lunes, 10 de agosto de 2009

RECUERDOS DEL PASADO CAPITULO 2

Él había dejado una huella imborrable en ella que por muchos años que pasaran y la distancia entre ellos fuera infinita, nunca se borraría de su interior...

El lejano sonido del timbre de la puerta la hizo volver de lo más profundo de su sueño. Fue hacia el telefonillo.

- ¿Quién?

- ¿Quién va a ser? Abre. – la voz de su mejor amiga le llegó desde la calle.

- Voy.

No tardó ni cinco minutos en subir. Sam ya la estaba esperando en la puerta y cuando la vio aparecer sonrió tímidamente. Se saludaron con un beso es la mejilla. Poco después la invitó a pasar. Ella entró y Sam tras de sí. Alicia, Alice para las amigas, saludó a la tía de Sam y poco después las dos amigas entraron a la habitación de la inquilina. Alice le tendió a Sam sus cd´s para que los pusiera en el reproductor. Sam lo hizo a regañadientes. La canción d Schrei inundó el cuarto. Ella se erizó. Habían tenido un gran éxito sin duda. Sus amigos habían triunfado a lo grande, y a pesar de que había sido ella quien les había dado a conocer a Alice, quien era una autentica fanática del grupo, ella más bien pasaba del tema. Le gustaba la idea de que estuvieran viviendo el sueño que siempre tuvieron, pero le hacía daño recordarles, así que evitaba a Tokio Hotel todo lo que podía. Claro que Alice no sabía el verdadero motivo, así que cuando ella le preguntaba por qué ya no le gustaban, Sam se encogía de hombros alegando que se habían convertido en demasiado comerciales.

Había conocido a Alice en el instituto madrileño al que había ido cuando había abandonado Alemania. En los primeros días cada vez que estaba en clase no hablaba con nadie y se aislaba de todo y de todos. No faltó mucho para que empezaran a meterse con ella. Pero la verdad era que pasaba de todos los cotilleos. Y tenía que decir que por lo menos los del instituto de Magdeburgo eran más originales en cuanto a insultos. Aún así solo quería estar sola. Solo ella y sus pensamientos. Aquellos personajes no sabían lo que era el dolor. Le habían arrebatado todo lo que más quería y ya le daba igual todo. Pero Alice fue la única que vio mucho más allá de su apariencia. Algo le decía que estaba sufriendo y quiso acerarse a ella. Y lo hizo por todo lo alto.

Cierto día en el que un niñato de su clase se estaba metiendo con la nueva, Alice salió en su defensa y fue en ese momento en el que ambas se convirtieron en simples que compañeras de clase que poco después pasó a ser una adorable amistad.

Alice sabía que Sam volvería a Alemania apenas cumpliera la mayoría de edad. Por eso quería disfrutar a tope de su compañía antes de la gran despedida.

Sam estaba feliz de haber encontrado una gran amistad en Alice y se lo había contado todo, desde su madre, el matrimonio de su padre con una mujer que la maltrataba… Todo menos la relación con uno de sus mejores amigos. No es que no confiara en ella, no, solo que no se sentía con fuerzas para volver a recordarlo todo. Todas las noches, incluso cuando se quedaba en casa sola, pensaba en él, le recordaba, lo recordaba todo de él. Sus ojos, sus labios… Su sonrisa… Esa sonrisa picarona que deslumbraba a cualquiera… Pero no se sentía lo bastante fuerte para contarlo… Lo sentía por su amiga, pero más lo sentía por ella misma. Dicen que para sentirse mejor uno mismo es necesario contarle tus penas a alguien de confianza pero Sam no estaba de acuerdo. Pensaba que si se lo contaba a Alice estaría gafada para el resto de sus días. No, no quería darle lástima a nadie. Ya lo estaba empezando a superar. Después de tres largos años… Había asumido que nunca más lo volvería a ver, que aunque regresara a Magdeburgo él ya no estaría allí, ya no la esperaría, ya no podría volver a abrazarle, a besarle ni a entregarse… “Te esperaré. Te esperaré el tiempo que haga falta. Meses, años… Solo quiero que regreses…” Palabras. Solo palabras. Hacía tres años de eso y lo recordaba como si esa frase hubiera salido de su boca el día anterior. Pero solo eran eso: palabras. En su tiempo le había creído pero ahora, cuando él estaba con una chica tras otra, solo eran palabras vacías perdidas en el tiempo…

De pronto, Sam volvió en sí. Su amiga la llamaba.

