hacia el guitarrista. La manera de tocar de Mike siempre le había impresionado. Era muy freaky con ese tema. Él y su guitarra eran inseparables. Pero cuando no estaba con ella había también cientos de chicas que se morían porque también las tocara. Sam no era una de ellas y eso era lo que hacía que Mike le insistiera una y otra vez…
El guitarrista se dio cuenta de que lo miraba. Sonrió picaronamente y se preparó para hacer uno de sus buenos punteos… Sam alucinó aún más. Jamás podría hacer una cosa así.
-¿Qué, pequeña? ¿Te atreves? – le preguntó una vez que terminaron de tocar. Sam sonrió.
Se levantó de la silla y fue hasta el pequeño escenario, llevando cuidado de no caerse con los tacones, al tiempo que Nick, divertido anunciaba:
-Y ahora nuestra pequeña Avril Lavigne Versión Morena…
Iv le tendió el micro y bajó del escenario, sentándose en la silla que antes había ocupado Sam al lado de Alice. Sam miró a Nick…
-Perdona, pero prefiero en Versión Alemana… - los dos sonrieron al mismo tiempo.
-Si, señores, la pequeña skater es alemana… - Sam sonrió al mismo tiempo que sonaba la música de una de sus canciones favoritas de la canadiense, My Happy Ending.
Se levantó de la silla y fue hasta el pequeño escenario, llevando cuidado de no caerse con los tacones, al tiempo que Nick, divertido anunciaba:
-Y ahora nuestra pequeña Avril Lavigne Versión Morena…
Iv le tendió el micro y bajó del escenario, sentándose en la silla que antes había ocupado Sam al lado de Alice. Sam miró a Nick…
-Perdona, pero prefiero en Versión Alemana… - los dos sonrieron al mismo tiempo.
-Si, señores, la pequeña skater es alemana… - Sam sonrió al mismo tiempo que sonaba la música de una de sus canciones favoritas de la canadiense, My Happy Ending.
Empezó a cantar dejándose llevar por la música. Sentía la música correr por sus venas, como si fuera su propia sangre, la llenaba, la hacía olvidarse de todo…
Descubrió algo que no había visto hasta entonces. Al terminar la canción, levantó la mirada y vio al fondo de la sala a cuatro chicos que la miraban con la boca abierta. No se les veía muy bien pero les conocía, incluso allí, un lugar que estaba repleto de gente rara, destacaban como ninguno. Clavó la mirada en aquel sector. Ellos le devolvían la mirada. Estaban alucinados, ella lo sabía. Nunca la habían visto vestida así, y nunca la habían visto cantar de aquella manera… Sonrió. Era una especie de provocación. “No os necesito”. Miró a la banda.
-Una más. – les pidió. Ellos asintieron. Freak Out, una buena provocación. “Voy a vivir mi vida” pensó y cantó sin dejar de mirarles.
Descubrió algo que no había visto hasta entonces. Al terminar la canción, levantó la mirada y vio al fondo de la sala a cuatro chicos que la miraban con la boca abierta. No se les veía muy bien pero les conocía, incluso allí, un lugar que estaba repleto de gente rara, destacaban como ninguno. Clavó la mirada en aquel sector. Ellos le devolvían la mirada. Estaban alucinados, ella lo sabía. Nunca la habían visto vestida así, y nunca la habían visto cantar de aquella manera… Sonrió. Era una especie de provocación. “No os necesito”. Miró a la banda.
-Una más. – les pidió. Ellos asintieron. Freak Out, una buena provocación. “Voy a vivir mi vida” pensó y cantó sin dejar de mirarles.
Alice se dio cuenta y miró al fondo, donde miraba su amiga. Descubrió allí a los amigos de Sam mirándola casi sin pestañear. “¡Mi Bill!” La emoción pudo con ella. “Céntrate, Ali, céntrate… Cuanta violencia… Sam está cantando esa canción con mucha fuerza… Y ellos la miran… Espera, Gustav y Georg se están riendo… ¿De qué se ríen? Vamos, a mí me cantan una canción así con tanta mala hostia acumulada y lo último que hago es reírme… Madre mía, ¡qué caretos los de los twins! Parecen enfadados de veras…“ Miró de nuevo a su amiga… No estaba bien, lo notaba, faltaba muy poco para que se echara a llorar. Sabía que no lo haría pues a orgullosa no la ganaba nadie, pero no iba a poder aguantar la mirada mucho más…
Justo acabó la canción. Alice suspiró y se levantó de la mesa para ir junto a su amiga. La banda se tomaría un descanso de diez minutos.
