
El se levantó de la mesa y se dirigió hacia la puerta. Estaba enfadado, se le notaba, todos lo sabían, incluso Alice que no le conocía de nada podía darse cuenta de que el comentario de su amiga le había dolido bastante. Dirigió una última mirada a Sam, llena de rencor y tan fría como un trozo de hielo de los polos, antes de salir por la puerta para no volver a entrar. Ella nunca pensó en recibir una mirada suya tan hiriente, pero ahí estaba, oscura y vacía… La hizo temblar de pavor… Pero, ¿qué derecho tenía él de enfadarse? Ninguno, absolutamente ninguno. No cuando él había sido el que la había herido mucho más, manchando las palabras y gestos que había recibido por su parte, riéndose de ella cada vez que una tía con una buena delantera se le cruzaba delante. ¿Realmente era él el que tenía derecho a enfadarse con ella?....
Sintió el odio correr por su cuerpo. Ni siquiera miró a sus amigos que la miraban, esperando su reacción. Y la tuvieron. Corriendo hacia su habitación y dando un portazo. Todos entendieron que quería estar sola. Y Alice supo que aún sentía algo especial por su mejor amigo. No le hacían falta sus palabras. Miró a los chicos, y se centró en la mirada de Bill, aquellos fatídicos ojos marrones que tanto la hacían suspirar en un trozo de papel, y ahora los tenía delante. Ambos asintieron. Tenían que irse. Sam necesitaba estar sola.
Bill se levantó de la mesa al mismo tiempo que sus compañeros pero mientras los demás iban hacia la puerta de salida del piso, él se acercó a la puerta tras la cual había desaparecido su amiga y pegó la oreja intentando escuchar algo. Y lo que oyó hizo que se le encogiera el corazón. Su amiga lloraba, escuchaba los suaves sollozos que salían de su garganta, y no paraba de repetir la misma pregunta: “¿Por qué, Tom? ¿Por qué?” Cerró los ojos y evitó las ganas de entrar. Sabía que cuando estaba así lo único que quería era que la dejaran sola. Y supo que en esos tres años no había habido ningún otro chico en su vida…
Alice se giró para ver a Bill en la puerta de Sam dudando en si entrar o no a consolar a su amiga, y le dolió. Le dolió la relación que tenían. Estaban muy unidos y eso dolía, no iba a decir que estaba enamorada de él, puesto que no lo conocía, pero era cierto que algo la hacía moverse por él, y sabía que no era la única. Cualquier fan de la banda que estuviese en su misma posición y situación vería que la relación que mantenían su amiga y su cantante favorito no era la de dos amigos normales. Casi podía decir que podían entenderse sin necesidad de palabras absurdas. Y eso realmente dolía, pues ella jamás llegaría hasta ese punto con él.
Bill se alejó de la puerta muy a su pesar. Todo lo que quería era tirar la puerta abajo, abrazar a su amiga y luego ir en busca de Tom y tirándolo de las orejas hacer que volviera al piso de ella para que se disculpara por su actitud. Pero no lo hizo. Se giró para irse y se encontró la mirada de la amiga de Sam. Le sonrió y una sonrisa tímida se dibujó en el rostro de ella. Era realmente guapa, y graciosa… Le gustó. Eso era algo. Y cuidaba de Sam. Todo este tiempo había cuidado a su amiga y eso le fascinó. Cuando pasó por su lado para despedirse, le susurró algo al oído. Era su forma de darle las gracias.
-Gracias por cuidar de la pequeña Sami, realmente teníamos un miedo tremendo de que no pudiera sobrevivir… - se rió un tanto.
-Es más fuerte de lo que parece. Cuidamos la una de la otra. Siempre.
-Y yo te doy las gracias por eso. – y dicho esto depositó un suave beso sobre la mejilla de ella sonriéndole después. Poco después abandonó la estancia.
Alice se quedó en mitad del comedor con una mano sobre la mejilla totalmente anonadada, ¿de verdad le había dado un beso? ¿Bill? ¿El grandísimo Bill Kaulitz? Con los ojos como platos dirigió su mirada hacia la puerta de Sam y por primera vez le dio las gracias a Dios por hacer que Sam fuera su mejor amiga y también la de la banda del momento.