- Sam, ¿estás bien?

- ¿Eh? Si… Creo… ¿qué me ha pasado?

- Eso tendría que preguntártelo yo

- Creo que me he quedado otra vez soñando despierta… Lo siento…

- No pasa nada, estoy acostumbrada ya…

Cuando Sam iba a contestar, su tía la llamó a gritos.

- ¡Sam! ¡Ven rápido! ¡Date prisa!

Sam se levantó rápidamente y fue en su ayuda. Alice la siguió.

- ¡Mira esto! – la llamó su tía desde el sofá

- ¿Qué pasa, tía? – le preguntó la sobrina mientras se sentaba en el sofá y miró la pantalla del televisor. Deseó no haberlo hecho.

- “…. ¡Ya está confirmado! – decía el periodista- ¡Tokio Hotel actuarán en Madrid el próximo sábado! Sabemos que todo ha sido muy precipitado pero no se preocupen, señoritas fans, las entradas están ya a la venta. Esperen, me informan que no será el próximo sábado sino dentro de tres semanas… Las entradas están a la venta. El concierto será un gran espectáculo benéfico, así que ayuden a una buena causa pasándolo bien con este grupo revolucionario…”

- ¿Qué? ¡No puede ser! – exclamó Alice desde el respaldo del sofá- ¡Tenemos que ir, Sam!

- “… Y para gozo de sus miles de fans, ellos mismos vendrán a la capital mañana… ¿no se lo esperaban? Al parecer tienen una parada en su Tour y quieren pasar estas tres semanas con sus fans españolas…”

- ¡Ay, Dios! ¡No puede ser! – exclamaba Alice sin dar crédito a lo que oía. - ¡Esto no puede ser verdad! Esto tiene que ser un sueño, eso es todo…

Sam no dijo nada. Era cierto que se moría por ir a verlos pero desde las sombras, para nada quería ser descubierta por alguno de ellos. Sería un bombazo y significaría el fin de su amistad con Alice. Así que decidió ir al concierto como una fan cualquiera, acompañando a su amiga, y disfrutaría de cada minuto de su presencia.

Su amiga estaba súper emocionada, y eso era decir poco, estaba eufórica, exaltada… Planearon ir al aeropuerto a recibirles, por supuesto Sam se ocultaría para no ser descubierta pero eso Alice no lo sabía. Y después de una tarde de planes, casi a las nueve, Alice se fue a casa. Y Sam volvió a quedarse a solas con su tía.

Mientras cenaban algo ligero, Sam notaba las miradas que su tía le dirigía constantemente.

- ¿Qué pasa, tía?- le preguntó ya cansada de tantas miradas.

- ¿Vas a ir a verle?- Sam notó la tercera persona del singular de la pregunta

- Claro. Puede que ninguno se percate de mi presencia. Seré como un felino y me ocultaré, tranquila. Pero creo que merezco verlos. Después de todo, fui yo la que los apoyó desde el principio. Quiero ver su evolución en los directos. Además siempre puedo abandonar el recinto si empiezo a ponerme nerviosa.

- Sam, no vayas… Te vas a hacer daño…

- ¿Por qué? Tía, tengo más que asimilada la idea de que no se van a acordar de mi. Me han olvidado lo se…

Su tía no dijo nada más solo la miró a los ojos brindándole apoyo. Realmente lo necesitaba. Ella le sonrió y poco después se retiró a su habitación no sin antes recoger la mesa y fregar los platos.

Después de una ducha de agua templada y de ponerse el pijama, Sam volvió a su escritorio teniendo la libreta abierta a la vista y un bolígrafo en la mano derecha. Volvió a poner en orden sus pensamientos y continuó su relato.

"Después de aquel primer pequeño encuentro, Bill, Tom y yo nos veíamos casi a menudo en el mismo lugar y a la misma hora. Ninguno sabía cómo lo habíamos conseguido pero lo cierto es que nos hicimos amigos inseparables.