Justo acabó la canción. Alice suspiró y se levantó de la mesa para ir junto a su amiga. La banda se tomaría un descanso de diez minutos.
- ¡Qué garra, Sam, que pasión… que todo! – el guitarrista podía llegar a ser muy pesado
- Sam, ¿estás bien? – le preguntó Alice, notaba a su amiga algo mareada…
-No, sácame de aquí.
Alice cogió a su amiga del brazo apartando al pesado de Mike y llevándola hacia la puerta. Una vez fuera se apoyó sobre la pared, necesitaba aire. Miraba al cielo con la boca ligeramente entreabierta. Se había sentido ligeramente mareada. Jamás podría hacerles frente a sus amigos. Los quería demasiado…
En ese momento alguien salió del pub y Alice quedó con la boca abierta. Sam miró hacia la puerta. Vestidos de negro, los inconfundibles Tokio Hotel salieron del pub y se plantaron en frente de su antigua amiga. Georg a la izquierda, no sonreía ni mostraba algún punto de simpatía. Estaba realmente serio. A la derecha, Gustav miraba a Sam con seriedad. Nunca antes le había dirigido una mirada así. Y en el centro los gemelos la miraban casi con odio. ¿Casi? La odiaban. Evitó mirarles. Se negaba a aceptar que sus mejores amigos la odiaran. Aún así lo hizo. “Billy…” El nombre de su mejor amigo cruzó por su mente al mirarle a los ojos. “Tom…” Ocurrió lo mismo con el nombre de su gemelo.
Tenía que hacerlo, tenía que pedirles perdón, tenía que mostrarles a la verdadera Sam, la que los extrañaba, la que no les había llamado en este tiempo por miedo al rechazo, la que se moría por gritar lo mucho que los quería, lo mucho que los echaba de menos y lo mucho que los necesitaba a su lado… Aún así calló. Ya no había vuelta atrás. La odiaban. Era tarde para decir Lo siento…
- Sam, ¿estás bien? – le preguntó Alice, notaba a su amiga algo mareada…
-No, sácame de aquí.
Alice cogió a su amiga del brazo apartando al pesado de Mike y llevándola hacia la puerta. Una vez fuera se apoyó sobre la pared, necesitaba aire. Miraba al cielo con la boca ligeramente entreabierta. Se había sentido ligeramente mareada. Jamás podría hacerles frente a sus amigos. Los quería demasiado…
En ese momento alguien salió del pub y Alice quedó con la boca abierta. Sam miró hacia la puerta. Vestidos de negro, los inconfundibles Tokio Hotel salieron del pub y se plantaron en frente de su antigua amiga. Georg a la izquierda, no sonreía ni mostraba algún punto de simpatía. Estaba realmente serio. A la derecha, Gustav miraba a Sam con seriedad. Nunca antes le había dirigido una mirada así. Y en el centro los gemelos la miraban casi con odio. ¿Casi? La odiaban. Evitó mirarles. Se negaba a aceptar que sus mejores amigos la odiaran. Aún así lo hizo. “Billy…” El nombre de su mejor amigo cruzó por su mente al mirarle a los ojos. “Tom…” Ocurrió lo mismo con el nombre de su gemelo.