Acostada en la cama Sam pensaba una y otra vez en lo que acababa de suceder en su comedor. No podía creer que todo hubiera pasado así de rápido, sin avisar… Pero ella no tenía la culpa, ¿por qué tenía que venir él a recordarle que no era nadie a su lado? Estaba furiosa, y tenía que tranquilizarse, podía darle algo si seguía con los nervios a flor de piel. Descartó la idea de tocar un rato. No era bueno para el instrumento, como estaba acabaría rompiendo las cuerdas de la guitarra. Y eran demasiado caras. El skate no estaba mal… No, acabaría teniendo un accidente… Solo le quedaba escribir. Recordó por dónde se había quedado lo última vez… ¡Oh! Ahora venía la mejor parte de la historia… Merecía la pena… Y eso la tranquilizaría…
Se levantó de la cama secándose el rastro de lágrimas que aún quedaban en su rostro con el dorso de la manga de la chaqueta. Total, estaba ya para lavar… Se acercó a su escritorio y sacó su libreta. Sentándose en la silla la abrió por donde se había quedado y empezó a escribir de nuevo:
Los días siguientes fueron un verdadero caos. A la mañana siguiente volví a pisar el instituto. Había elegido una temporada bastante mala para ponerme enferma. Los exámenes se me acumulaban y me sentía demasiado agobiada. Llegué a desmayarme un par de veces más. Todo era un descontrol en mi vida. Llegaba a casa sobre las tres de la tarde, estudiaba, iba a ver a los chicos un rato, volvía, estudiaba de nuevo, comía algo ligero y volvía a estudiar. Siempre estuve obsesionada con mis notas. Necesitaba una beca para la universidad, así que no podía permitirme tener mis notas bajas.
Y por fin acabó el curso y un largo verano se extendía a mis pies. Respiré aliviada. Mis notas eran estupendas y mi salud volvía a estar bien. Me esperaba un verano lleno de aventuras… Sonreí ampliamente cuando salí del instituto con mis notas en la mano. Los chicos me esperaban a la salida también con sus notas.
-¿Qué tal todo? – les pregunté.
-Bueeeeno… Está bien… - Georg iba dos cursos por encima de mí
-No está mal… - comentó Gustav
-Podía haber ido mejor…- Tom miraba sus notas con respeto
-¡Genial! – exclamó Bill, siempre había tenido una mente exquisita para los estudios y casi no cogía los libros… - ¿Y tú? ¿Crees que podrás tener un verano estupendo?
-Tendré ese verano – sonreí ampliamente agitando mis notas
-Estupendo. – sonrió Bill
¡Por fin! ¡Vacaciones! Ahora tocaba levantarse tarde, acostarse tarde, y no hacer nada de nada… Sí… Sería estupendo…
Los días de verano pasaban rápidos y recuerdo que siempre estábamos metidos en el estudio donde ellos tocaban. Y nos reíamos como siempre, a cada tontería, a la mínima nos reíamos. Aunque ninguno era capaz de admitirlo, todos sabíamos que habíamos echado de menos todo esto. A pesar de que habíamos crecido, habíamos cambiado y que nos habíamos distanciado seguíamos siendo los mismos amigos de siempre. O a lo mejor era yo que quería verlo de ese modo… Pero lo que si era cierto es que yo volvía a ser la de siempre, me levantaba todas las mañanas con una sonrisa, desayunaba y salía a la calle en busca de los otros dormilones. Ya sabía que Gustav nunca llegaba tarde, así que a los demás había que levantarlos como fuera…
Pero algo sí había cambiado. Y no tardé en darme cuenta de ello.
Después de aquel pequeño desvanecimiento que sufrí hacía unos meses, el amigo que había descubierto mi ropa interior en mi habitación estaba más pendiente de mí. Quise creer que era solo porque no volviera a caer en aquel mar de desconfianza hacia ellos, que todos los abrazos que me daba con solo verme y todas esas bromas que me gastaba cada vez que podía era solo para hacerme ver que cumplía su promesa, que seguía conmigo como si nada hubiera cambiado. Pensaba todo eso para evitar pensar en la otra opción, sobre todo, porque esta era demasiado absurda. Yo nunca le llegaría a gustar y por eso pensaba que solo se trataba de algo pasajero, que solo lo hacía por convencerme a mí de que seguiríamos siendo amigos por mucho tiempo.
Pero a mí no me ayudaba nada en mi propósito.