Esa amistad para mí fue cómo un bálsamo para mis heridas. Había pasado siete años de mi vida completamente sola, sin más compañía que la de adultos que no me entendían y que solamente se mostraban atentos a mí cuando se les daba la gana…. Y eso cambió cuando conocí a los gemelos. Por primera vez en mi vida me sentía feliz siempre correteando de un lado a otro, riéndonos, ¿y por qué no? También haciendo rabiar a Simone con nuestras travesuras…

Y allí estaba yo en cada momento importante de su vida, fui la primera a la que Bill enseñaba sus canciones, la primera en darles apoyo cuando al fin supe el significado de aquellas miradas tristes, cuando conocieron a Georg y a Gustav en aquel pub de nuestra ciudad… Siempre, en cada momento, estuve con ellos, en cada momento importante en sus vidas… Y como no, ellos en la mía. Los cuatro eran los hermanos que jamás habría podido tener. Y los adoraba.

Y año tras año llegamos a la maldita adolescencia. Aunque yo nuca había tenido objeciones para confesarle algún secreto a ninguno de los cuatro, nuestra llegada a la pubertad cambió mucho nuestra relación. Aunque seguíamos siendo amigos, la cosa entre nosotros cambió. A Gustav le gustaba dar largos paseos en bicicleta siempre solo, a Georg y a Tom las chicas les perdían y a Bill y a mí solo nos quedaba el amor por la ropa. Y no solo eso, mi adorado Bill y yo compartíamos todo, tanto que creo que por aquel entonces nos inventamos una especie de lenguaje de signos que solo conocíamos él y yo. Nuestra relación era tan estrecha que muchos pensaban que éramos más que amigos. ¡Qué ingenuos eran y qué bien nos lo pasábamos él y yo riéndonos de ellos!

Pero no todo eran sonrisas y diversión. Al llegar a la adolescencia, mi cuerpo fue cambiando dando paso al cuerpo de mujer. Y realmente eso me fastidiaba. Lo cierto era que yo siempre había sido más chico que otra cosa, pues al estar rodeada de ellos, siempre se te acaba pegando algo… ¿no? Y al notar que mi cuerpo cambiaba, y que empezaba a abultarse una zona bastante a la vista de mi, me daba hasta vergüenza… Y esa es también una de las razones por las que nuestra relación se enfrió un tanto, ya no nos permitían dormir juntos como antes, ni quedarnos en ropa interior mientras corríamos por el jardín cuando uno de ellos cogía la manguera para mojarnos… Si, bueno, puede que suene estúpido, pero lo hacíamos, todos los veranos de nuestra vida…

Y otro de las cosas que no aguantaba de la pubertad eran mis hormonas. No se como pasó, ni cuando ni por qué pero poco a poco empecé a ver a Tom con otro ojos. No sabía exactamente lo que me estaba pasando, aquello era totalmente nuevo para mi y cuando me di cuenta de que empezaba a ver al gemelo mayor como algo más que un amigo o como un hermano me asusté, me asusté y le evité todo lo que pude. Creí que cuanto más lejos estuviera de él aquella nueva pero angustiosa sensación desaparecería de mi y volvería a verlo como mi hermano mayor. ¡Era una niña muy ingenua! Cada vez que me llamaba por teléfono no le contestaba, cuando intentaba hablarme en el instituto le daba largas y me escaqueaba de cualquier manera. Me mandaba continuamente mensajes al móvil, mensajes que yo no contestaba, preguntándome que me pasaba, si me había hecho algo… Yo decidí callarme, ni siquiera Bill sabía lo que me pasaba, o eso quise creer yo…

Cierto día después de una agotadora clase de Cálculo, Bill se acercó a mi mesa donde yo pasaba mis apuntes a limpio. Teníamos una hora libre, pero yo quería tomarme todo el tiempo del mundo, necesitaba mantenerme concentrada en algo para evitar los pensamientos impuros…

- Sam, ¿qué te pasa con mi hermano?

- ¿A mi? Na… Nada… - tartamudee- ¿Por qué lo dices?