Tenía que hacerlo, tenía que pedirles perdón, tenía que mostrarles a la verdadera Sam, la que los extrañaba, la que no les había llamado en este tiempo por miedo al rechazo, la que se moría por gritar lo mucho que los quería, lo mucho que los echaba de menos y lo mucho que los necesitaba a su lado… Aún así calló. Ya no había vuelta atrás. La odiaban. Era tarde para decir Lo siento…
-Nos defraudaste, Sam… Creía que confiabas en nosotros… Pero veo que te importamos poco… Vive tu vida si es lo que quieres… No se por que siempre pensaste que eras una carga para nosotros… No lo fuiste, no lo eres y no lo serás… Te queríamos, Sam…
-Muy bonito discurso, Bill…- alegó sarcástica ¿Qué demonios estaba haciendo? ¡No! Eso no es lo que tienes que decirle… Bill… Lo siento tanto… Bill… Tom… Georg… Gustav… Los perdí… Los perdí para siempre…
-No imaginas cuanto te odio ahora mismo… - las palabras salieron de la boca de Tom y se clavaron en la mente de Sam como espadas afiladas…
-No tanto como te odio yo, Baby…
-¿Quién eres tú y qué has hecho con nuestra amiga?- preguntó Georg
- Tu amiga murió el día que maduró. – “No es así, sigo aquí, chicos, por favor, salvadme…”
-¿Sabes? No me engañas… No sé lo que te pasa, pero sé que todo esto es solo una farsa… ¿Recuerdas esto? – sacó del bolsillo de su chaqueta la pulsera que él mismo le había regalado. Se llevó la mano a su muñeca izquierda. La pulsera no estaba, debía ser la que le señalaba él. ¿Cómo olvidarla? Se la había regalado cuando su padre había muerto, para que se sintiera mejor. De ella colgaban sus iniciales. Era estúpido pero había sido lo más maravilloso del mundo. – Se te calló cuando huiste tan rápido. El hecho de que la llevaras implica que aún te importamos… Solo dilo, Sam. Dime que no es cierto. Dime que todo esto no es más que un mal sueño.
- Nunca.
-Bien. Te quedas sin pulsera. – y la guardó de nuevo en el interior de su bolsillo.
-Bien. – se encogió de hombros.
-Muy bonito discurso, Bill…- alegó sarcástica ¿Qué demonios estaba haciendo? ¡No! Eso no es lo que tienes que decirle… Bill… Lo siento tanto… Bill… Tom… Georg… Gustav… Los perdí… Los perdí para siempre…
-No imaginas cuanto te odio ahora mismo… - las palabras salieron de la boca de Tom y se clavaron en la mente de Sam como espadas afiladas…
-No tanto como te odio yo, Baby…
-¿Quién eres tú y qué has hecho con nuestra amiga?- preguntó Georg
- Tu amiga murió el día que maduró. – “No es así, sigo aquí, chicos, por favor, salvadme…”
-¿Sabes? No me engañas… No sé lo que te pasa, pero sé que todo esto es solo una farsa… ¿Recuerdas esto? – sacó del bolsillo de su chaqueta la pulsera que él mismo le había regalado. Se llevó la mano a su muñeca izquierda. La pulsera no estaba, debía ser la que le señalaba él. ¿Cómo olvidarla? Se la había regalado cuando su padre había muerto, para que se sintiera mejor. De ella colgaban sus iniciales. Era estúpido pero había sido lo más maravilloso del mundo. – Se te calló cuando huiste tan rápido. El hecho de que la llevaras implica que aún te importamos… Solo dilo, Sam. Dime que no es cierto. Dime que todo esto no es más que un mal sueño.
- Nunca.
-Bien. Te quedas sin pulsera. – y la guardó de nuevo en el interior de su bolsillo.
-Bien. – se encogió de hombros.
En ese momento la puerta del bar volvió a abrirse y Mike sacó la cabeza.
-¿Sam?
-Mike, métetelo en la cabeza. No me gustas. No me has gustado y no me gustarás.
-Ya veo, ¿y los melenudos estos si? ¡Pues vaya!
-Piérdete, Mike. – le espetaron Alice y Sam al unísono.
Él se marchó y los chicos repararon por primera vez en Alice.
-¿Sam?
-Mike, métetelo en la cabeza. No me gustas. No me has gustado y no me gustarás.
-Ya veo, ¿y los melenudos estos si? ¡Pues vaya!
-Piérdete, Mike. – le espetaron Alice y Sam al unísono.
Él se marchó y los chicos repararon por primera vez en Alice.
-¿Ella…?