Me había jurado a mí misma que tenía que olvidarme de él. Se acabó el verlo como algo más que un amigo, se acabaron las tonterías. Ya he dicho que me conformaba solo con su amistad, así que puse todo mi empeño en olvidarme de él como algo más que un amigo. Intenté fijarme en otro, pero todos me parecían iguales, no había ninguno que destacase. Por supuesto, ninguno de mis otros amigos contaba. Nada de más líos absurdos. ¡Vaya plan! Salir de un problema para meterme de nuevo en la boca del lobo… No, mis amigos no contaban. Los tres eran especiales a su manera y eran distintos al resto, pero no. Ellos no. Total, después de los tres largos meses después de mi desmayo en plena calle, aún no existía ningún chico que pudiera reemplazar a mi amigo. Y yo me deprimía cada vez que lo veía acercarse a mí a darme un abrazo y un beso en la mejilla. Y yo tenía que fingir. Realmente odiaba esto. Si él supiera cómo mi corazón se aceleraba cada vez que lo hacía, sin duda dejaría de hacerlo y nuestra relación se enfriaría de nuevo, y esta vez por mi maldita culpa, por mis putas hormonas que no podían estarse quietecitas… Si, realmente odiaba ser chica…
Bill era el único que estaba al corriente de lo que pasaba en mi interior cuando su hermano hacía esas cosas tan despreocupadamente. Chicas, nunca os fijéis en el hermano de vuestro mejor amigo. Y menos si son gemelos. Aunque Tom no se percataba de nada, yo vivía con el miedo que un día, gracias a esa especie de conexión que tenían, o por alguna pelea que tuvieran, Bill se lo soltara. Si, chicas, Bill si se cabrea suelta cosas que no debería… Pero nada, no os preocupéis, que luego se disculpa… Nótese el sarcasmo…
Bill ya sabía todo lo que podía contarle sobre las jugadas de mis hormonas, y cada vez que podía, principalmente cuando estábamos solos, se reía de mí. Me decía que era idiota por creer que eran mis hormonas cuando era mi corazón el que suspiraba por su gemelo. Nunca entendí cómo Bill podía ser incluso más cursi que yo, ¡qué ya es decir! Pero, aún así y a pesar de sus risas me apoyaba en mi intento de borrar de mi mente la imagen del gemelo mayor… Y hasta se ofreció a presentarme a un amigo suyo…
Eso fue un completo desastre.
Ocurrió una mañana de principios de julio. Como todos los días fui a su casa tras hacer las tareas de casa que me obligaba mi madrastra a hacer, si, realmente suena a cuento de Cenicienta… Total, que como siempre me los encontré a los dos durmiendo a pierna tendida. Primero fui hacia la habitación de Bill, a los gemelos los habían separado hacia años porque montaban mucho jaleo por las noches y Simone tubo que poner distancia entre ellos. Lo encontré dormido boca abajo. Sin hacer ruido entré a la habitación y me acosté a su lado, también boca abajo, mirándolo como dormía… Era tan mono… Parecía un bebé pequeño, hasta parecía bueno… Pero todos sabíamos que era un rebelde sin causa… Empecé a tocarle la punta de la nariz con el dedo y vi como la movía molesto, yo me reí, me encantaba verlo así… Y por mi risa, comenzó a abrir los ojos muy lentamente y parpadeando en un par de ocasiones. Sonreí.
-Buenos días, dormilón…
-¿Qué hora es?
-Son las dos de la tarde…
-¿Ya? – empezó a levantarse y a frotarse los ojos. Ay que mono era… Asentí. - ¿Tom está dormido? – volví a asentir. Él sonrió picaronamente. – Despertémosle…
Realmente parecía un crío pequeño cuando tramaba algo en contra de su hermano. Dicho y hecho. Bajó un momento a la cocina y trajo con él un vaso lleno de agua. Me sonrió. Y nos dirigimos a la habitación de Tom. Sin hacer ruido abrimos la puerta y muy despacio Bill se acercó la cama. Y le vació el vaso de agua en los pantalones.
-¡Por Dios, Tom! Eres un guarro… ¿Te hiciste pis en la cama otra vez? – Dijo Bill escondiendo el vaso en el armario y mirándolo negando con la cabeza.
-Bill, por tu madre que es la mía… ¡Te juro que esta te la ganas! – el afectado se levantó de la cama de golpe y fue en busca de su hermano menor, el cual salió corriendo para no ser atrapado.
Yo miraba la escena con humor, siempre pasaba lo mismo, los dos siempre buscaban hacer rabiar al otro, no importaba cómo, todo valía. Era gracioso verlos pelear así, pero también tenían peleas que no tenían ni pizca de gracia. Y esas solían ser bastante desagradables. Gracias al cielo, esta no fue una de esas.
Los seguí. Habían llegado hasta la cocina con sus risas. Tarde un buen rato en llegar hasta donde estaban pues iba recogiendo todo aquello que ellos tiraban. Solo pensaba que era un alivio que Simone no estuviera allí en aquellos momentos para ver el estropicio que habían hecho sus hijos en su casa. Pero cuando llegué a la cocina, los vi discutir. Me escondí para saber de que hablaban. Abrí los ojos como platos cuando supe que el centro de su conversación era yo.