- No, nada… Solo que pasas de él… No le coges el teléfono, no contestas sus llamadas, y le ignoras…

- Yo no le ignoro… Solo que he estado liada. Ya sabes, son los finales… Y ya sabes que en mi casa no se puede estudiar así que me voy a la biblioteca – cosa que era cierta, no cabe decir que mi madrastra seguí maltratándome aunque no tanto como antes.

- Tú siempre has podido compaginar los estudios con nuestras quedadas… ¿Qué ha cambiado ahora?

- Bueno, tu hermano tiene que estar muy ocupado con todas sus amiguitas… ¿no?

¡Mierda! Pensé. Me había delatado. Me había dejado liar por la situación y había mostrado a Bill mis celos, casi se lo había confesado.

-¿A qué viene eso Sam? ¿Acaso tú…? ¿Acaso tú te has enamorado de él?- su pregunta me acorraló. No podía mentirle, era mi mejor amigo, mi complementario…

- ¿Qué? ¡No! Por favor, Bill, ¡es como mi hermano!

- Por eso, Sam, porque le conoces desde siempre… ¡Y es normal! Estamos en esa edad… Y chica, es normal, míralo, es Tom, todas se mueren por él… Aunque yo no sé qué le ven… es mi hermano, vale, pero muy listo no es, todo lo que tiene es el aire ese de duro que se gasta porque realmente el más guapo de los dos soy yo… - sonreí, siempre me había gustado ver a Bill sobreponerse encima de su hermano. No era el ego, simplemente era él.

- Pero yo no puedo, Bill. No me gusta esta sensación Bill, no me gusta ser chica…

- Dulzura, tú siempre fuiste chica, pero te juntaste con brutos como Georg y Tom, ¿qué esperabas? Pero a lo que iba. No seas tonta, Sam, porque te guste mi hermano no es motivo para que dejes de quedar con nosotros. Y no te preocupes, no le diré nada.

- Gracias. – susurré

Tras la conversación con Bill entendí que aquello no era nada del otro mundo, que no tenía por qué preocuparme por aquella tontería. Lo que sí tenía claro era que él no debería saber nada. No sabría cómo mirarle a la cara, cómo hablarle si él lo supiera. Tras la conversación con el hermano menor me convencí de que aquello no era como yo lo veía, un desastre, si no que era lo más normal del mundo. Así que a partir de ese día volví a ser la que era antes, le hablaba, le contestaba a los mensajes, cogía sus llamadas… En fin, volví a comportarme como una amiga, aunque por dentro me hervía la sangre cuando lo veía con otras. No podía negarlo, me ponía muy celosa, pero no podía evitarlo, aunque yo tenía clarísimo que él nunca iba a ser para mí, que yo para él era solamente su amiga...


Nota de la autora: He querido poner los looks actuales de los gemelos porque pienso que ahora mismo Tom tiene ese aire de duro que necesitaba para mi historia, pero este relato abarca la epoca de cuando tenían 17 años para los 18. lo que significa que Gustav tenía los 18 para 19 y Georg ya cumplió los 20. En cuanto al look de Bill os lo podéis imaginar como queraís. Está muy guapo de todas las formas posibles ^^. Solo eso. Que lo disfruteis.


4 comentarios:

  1. Felizidades por el capitulo.
    Sigue asi animo ^^

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  2. woOoow
    no puede ser
    esto está super emocionante, no puedo parar de gritar y llorar por cada línea que leo, esta historia es super linda y muy triste a la vez.

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  3. ay enserio que historia
    tan genial me encantaria
    q eso me pasara a mi mmm¿? bueno
    muchas gracias por lo q haces
    aunq no eh terminado de leerla
    pero lo q eh leido me encanto

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  4. wow *U*
    esta xida tu fic wow
    sigue asi querida
    la eh leido y me facina deverias escribir un libro encerio por que ademas de que tus cap. son largos esta interesadisimos y todas las fans los leerian ^o^¬¬¬¬¬¬
    sigue asi y seras muy buena no se por que no te dan premios por la fic mas xida que eh ledo creo tu creaste otra llamada blanco o negro: te quiero
    mmm seguire con la duda

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