-Entiende muy bien de lo que estamos hablando. – cortó Sam, ya se había pasado sus buenas horas enteras para que la niña supiera el significado de todas las canciones de su grupo favorito.
-Pues ya no hay mucho más que decir. Adiós, Sam, me hubiese gustado decir que fue un placer, pero no lo fue. – las palabras pronunciadas por su mejor amigo la hirieron en lo más profundo de su alma. Aún así seguía sin poder decirles lo que de verdad sentía. ¿Qué le estaba pasando? No eran desconocidos, eran sus amigos, ¿por qué no podía dejar de enfrentarles?
-Entiende muy bien de lo que estamos hablando. – cortó Sam, ya se había pasado sus buenas horas enteras para que la niña supiera el significado de todas las canciones de su grupo favorito.
-Pues ya no hay mucho más que decir. Adiós, Sam, me hubiese gustado decir que fue un placer, pero no lo fue. – las palabras pronunciadas por su mejor amigo la hirieron en lo más profundo de su alma. Aún así seguía sin poder decirles lo que de verdad sentía. ¿Qué le estaba pasando? No eran desconocidos, eran sus amigos, ¿por qué no podía dejar de enfrentarles?
Ella no dijo nada. Estaba herida y dolía como el infierno. Sólo quería salir de allí, tumbarse en su cama y al despertar sentir que todo había sido una pesadilla, que volvía a ser la mañana para ir a verlos en el aeropuerto. Pero sabía que eso no iba a suceder.
Los vio marcharse sin volver la vista atrás y las lágrimas se agolparon en sus ojos. Ya no pudo hacer nada para evitar el llanto. Estaba siendo estúpida, tenía que ir tras ellos, tenía que decirles…
“Eres patética” La voz de su madrastra irrumpió en sus pensamientos. “¿De verdad piensas que les importas? Solo eres un estorbo para ellos… Ahora que son mundialmente famosos, ¿de veras piensas que se van a preocupar por ti?” “¡Déjame!” le gritó Sam a su madrastra agitando la cabeza. Sin pensarlo dos veces echó a correr en dirección de su casa dejando a su amiga en la puerta del pub.
Alice la vio marchar y una sonrisa amarga se dibujó en su rostro. No entendía nada de lo que le pasaba a su amiga. Si tanto les echaba de menos, ¿por qué se comportaba así con ellos? Negó con la cabeza y volvió la vista hacia donde se habían marchado ellos. Aún se les podía ver en la lejanía charlando entre ellos. Seguía sin creerse que ellos estuvieran allí y que fueran amigos de su mejor amiga pero ahora no era tiempo para las tonterías de las fans. Ellos tenían que saber la verdad, que Sam los echaba de menos y que los quería tanto como cuando eran pequeños.
No lo pensó dos veces y echó a correr hacia ellos. Los llamó. Ellos se giraron. Alice pudo darse cuenta de que ninguno estaba para hablar mucho. Y menos para enfrentarse a un puñado de fans, y aunque ella solo era una, no estaban como para firmar autógrafos ni hacerse fotos. Fue directa al grano. Lo que importaba ahora era su amiga.
Los vio marcharse sin volver la vista atrás y las lágrimas se agolparon en sus ojos. Ya no pudo hacer nada para evitar el llanto. Estaba siendo estúpida, tenía que ir tras ellos, tenía que decirles…
“Eres patética” La voz de su madrastra irrumpió en sus pensamientos. “¿De verdad piensas que les importas? Solo eres un estorbo para ellos… Ahora que son mundialmente famosos, ¿de veras piensas que se van a preocupar por ti?” “¡Déjame!” le gritó Sam a su madrastra agitando la cabeza. Sin pensarlo dos veces echó a correr en dirección de su casa dejando a su amiga en la puerta del pub.
Alice la vio marchar y una sonrisa amarga se dibujó en su rostro. No entendía nada de lo que le pasaba a su amiga. Si tanto les echaba de menos, ¿por qué se comportaba así con ellos? Negó con la cabeza y volvió la vista hacia donde se habían marchado ellos. Aún se les podía ver en la lejanía charlando entre ellos. Seguía sin creerse que ellos estuvieran allí y que fueran amigos de su mejor amiga pero ahora no era tiempo para las tonterías de las fans. Ellos tenían que saber la verdad, que Sam los echaba de menos y que los quería tanto como cuando eran pequeños.