-¡¿Qué?! ¡¿Tú estás loco?! ¡Ni se te ocurra hacer eso, Bill…! No quiero a ese tío cerca de Sam… - le gritaba Tom al menor de los Kaulitz
-Estás paranoico, Tom, no va a pasar nada… - se defendía Bill
-Bill, ese tío es… un puto salido de mierda… Ni se te ocurra traerlo a casa cuando esté Sam aquí.
-¿Qué estás diciendo? ¿Te estás escuchando?
-Ya lo creo que sí… Cómo se te ocurra… - alguien llamó al timbre
-Ya es tarde… - sonrió Bill
Fui corriendo hacia la puerta para evitar que ellos salieran y descubrieran que les había estado escuchando. No entendía nada de lo que decían, pero me gustó la frase “No quiero a
ese tío cerca de Sam…” Sonreí para mis adentros a pesar de que sabía que eso solo era porque yo era como su hermana pequeña…
-¡Ya abro yo! – les exclamé ya desde la puerta.
-¡No! – Tom vino corriendo hasta donde yo estaba, cogiéndome de la mano y alejándome de la puerta en dirección de las escaleras. Seguía sin entender nada…
-Estás paranoico… - Bill abrió la puerta de la calle mientras su hermano me arrastraba escaleras arriba.
Estaba alucinando, ¿por qué Tom se comportaba así? Era imposible que fueran celos, yo jamás podría gustarle… Así que no entendía por qué esa actitud para conmigo…. Oh, claro, el amor de hermanos…
Un muchacho moreno y de ojos verdes entró por la puerta de casa de los Kaulitz y saludó a Bill con un apretón de manos. Era realmente guapo pero, no nos vamos a engañar, jamás superaría a mi Tomi… Negué con la cabeza para apartar ese pensamiento… Tenía que olvidarme de eso, tenía que fijarme en ese otro chico que mi mejor amigo me iba a presentar para olvidarme así de la sombra de su hermano…
-Hola, Tom… ¿qué tal todo? ¿Tú nueva chica? – le preguntó el ingrato a mi amigo. Este se giró y lo miró con una ironía mal disimulada.
-Oh, sí, Andreas, no molestes… - sin dar tiempo a que yo pudiera decir o hacer algo tiró de mí escaleras arriba en dirección de su habitación…
¿Andreas? ¿Era ése el amigo de Bill? ¿El que se suponía que me iba hacer olvidarme de Tom? No quería pensar mal, pero pensé que mi mejor amigo tendría mejor gusto para que mis futuras parejas… No era que el chaval fuera excesivamente feo, ni mucho menos, pero se le veía a la legua que era el típico coleccionista de chicas, tal y como el gemelo mayor y al parecer había una especie de pique silencioso entre ambos por conseguir a más chicas. No quería pensar mal pero lo último que yo necesitaba era un estúpido Don Juan que se le notaba a simple vista parecía más de la otra acera que de esta…
-Estúpido pijo de mierda…. Pero, ¿cómo se le ocurre a Bill...? ¿Cómo demonios se le pudo haber ocurrido…? – farfullaba mi amigo mientras buscaba algún calzoncillo limpio en el armario para cambiarse…
-Tom, explícame que mierda pasa porque no me entero de nada… - necesitaba saber por qué se estaba comportando así, algo a lo que atenerme… Me senté en la cama. Él me miraba a los ojos con una expresión dulce que hasta ahora pocas veces le había visto. Suspiró antes de acercarse a donde yo estaba y posar su mano sobre mi mentón haciendo que levantara la cabeza para mirarlo a los ojos.
-Eres demasiado inocente para dejar que ese tipo se acerque a ti… - y tras decir esas palabras que me habían dejado mas muerta que viva se fue al baño para cambiarse dejándome a mí sentada en la cama con la boca abierta y sin saber como tomarme lo que acababa de decirme.
-A ver, ¿me estás diciendo que vosotros si podéis salir con chicas y hacer de todo con ellas y yo ni siquiera puedo conocer chicos? – le solté cuando él salió del baño – Es injusto. Entiendo que no queráis que me hagan daño, es lógico, sois mis hermanos… Pero es injusto para mí. Tengo 14 años, no soy una niña…
-Sí lo eres…
-No, no lo soy, pero si eso es lo que piensas y tú te crees tan mayor, mejor es que no te juntes con niñas… - me levanté al tiempo que decía esto y me dirigí a la puerta. La abrí de golpe y salí echando a correr escaleras abajo poco después. Pude escuchar a Tom pidiéndome que me detuviera pero no le hice caso.
Tenía que salir de allí. Estaba enfadada de veras… ¿Con que solo era una niña? Genial… Se iba a enterar de quien era esta niña… Al llegar al vestíbulo abrí la puerta de la calle de golpe y salí fuera. Escuché que mi mejor amigo me llamaba, pero no le hice caso, tenía que alejarme de esa casa, tenía que alejarme del mayor de los gemelos. Corrí hasta la saciedad, era lo único que podía relajarme, despejar de mi mente sus palabras… “Eres demasiado inocente…” Sus palabras retumbaban en mi cerebro… Llegué a uno de los parques de la ciudad. Perfecto. Había chicos por todas partes. De mi edad y mayores… Algunos fumaban cigarrillos y lo que no eran cigarrillos… Me aparté de esos. Me recordaban a Tom, que hacía poco que había empezado también a fumar… Me senté en uno de los bancos, totalmente sola, ajena a todo cuanto pasaba a mi alrededor. Pensaba en como acercarme a uno de los chicos que había por allí. Era mono el chaval… Ojos claros, pelo rubio… Tendría unos 15 años… Tal vez 16… Recordaba haberlo visto por el instituto… Nunca me había fijado en él, pues como ya saben, mi mente estaba ocupada por otro chico… Pero tenía que hacer algo, demostrarle a Tom que no era una niña…
-¡Eh, preciosa! ¿Qué haces aquí tan sola? – levanté la cabeza y no me gustó lo que vi. Dos tipos se habían acercado a donde yo estaba. Y me dieron mucho miedo. Eran mayores que yo, al menos dos o tres años. Vestían pantalones vaqueros y camisetas negras que se ajustaban a sus enormes brazos. Tenían pinta de malotes y se notaba que eran de estos que no se andaban con tonterías. Quería escabullirme de allí. Había sido una mala idea. Tom tenía razón. Todavía era una niña. Y estaba sola. Esos tipos podrían conmigo sin lugar a dudas. Inventé una escusa.
-Espero a unos amigos.
- Que mal… No deberían hacer esperar a una chica tan linda… Eso no es de ser buenos amigos…
-Ehm… - no pude decir nada.
-Qué pena, nos hubiéramos divertido… - dijo uno de ellos levantando las manos mientras empezaba a darse la vuelta. Entonces lo vi. Tom estaba allí, justo detrás de los tíos, mirándome apoyado en uno de los árboles. La ira me inundó. Encima venía a espiarme. Se iba a enterar…
- Pero no vendrán hasta media hora más tarde… Podéis quedaros un rato… - ¿Qué demonios estaba haciendo? Sam tienes que salir de allí… Mi cabeza no me dejaba pensar en paz…
-Faltaría más… - los dos chicos se sentaron a ambos lados en el banco demasiado cerca para mi gusto… Pero no dije nada…
Estuvimos charlando largo rato y me reí mucho con ellos. Intentaba que él se diera cuenta de que no era una niña y que podía estar con más chicos que no fueran ellos. Pero lo cierto era que ninguna de sus bromas me hacía gracia, eran vulgares y muy atrevidos. Empecé a ponerme nerviosa cuando uno de ellos puso su mano sobre mi pierna y fue subiendo hasta mi muslo. El pánico se apoderó de mí...
Wow!!!! que lindo Tom, como cuidaba de sam y al parecer también le daban celos!!!! que bella historia de verdad me encanta, muchas felicidades!!!! siempre espero con ansias por el próximo capítulo.
ResponderEliminarahhhhhhhh
ResponderEliminarkiero saber
k sigue
esta super
i Bill siempre
tan
lindo cmo
siempre
!!!!!
atte kike kaulitz
jeje otro capitulo mas, esta increible y me gusto mucho.
ResponderEliminarGracias por subirlo y seguir
escribiendo, felicidades ^^.
Un Saludo, Elfire.
Me considero fan de esta historia, me encanta, muchas felicidades!!!!
ResponderEliminarOoOoH!! me encantaaa!!! joe Sam y Tom siempre estan con malos royos... :S
ResponderEliminarK weno cuando aparece Tom detras de los dos chicos del parke xk crei k les daria una paliza o algo asii xDD
FeLiiCiiDaDeSs por Tu FiiC!! es muuuuy buenooo!!
Uuenas!!!
ResponderEliminarPues nada me pasaba a ver como te iba esto
y te va de lujo parece hehe.
Tienes a muchas seguidoras xD, normal.
Venga sigue asi, besitos!!!