No lo pensó dos veces y echó a correr hacia ellos. Los llamó. Ellos se giraron. Alice pudo darse cuenta de que ninguno estaba para hablar mucho. Y menos para enfrentarse a un puñado de fans, y aunque ella solo era una, no estaban como para firmar autógrafos ni hacerse fotos. Fue directa al grano. Lo que importaba ahora era su amiga.
-Ella no es así. – gracias a Sam, dominaba bastante bien el alemán. – No sé lo que le pasa, pero os quiere. De verdad. Os echa de menos… Demasiado…
-¿Qué sabes?- le preguntó Tom
-No mucho. Ella siempre me había hablado de sus cuatro mejores amigos a los que quería como hermanos y se le iluminaban los ojos cada vez que os mencionaba, pero no ha sido hasta hoy que me enteré de que esos cuatro amigos erais vosotros. No sé por qué se comporta así con vosotros, solo sé que hay algo que la atormenta pero no sé que es… Solo quería que lo supierais. – les lanzó una última mirada antes de volverse hacia el bar.
Los chicos se miraron unos a otros. Si ella tenía razón y su amiga no los odiaba, ¿por qué razón se comportaba así? No entendían qué podía ser aquello que la atormentaba. No recordaban haberle hecho nada malo… A menos que se tratara… Georg miró a Bill y sus miradas se encontraron… No podía ser que aún les guardara rencor por eso… Hacía ya mucho de eso… Eran unos críos, no sabían lo que hacían… Gustav vio cómo sus amigos se miraban, y se acordó de lo que le hicieron a la pobre… Pero no, esto no era por esa estupidez, allí había algo más, algo oscuro, y pudo hacerse una ligera idea… Lo único que siempre le había dado miedo a Sam había sido su madrastra… Pero ella estaba lejos, seguía en Magdeburgo… Sonrió. Pues claro. ¿Cómo no había caído antes? ...
-¿Qué sabes?- le preguntó Tom
-No mucho. Ella siempre me había hablado de sus cuatro mejores amigos a los que quería como hermanos y se le iluminaban los ojos cada vez que os mencionaba, pero no ha sido hasta hoy que me enteré de que esos cuatro amigos erais vosotros. No sé por qué se comporta así con vosotros, solo sé que hay algo que la atormenta pero no sé que es… Solo quería que lo supierais. – les lanzó una última mirada antes de volverse hacia el bar.
Los chicos se miraron unos a otros. Si ella tenía razón y su amiga no los odiaba, ¿por qué razón se comportaba así? No entendían qué podía ser aquello que la atormentaba. No recordaban haberle hecho nada malo… A menos que se tratara… Georg miró a Bill y sus miradas se encontraron… No podía ser que aún les guardara rencor por eso… Hacía ya mucho de eso… Eran unos críos, no sabían lo que hacían… Gustav vio cómo sus amigos se miraban, y se acordó de lo que le hicieron a la pobre… Pero no, esto no era por esa estupidez, allí había algo más, algo oscuro, y pudo hacerse una ligera idea… Lo único que siempre le había dado miedo a Sam había sido su madrastra… Pero ella estaba lejos, seguía en Magdeburgo… Sonrió. Pues claro. ¿Cómo no había caído antes? ...
Hay pobre sam!!! quiere a sus amigos y lo niega!!! amo tu historia
ResponderEliminarMuy buena la historia, mejoras con cada capitulo y lo estas demostrando, me alegra mucho leer cada Lunes una nueva entrega.
ResponderEliminarSigue asi guapisima, muchos besos.
Elfire
My Buena !!!!!
ResponderEliminarhola
ResponderEliminarrecien empece a leer
tu historia
y me parace bastante tierna
(apesar de k este llena de dolor)
sigue asi
la vdd
me muero x saber
k pazara
en el sig capi
bye
att kike kaulitz
rebuena la historia, me kede kon gns de mas.
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